Carlos Castro Furlán | Política y sociedad / PERSIGUIENDO EL HORIZONTE
A mediados de 1985 se inició en Guatemala el proceso de la llamada «vuelta a la democracia», que no fue más que una estrategia de los militares para quitarle apoyo político a los grupos insurgentes que pretendían tomar el poder a través de una revolución armada.
Esta estrategia, desarrollada por los mandos militares, dio como resultado la elección de Vinicio Cerezo Arévalo como el primer presidente democráticamente electo de la nueva era, que no fue sino una reproducción de las «democracias de fachada» que la geopolítica norteamericana impulsó en Centro América en su afán de contener la consolidación y el avance de los movimientos populares y revolucionarios en la región.
Parafraseando a Karl Von Klausewitz quien dice que «la guerra no es más que una continuación de la política por otros medios», podemos decir que en el caso de Guatemala «la política no es más que una continuación de la guerra por otros medios», y así lo entendieron los militares, los políticos tradicionales y el Gobierno de Estados Unidos, quienes tenían la certeza de que para derrotar a la guerrilla guatemalteca había que vencerla no solo militarmente, sino que también políticamente, para arrebatarle las banderas de las reivindicaciones populares que enarbolaban.
Vinicio Cerezo inauguró su gobierno con un discurso de corte populista, queriéndose convertir en el heredero político de Manuel Colom Argueta, el líder del FUR asesinado en 1979.
Las buenas intenciones de Vinicio Cerezo de impulsar medidas a favor de las clases populares fueron aplacadas rápidamente, ya que a menos de un mes de haber iniciado su mandato ya tenían organizado el primer intento de golpe de Estado y así fue vuelto al orden de las bayonetas en donde son los «cachuchudos» (militares) el verdadero poder detrás del trono.
De allí para adelante el Gobierno de Vinicio Cerezo se limitó a cumplir con los deseos de los grupos económicos que financiaban la guerra contrainsurgente y por supuesto quedó a merced de los militares.
El logro más significativo del gobierno de Vinicio Cerezo fue la creación del Grupo de Esquipulas para impulsar un proceso de paz en Centro América, haciendo la propuesta de que se entablaran conversaciones entre los grupos de la oposición armada de Guatemala, El Salvador y Nicaragua con sus respectivos gobiernos.
Esta iniciativa fue muy exitosa y después de muchas rondas de negociaciones se firmaron acuerdos que permitieron bajar la intensidad de los conflictos en la región.
Por esta iniciativa de Vinicio Cerezo le fue otorgado injustificadamente el Premio Nobel de la Paz al presidente de Costa Rica, Oscar Arias, cuando en realidad el gran artífice de esta propuesta fue el presidente de Guatemala.
El cálculo político que hicieron los estrategas del Departamento de Estado rindió sus frutos, ya que en 1990 derrotaron en Nicaragua al Frente Sandinista y a Daniel Ortega en las urnas con la propuesta alternativa de Violeta Chamorro, quien se convirtió en la primera presidente mujer del área.
En El Salvador lograron contener las ofensivas del Frente Farabundo Martí integrando a este grupo de insurgentes al juego democrático de las elecciones. Dichosamente el Frente Farabundo Martí guardó sus estructuras organizativas y en pocos años se convirtió en alternativa electoral para las masas desposeídas de El Salvador, en la actualidad detenta el poder del Estado.
En Nicaragua el Frente Sandinista volvió al poder después de dos derrotas electorales y aún Daniel Ortega es el gobernante de esta nación.
En Guatemala, las diversas facciones insurgentes agrupadas en la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, después de un largo proceso de negociación que culminó con la firma de los Acuerdos de Paz en diciembre de 1996, aceptaron integrarse a la vida civil y al proceso del juego electoral para conquistar el poder.
En un primer momento, cuando se formó el partido político Alianza Nueva Nación, el cual con solo tres meses de campaña electoral obtuvo 12 diputaciones, la vox populi repetía que para la próxima elección la exguerrilla sería la que gobernaría Guatemala.
Así hubiera sido la historia si se hubiera seguido la guía de Alfonso Bauer Paíz, don Poncho, quien fue el artífice de la formación de este partido, y no hubieran aflorado las ambiciones de muchos compañeros a quienes los obnubiló el brillo de la plata fácil y la comodidad de los recursos obtenidos a través de la cooperación internacional.
El partido de la exguerrilla (ANN) se dividió en una infinidad de fracciones, ya que cada individuo que pudo formó una ONG y se hizo dueño absoluto de los recursos obtenidos.
Uno de estos partidos (UNE) llegó al poder con Álvaro Colom como presidente, pero para ese entonces ya había perdido su raíz popular y se convirtió en otro político tradicional.
Los otros movimientos que provienen de la antigua guerrilla se han convertido en grupúsculos marginales que no tienen una votación significativa, y lo único que les interesa a sus dirigentes es mantener la vida de privilegios que han conseguido a partir de la negociación de los principios que un día ya lejano dijeron tener.
Pero no todo es negativo en el recuento de la actualidad política en Guate Maya, se ve una luz que empieza a brillar al final de ese túnel tan oscuro.
La luz tiene nombre y se llama Movimiento de Liberación de los Pueblos (MLP), que es la alternativa política que con mucho esfuerzo e inversión de muchos años ha logrado crear el Comité de Desarrollo Campesino (Codeca).
Los miembros de este partido político son campesinos, obreros, indígenas, mestizos, capas medias urbanas y rurales, empresarios preocupados por el desarrollo del país y estudiantes que en su momento estuvieron integrados a los grupos de la llamada «izquierda» y que se vieron engañados por ella, ya que los dejaron abandonados a su suerte y no les dieron ninguna asistencia para que se pudieran integrar de nuevo a la sociedad civil.
Con esa fuerza y ese coraje que tienen nuestros pueblos originarios y los campesinos mestizos, Codeca se ha venido organizando desde hace más de 25 años, discutiendo desde las organizaciones de base en las comunidades su programa de gobierno y las reformas que la población más desposeída de Guate Maya quiere impulsar en un Estado Plurinacional y Multilingüe.
Los planteamientos contenidos en su propuesta de Asamblea Popular Multinacional y Plurilingüe no son ideas que se le hayan ocurrido a ningún intelectual, sino que es el sentir de la Guate Maya profunda, la que al final de cuentas es el motor económico y social de este país.
Me llena de alegría y esperanza que surja una alternativa política popular que se presente a las elecciones, ya que eso nos muestra que Codeca ha interiorizado la máxima de Lenin quien plantea que «el Estado es un órgano de dominación de clase» y la clase trabajadora debe acceder al poder del Estado si es que quiere impulsar los cambios que anhela.
No todo es oscuridad en Guate Maya. Yo hago mías las palabras del poeta costarricense Isaac Felipe Azofeifa: «No te preocupes hermano si la noche está oscura. El cielo se pone más oscuro cuando empieza a amanecer». Y yo le agregaría, «En la obscuridad, empieza a brillar la luz de Codeca».
Fotografía principal tomada de Pixabay.
Fotografías dentro del texto proporcionadas por Carlos Castro Furlán.
Carlos Castro Furlán

Ciudadano de Guatemala y del mundo. Sociólogo, economista, internacionalista y libre pensador. Exprofesor de la Universidad de San Carlos. Amante de la música, de los libros y de todo lo bueno. Mi pasión han sido el futbol, la carrera de larga distancia (maratón), los libros, las revoluciones y los procesos sociales en donde la organización popular ejerce cambios en favor de las mayorías.
0 Commentarios
Dejar un comentario