-Sindy Hernández Bonilla / SIMBIOSIS–
El ser humano aplaza o recuerda.
No vive en el presente sino que mirando hacia atrás se lamenta de su pasado,
o haciendo caso omiso de las maravillas que le rodean
se pone de puntillas para adivinar el futuro.
Pero nadie podrá ser feliz y fuerte
hasta que aprenda a vivir con la naturaleza en el presente,
por encima del tiempo.
Pensamientos para el futuro, Ralph Emerson
Posiblemente necesitamos disminuir las revoluciones a ese ajetreo cotidiano. A ese corre-corre que no nos permite ver y darnos cuenta de lo que hay a nuestro alrededor, para ver a otros seres vivos que llevan a cabo múltiples actividades.
Pero para apreciarlo, seguramente necesitamos salir del ocio mercantilizado, por ejemplo, aún en las zonas urbanas, contemplar la dedicada tarea de los gorriones en su labor de construir un nido. O los pájaros carpinteros picoteando los troncos de los árboles para cavar su nido.
… La hiperactividad de ciertas hormigas que siempre con prisa buscan cualquier miguita, pedazo de hoja o insecto para llevarlo a su colonia.
… La adaptación de los zanates al entorno urbano y que en muchas ocasiones sin temor alguno toman de la mesa un trozo de pan.
… El trabajo minucioso de las mariposas o las abejas para recopilar néctar de las flores.
¡Cuánto nos perdemos! ¡Cuánto no vemos! Y es que vivir de prisa no necesariamente es vivir mejor.
Detenernos a ver la vida, eventualmente ayuda a recordar que no somos los únicos seres vivos en la Tierra, que solo somos una especie más entre las aproximadamente diez millones de especies, y en donde los mamíferos no son el grupo dominante.
Y aunque esta cifra solamente es aproximada, posiblemente lo más importante es evidenciar que la especie humana es ínfima, y aun así está haciendo mucho daño a otras especies, a los ecosistemas e interfiriendo en los procesos ecológicos.
Además, el ser humano dentro de la cadena alimenticia es un depredador y un consumidor (heterótrofo), es decir que obtiene su alimento de otros. Se alimenta de lo que otras especies producen, incluida la energía. Se beneficia de las múltiples interacciones ecológicas, de los servicios ecosistémicos como el agua, paisaje natural, alimento, entre otros. Y , y, pese a ese aprovechamiento, lo perjudica, lo está acabando.
Jorge Riechmann recuerda que el agotamiento de los recursos naturales, el deterioro de los ecosistemas, la destrucción de la diversidad biológica, y el calentamiento global “merman las posibilidades de una vida buena y lo que queda es una simple vida humana sobre la Tierra”.
Seguramente necesitamos un poco de humildad y menos arrogancia para ver y recordar que nuestra existencia es posible gracias a interrelaciones con otras especies biológicas. Pienso que vale la pena detenernos, observar y preguntarnos de dónde proviene todo lo que consumimos, por ejemplo, el agua que bebemos, con la que nos duchamos, lavamos platos o el vehículo, de dónde provienen los alimentos, etcétera.
Si apreciamos la vida, la podremos valorar y respetar, o en palabras hechas versos por Pablo Neruda en su sonata Con algunos pinos:
…hay tierras dentro de la tierra
pequeñas patrias descuidadas …
hagamos profesión terrestre
toquemos tierra con el alma.
Fotografía: Finca Chaculá, Huehuetenango, por Sindy Hernández Bonilla
Sindy Hernández Bonilla

Amo la naturaleza y por ende la vida. Me apasiona trabajar y siempre estoy aprendiendo. Tomo en serio y empeño lo que hago: el trabajo, mis relaciones, mi entorno. Escribir es un ejercicio que además de estimular mi creatividad, permite compartir algunas de mis inquietudes y reflexiones principalmente de la biología o la ecología.
Un Commentario
Bello texto que nos hace reflexionar sobre lo más importante: la vida.
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