Y viéndoles a los ojos…

Vinicio Barrientos Carles | Política y sociedad / PARADOXA

Una mentira no tendría ningún sentido a menos que sintiéramos la verdad como algo peligroso.
Alfred Adler

Mucho se ha comentado sobre el evento en el que el presidente James Morales anunció el pasado viernes 3 de septiembre que no renovará el mandato de la Cicig, cuyo periodo vence en un año, cabalmente el 3 de septiembre de 2019. Aunque una gran parte de la ciudadanía ha mostrado su sorpresa y su descontento por tal decisión, en sentido contrario y de forma realmente increíble, otro sector, mucho menor en tamaño, piensa que tal decisión no solo es atinada sino que ayudará al desarrollo de Guatemala, a través de un fortalecimiento de la lucha contra la corrupción y la impunidad asociada a los actos ilícitos que se han venido cometiendo. Desde mi perspectiva personal, no existe un lugar para la duda o la discusión al respecto de lo desastroso y nefasto de este comunicado, aunque, por otro lado, era de esperarse este tipo de atisbo, que muchos calificamos como patadas de ahogado. Sin embargo, de todo lo que diversos analistas muy acertados ya han abordado, deseo reparar de forma rápida en algunos aspectos particularmente inquietantes en torno al evento y al discurso que todos hemos podido evaluar.

Es evidente que el despliegue desmedido e infundado de las decenas de militares y elementos de la Policía Nacional es un claro intento de infundir temor a contravenir la decisión que el presidente ha tomado. Empero, ya se ha hecho ver que esta exhibición de poder nominal únicamente manifiesta la misma debilidad que al Sr. Morales le acompaña, pues aparte de los ministros de Defensa, de Gobernación y de Relaciones Exteriores, no pudo observarse ningún Consejo de Ministros que ante una decisión de tal magnitud se espera se hagan presentes. Muy por el contrario, en todo el discurso y en el lenguaje gestual y psicomotor de los presentes en el comunicado, puede captarse con bastante transparencia que se trata de una decisión personal del mandatario, y no una decisión de Estado.

Fotografía tomada de La Jornada.

Lo triste de esta situación es que el señor presidente pensará que el mensaje que subyace detrás de las palabras en su discurso pasará desapercibido por los observadores en las afueras de nuestro país, provocando la vergüenza de los ciudadanos que tenemos algunos dedos de frente, pudiendo entrever la obscuridad de una intimidación que implica un retroceso en la historia de nuestro país, y un retroceso de al menos cuatro décadas. Como bien declaró el senador estadounidense Patrick Leahy: «El anuncio del presidente Morales, en compañía de militares uniformados, de que se opone a la renovación de la Cicig, pocos días después de que la Corte Suprema remitiera al Congreso una petición para levantar su inmunidad por violar las leyes de financiamiento de campaña, ha puesto estas dos realidades en una curso de colisión».

Además del exceso de uniformados y del mensaje de fuerza militar, se ha insistido en lo deplorable del uso de los carros blindados Jeep J8, que fueron donados para el combate contra el narcotráfico, y que aparecieron circulando la sede capitalina de la Cicig, en una clara intimidación de posibles acciones violentas en contra de los funcionarios, y en particular del comisionado Velásquez, a pesar de la inmunidad diplomática que la ONU le confiere a los colaboradores de la Comisión. Vale tomar nota que el impropio despliegue de fuerza ocurrió horas antes de que el presidente anunciara su decisión de no renovación del mandato de esa instancia. Al respecto, nuevamente senadores y analistas estadounidenses se pronunciaron en contra de lo inadmisible de tales acciones.

Imagen elaborada por Vinicio Barrientos Carles con fotografía de Prensa Libre.

En el discurso, después de exponer y describir las razones por la cuales la Cicig no debe continuar en nuestro país, el presidente dice: «Finalmente, le recuerdo al pueblo de Guatemala, que sus instituciones y sus funcionarios… NO está obligado a acatar órdenes ilegales». En esta frase, llama la atención del singular con el que termina, que apunta a un tácito sujeto referido a él mismo: «[el presidente] no está obligado a acatar…».

En el fondo del mensaje resulta alarmante que varias declaraciones son extremistas, llegando a resultar paranoides y violentas, en varios sentidos, al afirmar, «…preocupaciones que el Estado de Guatemala tenía respecto al actuar irresponsable de la comisión y de muchos de sus integrantes, violando nuestras leyes e induciendo a personas e instituciones a participar en actos de corrupción e impunidad… sembrando el terror judicial en Guatemala». Nada podría estar más lejos de la verdad socio política del país.

Sin embargo, el detalle que ha llamado poderosamente mi atención, es el uso de cierta frase que ahora es de manera convergente un indicador de falsedad y engaño. Específicamente, Morales dice en el minuto cinco de su discurso: «Les recuerdo a todos, y viéndoles a los ojos, porque tengo la seguridad de lo que digo, que todo nuestro Gobierno…». Por mentira entendemos una declaración realizada por alguien que sabe, cree o sospecha que es falsa en todo o en parte, esperando que sus interlocutores le crean, de forma que se oculte la realidad en forma parcial o total. Es difícil establecer cuando alguien se convierte en una persona mentirosa compulsiva. Posiblemente alguien que ha crecido y se ha desarrollado a través de la mentira, es decir, de alguien que ha obtenido lo que tiene, posesiones o estatus, con base en el falso proceder y el falso decir. Se diga lo que se diga, existe un acuerdo ético y moral que condena al hipócrita y al mentiroso, que repudia a la persona falsa. En este sentido, se afirma que no hay peor calidad humana que la de aquel que, aún sosteniendo la mirada, puede mentir, y puede ocultar de forma sistemática sus más obscuras intenciones. Siguiendo esta línea de pensamiento, no es la primera ocasión, y seguramente no será la última, en la que se verá a la persona que actualmente ocupa la presidencia de nuestro país, afirmar e insistir que lo que dice es la verdad, pidiendo que puede ver a los ojos sin bajar la mirada.

Fotografía tomada de Prensa Libre e imagen de La Paseata.

Las últimas palabras de James Morales demuestran una megalomanía exacerbada, cuando expresa la siguiente aseveración, tautológica y vacía: «Finalmente, creo que puedo decir que Guatemala es amigo y aliado de nuestros amigos…» En este sentido, en recientes publicaciones he insistido cómo el ejercicio del poder puede trastornar la conducta de las personas, y en el caso de nuestro presidente, las sintomáticas características del síndrome de Hybris son indiscutibles, por la forma en que se expresa, las actuaciones que realiza, y el total convencimiento que transmite en sus palabras y en sus mentiras, con una creciente brecha entre su forma de ver las cosas y la correspondiente realidad.

No sabemos qué sucederá en las próximas semanas, pero deseo terminar estas observaciones con las palabras de la congresista estadounidense Norma Torres, quien ha resultado ser una compatriota fiel comprometida en esta lucha sin par: «Pido al pueblo guatemalteco que se ponga de pie para que se escuche su voz, y que no permita que el presidente Morales retrase el importante progreso que se ha logrado. El pueblo guatemalteco merece un gobierno que responda a sus demandas. Por mi parte, prometo hacer todo lo que esté a mi alcance para garantizar que el presidente Morales y su Gobierno rindan cuentas…».


Fotografía principal tomada de El Mundo.

Vinicio Barrientos Carles

Guatemalteco de corazón, científico de profesión, humanista de vocación, navegante multirrumbos… viajero del espacio interior. Apasionado por los problemas de la educación y los retos que la juventud del siglo XXI deberá confrontar. Defensor inalienable de la paz y del desarrollo de los Pueblos. Amante de la Matemática.

Paradoxa

3 Commentarios

Vinicio Barrientos Carles 18/09/2018

Muchas gracias Carlos, por tus amables apreciaciones. Siempre es un gusto saludarte. Abrazo!

Carlos Vásquez 05/09/2018

Atinado artículo. Ánimo Vinicio. Un fuerte abrazo.

    Vinicio Barrientos Carles 18/09/2018

    Muchas gracias Carlos, por tus amables apreciaciones. Siempre es un gusto saludarte. Abrazo!

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