Rita Ma. Castillo | Arte/cultura / SOMOS ARTE
Veo, veo, te preguntaban. ¿Qué ves?, contestaba uno.
No sé quiénes de ustedes jugaron ese juego de niños, pero a mí me encantaba, podía pasar horas de horas jugándolo, y siempre hacía que me percatara de detalles, de personas o de situaciones que, de no estar jugando o atenta a ganar, nunca me hubiera percatado. Al recordar este juego y por algunas situaciones que me han tocado ver en los últimos días, recordé con nostalgia a esos días tan alegres y me pareció perfecto mencionarlo al escribir esta nota.
Siempre vemos únicamente lo que queremos ver, nos quedamos con lo superficial, miramos a las personas como nosotros creemos que son, sin tomarnos el tiempo de ver cómo son en verdad, incluso a veces con nuestros comentarios catalogamos a alguien o le ponemos una etiqueta de lo que nosotros creemos que hacen o son, sin nunca en realidad darnos el tiempo o darles la oportunidad de mostrarse a nosotros.
En estos días, conocí a una artista increíble, muy destacada en Guatemala, su nombre es Teresa Cevallos, y luego de deleitarme con algunas de sus piezas que tenía en exposición en su lugar de trabajo, me deleité con tan enriquecedora plática que me regaló. Honestamente no fue como que lo planeara o la citara, simplemente por trabajo coincidimos y fue una divina coincidencia, siempre aplaudo a las personas que comparten conocimiento y están dispuestas a hacerlo con todos. Ella es el ejemplo perfecto de esto, muy genuina y sencilla estuvo dándome un par de tips y consejos muy útiles y valiosos para mí, y entre todo lo que platicamos me quedó sonando una frase muy fuerte mi cabeza: «a la gente le gustan mis flores, soy famosa por mis flores, pero cuando pinto algo que no son flores, no me aceptan» . Y sí, es cierto, sus flores son espectaculares, pero nos perdemos de obras impresionantes por querer ver solo una parte de su arte, por querer únicamente a sus flores.
Te catalogan y te encierran con llave, te cortan las alas, te bloquean procesos creativos, te limitan, no te dan permiso de fallar, de experimentar, de explorar. Entiendo perfectamente de que tu fin es complacer a un cliente en trabajos donde se te contrata para algo específico, pero cómo cambia cuando alguien te da la libertad de crear sin limitarte, sin encapsularte, no te dejan llevar un mensaje claro de la forma que tú, como experto, lo crees mejor, se conforman solo con lo que ellos creen es lo mejor y no te dejan mostrarles otras alternativas, incluso mejores. No aplica en todos los casos, aclaro, honestamente me ha tocado hacer de todo y al final de cuentas hay trabajos donde, al ver el resultado final, sabes que si te hubieran dado libertad y hubieran confiado en tu experiencia y profesionalismo, hubieras logrado algo increíble y no solamente entregar un trabajo cumplido y bien hecho.
Cada quien es libre de expresarse como mejor le parezca, y es libre también de explorar nuevas formas y mejorar técnicas. Cuando no te dejan fluir en lo que sos experto, sino que te acostumbran a solo cumplir, te hacen un mal, te hacen repetir una fórmula y nunca te dan chance de fallar, de aprender. Creo que uno de los momentos cuando yo más he crecido es cuando me he caído, cuando he fallado, porque han sido momentos que han hecho no solo mi trabajo mejor, sino han enriquecido mi vida.
Seamos más abiertos a percibir el mundo desde muchas perspectivas, abrámonos a nuevas posibilidades, inventemos nuevos métodos, creemos nuevas formas y así como disfrutamos esa libertad, démosela a otros, tratemos a todos como a nosotros nos gusta ser tratados, nos gusta la libre expresión, pues demos también la libertad a otros de expresarse, y disfrutemos la variedad para crecer y aprender.
La vida no es una fórmula a repetir para ser feliz y tener éxito, qué triste sería que solo nos dijeran qué hacer o solo nos dieran una opción de hacer las cosas. La vida es para decidir, los caminos nos acercan a lo que soñamos o a lo que nos hace feliz, para aprender y disfrutar en el camino, sin afectar a otros en mi caminar.
Espero que cada día cada uno de nosotros se tome en tiempo de preguntarle al prójimo… ¿qué ves?… y de la misma forma que preguntamos, seamos capaces de escuchar qué ven y cómo lo ven, respetarlo, aprendiendo y disfrutando del camino.
Fotografía por Rita Ma. Castillo.
Rita Ma. Castillo

Diseñadora industrial, apasionada por el arte, con ojos curiosos, corazón colorido, coleccionista de historias, relatos y vivencias con extraños. Descubrí el arte como una herramienta sanadora, como una medicina, dicen que las cosas llegan a la vida cuando deben llegar y a mí el arte me encontró y me rescató. Vivo de eso, y amo haber encontrado mi propósito de vida en ayudar al prójimo por medio de mi tesoro, por medio de mi arte, aprendo cada día y me nutro de color, historias y trazos.
0 Commentarios
Dejar un comentario