Zaquicoxol

-María Chiqui Ramírez / PUERTAS ABIERTAS

Memorial de Sololá, Anales de los kaqchikeles o Titulo de los señores de Totonicapán.

Buscando respuesta para saber quién es Zaquicoxol, releí el Memorial de Sololá y como siempre he encontrado muchas cosas que a las primeras lecturas pueden escaparse. Junto al Popol Vuj y los Libros de Chilam B´alam, Los anales de los kaqchikeles; es un libro que debe ser conocido por los guatemaltecos. Hay que considerar que el manuscrito fue traducido primero al francés y de ahí al castellano por personas que no tenían el idioma kaqchikel como primera lengua.

Escrito por Francisco Hernández Arana y Francisco Díaz descendientes kaqchikeles de Ajpop Achí Balam y el rey Hunyg, comenzó Hernández Arana a escribir el día Junlajuj (11) Aj, 18 de mayo 1493, relatando el origen de este pueblo desde su llegada a Tulán como chichimecas y de Tulán al área maya como toltecas, su larga peregrinación, sus batallas, sus derrotas, su revolución, la llegada de los españoles, la derrota, la quema de Iximché, el sufrimiento profundo, sus genealogías.

Registra el asesinato de Cahí (4) Ymox el 26 de mayo 1540; la orden del Papa Gregorio XIII para reformar el calendario el 2 de febrero de 1584. Después de 1590 cuando otros vecinos anotaron eventos importantes.

La peregrinación descrita en el Memorial de Sololá , que hicieron las siete tribus y trece parcialidades que venían del poniente llamado grupo Solano, llegó al área habitada por grupos mayas, podría ubicarse en el posclásico mesoamericano siglos XII / XIII de esta era.

Hay evidencias que la red de comercio se extendía hacia toda el área mesoamericana desde el periodo formativo 2 000 a 1 500 a. C. entre los olmecas (llamados yaquiab / olomans) y el ahora reconocido reino Kan que floreció en El Mirador, Petén, Guatemala con el resto de Mesoamérica.

«Las siete tribus y las trece divisiones de guerreros llegaron a Tulán, según contaban los abuelos (Gagavitz y Zactecauh). En pos de ellas llegamos nosotros los guerreros llevando los tributos”… (Que incluían calendarios). «Los Zutujiles fue la primera tribu que llegó a Tulán… fueron los kaqchikeles los últimos en llegar a Tulán» (p. 44)

El documento dice que estos yaquis fueron enviados por los toltecas a conquistar tierras para extender los lazos de poder económico-tributario. «Os tributaran rodelas, riquezas, piedras preciosas… calendarios rituales, calendarios siderales, flautas» (p. 43).

Relata que cuando iban bajando de Tulán (el cielo) a Xibalbá (inframundo maya) les fueron entregados los ídolos de piedra y madera. “Cada tribu había tomado su camino, vieron sus montes y sus valles» en la larga caminata desde el centro del actual México hasta el área maya.

Los sistemas de políticos de poder de las ciudades Estado Maya habían colapsado al rededor del año 900 d. C. Los pueblos se dispersaron llevando con ellos su legado científico como la matemática, uso de los calendarios, ritualidad, filosofía y estilo de vida; sus formas ancestrales de organización comunal, basada en la armonía del universo. Al paso del tiempo sus lenguas vivieron su propia transformación.

Los mayas se defendieron ferozmente. “Formidables eran en verdad, la ciudad y las casas de los Zuyva (¿Chichén Itzá?) allá en el oriente … nos pusimos a lanzearlos … fue terrible realmente cuando nos encontramos entre las casas … peleamos en sus casas, con sus perros, con sus aves de corral… atacamos una vez atacamos dos veces hasta que fuimos derrotados» (p. 50-51)

Los yaquis se mayanizaron tomando la lengua local se apoderaron de sus mujeres, su historia, su mitología, su tradición, para legitimarse como herederos de poderes divinos dentro de las concepciones mitológicas mayas. Los k’iches y kaqchikeles vivieron en armonía hasta mediados del siglo XV d. C., cuando después de la caída del rey Qikab los kaqchikeles fueron a fundar Iximché.

Contaban los abuelos Gagavitz y Zactecahauh que los mexicanos llegaron al monte Togohil (Tohil/Patohil) donde alumbró la aurora a la nación K’iche’, allí hallaron refugio para su «dios» Tohil. En Chiyol y Chiabak se encontraron con Qoxahil y Qobakil que eran magos (Mayas) que al ser amenazados de muerte, les aseguraron que eran parientes, hermanos. Salvaron la vida sometiéndose y colaborando con los invasores. Pasaron entre los volcanes que se levantaban en fila, el de Fuego y Hunajpu. «Allí se encontraron frente a frente con el espíritu del volcán de Fuego, el llamado Zaquicoxol». El que saca fuego con su pedernal, duende que cuida la montaña, guardián de las montañas.

«En verdad, a muchos ha dado muerte el Zaquicoxol y ciertamente causa espanto ver este ladrón», dijeron.

Allí en medio del volcán de Fuego estaba el guardián del camino por donde llegaron (los mexicanos) y que había sido hecho por Zaquicoxol.

«¿Quién es el muchacho que vemos?», dijeron.

Qoxahil y Qobakil fueron a ver y quisieron matar a Zaquicoxol con sus artes mágicas, pero Zaquicoxol dijo, «no me maten, yo vivo aquí, soy el espíritu del volcán y enseguida pidió vestirse. Al instante le dieron peluca color de sangre, peto color de sangre, sandalias color de sangre. Así se salvó de morir. Se vistió y descendió al pie de la montaña” (p. 53)

Los yaquis se asustaron en seguida porque oyeron hablar a los árboles y a los pájaros. Los pájaros se llamaban con silbidos pero eran los árboles los que hablaban.

Los registros históricos de este importante documento describen la noticia de la llegada de los españoles a Iximché, donde uno de los autores Francisco Hernández Arana nieto del rey Hunyg que tendría unos 5 años, cuenta “… que presenció la llegada de los Yaquis mensajeros del rey Moctezuma (II) rey de Mexicu el día uno Toj». Iximché 4 de julio de 1,510.

El Memorial de Sololá fue un documento abierto y fue enriquecido por otros autores quienes afirman ser descendientes del rey Balam Quitzé uno de los cuatro Balameb que también menciona el Popol Vuj y que fueron los primeros hombres creados, formados de masa de maíz y que tuvieron muchos hijos. Describe los excesos de los colonizadores, el sufrimiento sin paralelo sufrido por los pueblos indígenas

¡Encontré la referencia de Zaquicoxol! El guardián de los volcanes, el que se vistió del color de la sangre, del color de la lava que desciende del volcán. Ahora puedo terminar a Zaquicoxol, mi escultura en barro. Después les seguiré contando.


Memorial de Sololá. Versión de Adrián Recinos. Editorial Piedrasanta 2010.

María Chiqui Ramírez

Mayanista, Ajq´ij, escultora, ceramista, escritora. Nació en Guatemala a los 10 días de la Revolución de Octubre de 1944. Activista social identificada con sus raíces mayas. Miembro de Waxaq´ib Q´ojoom Guatemala y guía espiritual de Waxaq´ib Q´ojoom Toronto Council.

Puertas abiertas

Un Commentario

Susana 18/09/2018

Interesantísima e ilustrativa reseña de acontecimientos ancestrales.

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