Vía crucis del cliente

Rodrigo Pérez Nieves | Política y sociedad / PIEDRA DE TROPIEZO

A lo mejor por eso es que el país no se reactiva y no por otras razones.

Por razones de parqueo, no acudí a la agencia bancaria de la cual me considero «cliente», sino que fui a la sucursal que está con mejor ubicación de parqueo. Empezó el vía crucis: no habían boletas, por lo que el encargado de la seguridad me envió con la recepcionista, quien me indicó que hablase con el «jefe de agencia», el «jefe» me hizo esperar un tiempo largo, le hablé nuevamente y llegó el esperado «disculpe, aquí están». Al llegar a la ventanilla y para aliviar la tensión, saludé con un «qué bonito día», no obtuve respuesta. Cuando terminó la transacción le dije «qué amabilidad de empleados». Salí de la agencia bastante molesto.

Seguro que a usted le ha sucedido lo mismo. Tal como es el servicio al cliente en nuestra querida ciudad no quedan muchas alternativas. Apuesto a que le cobraron más de lo pactado, o que le desconocieron las condiciones del trato y que cuando trató de presentar un reclamo lo pasearon por todas las operadoras de la empresa, con la honrosa excepción de la señora del aseo.

Podría apostar, además, que cuando ya estaba harto de esperar y oír excusas, pidió hablar con un gerente y le contestaron que estaba en una reunión. O tal vez le tocó alguna de esas empresas donde se dan respuestas geniales, como por ejemplo «lo siento, señor, el gerente de atención al cliente no atiende clientes» o «dice el señor gerente que no lo puede atender, tiene un asunto urgente que atender». Claro, en una empresa así, seguramente el gerente de ventas no vende, el de operaciones no opera, el de administración y finanzas no administra y el gerente general, bueno… ni hablar.

Imagen proporcionada por Rodrigo Pérez Nieves.

Uno contrata los servicios de las empresas porque espera de ellas un trato respetuoso y acorde con la oferta que le hacen, y no espera tener que andarse preocupando de que el contador de energía funcione bien, que la línea tenga tono, que el diario escrito le llegue el día del tiraje, que la «cajera» del banco donde usted es cliente lo atienda con amabilidad o que el empleado municipal sea eficiente. Tampoco espera uno tener que estar revisando la cuenta todos los meses en detalle para ver si se está cobrando lo correcto. Hay, de verdad, muchas razones para enojarse.

Aprovecho sugerirle a los empleados de las empresas de servicio lo absurdo que resulta para un simple cliente tener que lidiar con sus errores o mal humor. Recuerde que el cliente es la razón de ser del trabajo para el que fue contratado. Digo… ¿no?


Rodrigo Pérez Nieves

Ingeniero graduado en Alemania, columnista durante 12 años en el periódico El Quetzalteco, con la columna Piedra de tropiezo. Colaborador con los grupos culturales de Quetzaltenango y Coatepeque. Catedrático en la URL en la carrera de Ingeniería Industrial, sede Quetzaltenango. Libros escritos: Pathos entrópico (poesía y prosa), Cantinas, nostalgias de un pasado y el libro de texto universitario Procesos de Manufactura.

Piedra de tropiezo

Un Commentario

René Boroughs 14/04/2018

Agradable articulo, de muy amena lectura y sobre todo reflejo de la realidad cotidiana. Agradable digo, que no « dable » como alguno de los bancos de la imagen. Agradecido sea el que con su DPI no ha vivido la desgracia de tener que pagar un crédito con condiciones « agrandables »
En efecto, el oro sigue siendo el centro de atracción permanente de la humanidad.
https://www.youtube.com/watch?v=0XW9XN_vDaA
No por mucho tiempo voraces usureros del presente y del pasado. La moneda virtual comienza a tener cada día mas espacio en la economía actual.
https://bitcoin.org/es/
Pronto veremos la alegre eficiencia en nuestro pais implantada a jamas. Veremos los agradables estacionamientos vacios pues toda transacción y compra se haran a distancia.
Ante tales espantos abro los ojos al infierno de lo cotidiano. Respiro el humo de las camionetas, apago mi celular para no mandar ni recibir mas sms a mis agradables amistades virtuales.

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