Luz Lescure | Política y sociedad / LUCES
Parece mentira, pero es cierto, Martinelli quiere regresar a Panamá. No se conocen bien sus intenciones, pero luego de estar casi un año, desde el 14 de junio pasado, en una penitenciaría del Estado de Florida, EE. UU., en un cambio total de actitud en su defensa, rechaza voluntariamente los documentos sobre su fianza y habeas corpus que habían enviado a las autoridades norteamericanas, documentos legales que dificultaban su derecho a la extradición. Además, escribió una carta de cuatro páginas al Gobierno y al pueblo de los Estados Unidos de Norteamérica, divulgada por sus abogados, en la que estipula lo siguiente, entre otras cosas, «Quiero que el Gobierno estadounidense sepa que siempre estuve al lado de Estados Unidos cuando fui presidente».
Esta misiva, firmada por Martinelli y enviada el 14 de mayo pasado, se refiere a algunos «eventos» que demuestran que su administración fue siempre 100 por ciento pro estadounidense. Y en la misma confiesa su sumisión total a los requerimientos de la CIA sobre espionaje, operaciones clandestinas e injerencia diplomática.
Los diarios panameños la publican y hacen carnaval con ella. Algunos la alaban y esperan con ansias su regreso, otros la repudian y dicen que si regresa deberá cumplir con su condena en Panamá.
Es impresionante como un gobernante que repudió en su momento un acuerdo de extradición existente entre Panamá y EE. UU., ahora, muy consciente de la importancia del respeto al derecho internacional (porque le conviene), dice que se acogerá al mismo y que respetará el convenio de extradición.
En la misiva se declara como un «perseguido político», «mártir» y víctima de una «vendetta» orquestada por el actual presidente de la República y su Gobierno.
Persecución o no, este expresidente, y muchos otros antes que él, deberían ser sentados en el banquillo de los acusados por haber jugado con el dinero de los contribuyentes panameños, por haber robado dinero que pertenecía al Estado panameño, por haber jugado con la salud del pueblo al darle a la niñez panameña comida vencida y por tantos otros crímenes como los pinchazos telefónicos. Con tan solo haber olvidado que la clase política está al servicio del pueblo, que ellos son servidores públicos y que sus salarios provienen de los impuestos que paga con su sudor el ciudadano común, es motivo para acusar y juzgar a un político.
Luz Lescure

Poeta, escritora y académica panameña. Licenciada en Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá, estudios de post-grado en la Universidad de Oxford, Inglaterra. Ha publicado los poemarios Volvería ser mujer, El árbol de las mil raíces, Añoranza animal, La quinta soledad y El mundo es un silencio. También los libros de relatos El obelisco de mi abuelo y La sonrisa de la primavera. Publicó La práctica diplomática, libro académico utilizado en universidades centroamericanas.
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