Y sigue la yunta andando…

-Antonio Móbil / LANZAS Y LETRAS

No cabe duda que la crisis integral que abate a Guatemala ha despertado en todos los sectores del país muy serias dudas sobre las causas reales que la produce. Entre los puntos que se debaten, se encuentra en primer término la sobreactuación del imperio norteamericano que ha asumido la dirección soberana del estado desde 1954, año del derrocamiento de Jacobo Arbenz. Otra corriente de opinión la hace recaer sobre la oligarquía nacional que, unificada en el Cacif, se ha convertido en un bastión inexpugnable que impide la realización de un diálogo nacional, propiciatorio del entendimiento racional de los problemas enunciados en los Acuerdos de Paz, reconocidos por el decreto 52-2005 del Congreso de la República. Una tercera corriente basa su aserto en el asalto que son las pandillas militares quienes han gobernado al país tras bambalinas.

Por otra parte, desde 1945, fecha inicial del gobierno de Juan José Arévalo sucedido por Jacobo Árbenz, a los tres sectores enunciados en el párrafo anterior, se sumaron los rectores de las iglesias más influyentes del país para iniciar la demonización de la izquierda, a la cual calificaron, según Manolo Vela, con epítetos como …los rusófilos, los zánganos, los filocomunistas, los tontos útiles, los esbirros de Moscú, los comunistoides, los marxistas, los verdugos, los chacales, los esbirros, los chacales con indumentaria humana, los pícaros, los camaradas, los rojos, los rojillos, en pocas palabras: el diablo.

A todo ello hay que agregar que desde 1954 el Ministerio de Educación emitió nueva legislación con el objeto de suprimir las normas pedagógicas basadas en el humanismo liberal ortodoxo y propiciar el automatismo globalizador, cuyo enfoque esencial radica en el individualismo y en su lema time is money.

El resultado de estos roles característicos, acrecentados por el Gobierno actual, ha abierto la puertas a las grandes corporaciones transnacionales -sobre todo inversoras mineras y generadoras de energía eléctrica- bajo condiciones carentes de marcos regulatorios adecuados que salvaguarden a las comunidades rurales, indígenas o no, y destructoras de su entorno natural.

Ha llegado a tal grado la sociedad guatemalteca que en la actualidad es motivo de estudio el informe denominado «Transnacionales, oligarquía y criminalización de la protesta social: el caso de Guatemala», que evidencia que nuestro país ha llegado al límite de la degradación de las condiciones de vida de sus habitantes y se ha convertido en un modelo para adecuar la conducta ciudadana y su respuesta e indefensión ante los abusos de los poderes dominantes.

Es ostensible que las diferencias surgidas actualmente entre la oligarquía nacional unida al círculo de militares y civiles que manejan al irresoluto ser que se dice presidente de la República, están insubordinados contra el imperio. Saben, sin duda alguna, que su escisión abre la puerta a los políticos corruptos, tal como ya sucede con los diputados que aprovechan la coyuntura para cometer actos irracionales que provocan a la mayoría del pueblo. Lo mismo ocurre con los jueces venales quienes han convertido en un mercado al organismo judicial. ¿Hasta donde llegará esta contingencia?

Imagino que los nuevos «próceres» guatemaltecos comunes en los pasillos de poder en Washington recuerdan atemorizados el Acta de Independencia del 15 de septiembre de 1821 para urgir a sus corifeos que se apresuren a dictar órdenes imperiales que aseguren el estado de cosas vigentes desde 1524 y evitar movimientos que pretendan recordar la década de democracia y así … «prevenir las consecuencias q. serían temibles en el caso q. la proclamase de hecho el mismo pueblo».

Antonio Móbil

Escritor, editor, poeta, diplomático, apasionado por la vida y la belleza, defensor de la justicia y la equidad en todas sus acepciones y contextos. Exiliado por su pensar y decir, ha descubierto en la reflexión sobre la plástica una de sus grandes pasiones.

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