Una de muros

Leonardo Rossiello Ramírez | Política y sociedad / LA NUEVA MAR EN COCHE

Finalmente se celebró en Berlín el Primer Simposio Internacional del Muro y la Muralla Divisorios y Protectores. Ya era hora. Los murólogos, divididos entre quienes sostienen que padecemos de muritis y quienes defienden la tesis de que solo hay un sano revival del muro y la muralla en nuestros días, escucharon las ponencias y debatieron el tema durante tres intensos días.

Si bien los participantes no llegaron a ningún acuerdo al respecto -un muro sigue dividiendo los bandos-, al menos lograron un consenso: la continuación del debate ha quedado abierta. El segundo encuentro de murólogos se realizará en la localidad mexicana fronteriza de Tijuana dentro de dos años. Se espera para entonces novedades en el terreno y nuevos avances en el extramuros teórico.

Como clausura estelar del simposio, un tribunal estableció un ranking de popularidad de los mejores muros y murallas del mundo. En el evento de Tijuana se actualizarán los resultados, en una nueva clasificación.

Entre las curiosidades a destacar figura que se presentaron a la justa de cierre centenares de muros y murallas de todos los tiempos y regiones. Por ese motivo un comité ad hoc tuvo que llevar a cabo una preselección, de manera que al fin compitieron solo cincuenta.

Otra nota es que en la discusión y acuerdo sobre los criterios se admitieron muros virtuales, muros proyectados, muros no necesariamente humanos y muros in progress.

La purga fue rigurosa y llegó a concitar protestas diplomáticas. Entre los eliminados figuró el Muro de los Lamentos: «Por cierto -explicó el comité-, se trata de un muro con sus méritos, segregador, que bien divide poblaciones, clases, etnias y religiones, y también es cierto que un muro hecho y derecho siempre acarrea quejas, pero lamentablemente no es un muro en sentido estricto, sino restos de un templo».

El resultado de las deliberaciones del tribunal fue el siguiente:

Número 10: la Gran Muralla China
La construcción, de 21 200 kilómetros de extensión y de entre cuatro y siete metros de altura, patrimonio de la humanidad, una de las siete maravillas del mundo moderno y obra anónima de millones de trabajadores, finalmente entró en el top ten. Hay quienes dicen que la clasificación fue el resultado de un compromiso entre ponerla en el número uno y dejarla afuera, por china, como deseaba el POTUS. De todos modos, EE. UU. terminaron aprobando sanciones contra los miembros del tribunal.

Número 9: el Muro de Berlín
Esta obra maestra de la Guerra Fría fue destruida por orden directa del POTUS de entonces, Ronald Reagan, al papá de la perestroika, Mijail Gorbachov. Hoy otro POTUS supervisa uno mejor, más extenso y, sobre todo, para deleite de sus connacionales, más cercano (ver muro número 5). Entusiasta murófilo, este individuo llegó a proponer al ministro de Relaciones de España que ese país construyera un muro «hermoso» en el desierto del Sahara.

Número 8: el Muro de Israel-Palestina
Parcialmente construido sobre territorio palestino (¿no es un detalle fino?), es una eficaz cortapisa a todo sueño de solución winwin de «dos Estados». Entre las consideraciones del Tribunal figura el hecho de que fue construido con el entusiasmo y beneplácito de quienes tomaron la iniciativa y con la amargura y oposición de quienes la sufren, lo que parece ser una constante de todo muro o muralla divisoria y protectora. El tribunal trató en todo momento de ser ecuánime, y atender a la visión del otro. «Unos podrán haberlo bautizado “El Muro de la Vergüenza” -puso el comité en la fundamentación-, pero otros podrían haberlo bautizado “El Muro del Orgullo”».

Número 7: los muros entre Irlanda del Norte e Irlanda del Sur
Los ingleses, pueblo ingenioso, fueron los exitosos inventores del campo de concentración, pero no pudieron inventar el muro, porque ya el emperador Adriano les mandó poner uno en casa. En cambio, copiaron vehementemente la idea. Desde los acuerdos de paz de 1998 entre el IRA y el Gobierno del Reino Unido, la cantidad de muros que separan católicos de protestantes en Belfast (siguiendo en eso una impecable lógica), aumentó: hay ahora un buen centenar, según un reciente estudio de la iniciativa Belfast Interface Project.

Número 6: el Muro de Adriano
Con sus 135 kilómetros de largo, es por ahora la muralla más larga de Europa. Fue decisivo para la alta puntuación obtenida el hecho de que aparece representado en la serie de El príncipe valiente. Sigue siendo un misterio por qué Adriano no mandó hacer un canal en vez de un muro, cosa de aislar a las incomprensibes tribus salvajes del norte, antecesores de los actuales escoceses.

Número 5: el muro de EE. UU.-México
Este delirio alcanzó su puesto en el top ten debido a las pretensiones de que sean las víctimas quienes lo financien -toque innegablemente genial- y en que, una vez realizado, se convertirá en el muro más largo y odiado del continente.

Número 4: los muros de los muralistas mexicanos
Se argumentó que las representaciones pictóricas de estos muros dividen y separan eficazmente a los buenos de los malos, promoviendo visiones en blanco y negro inclusivas: los daltónicos pueden disfrutar de ellos tanto como los no daltónicos.

Número 3: los muros antivirus
Uno de los favoritos. Junto con su causa, un invento deslumbrante que beneficia incluso a los consumidores de todo tipo de pornografía y perversiones. Que no sean obstáculo para que el Gran Hermano se entere de las actividades ordenatrices del consumidor les ha impedido figurar entre los dos finalistas.

Número 2: los muros de grafiteros
Por ahora no se les ha ocurrido pintar los alambrados de estancias y gallineros, pero con esta salvedad, hay grafitis en muros de todas las ciudades del mundo, incluida Beijing, donde recientemente pintaron uno junto a una consigna que pone: «Gloria eterna a la Pandilla de los Cuatro». Esos muros pintados separan las opiniones de los ciudadanos acerca de, justamente, la bondad o no de esos grafitis.

Número 1: el Muro de las Arañas
Con sus 300 metros de largo, esta gigantesca telaraña que apareció en la localidad de Aitoliko, al oeste de Atenas, separa claramente a los aracnofóbicos de los aracnófilos, a los arácnidos de sus víctimas y a los turistas de las playas. El tribunal ha querido premiar no solo la originalidad del muro sino también el claro perfil de igualdad de género que, cual hilo conductor, permea la magnífica obra: «En su rápida y laboriosa construcción -reza la fundamentación- participaron hombro con hombro tanto araños como arañas».

Esperemos que el encuentro de Tijuana abandone el estatuto de simposio y se transforme en congreso, ya que el interés por los muros y murallas divisorios y protectores va en aumento. No sería de extrañar que, por entonces, ya esté en marcha la Gran Muralla Europea Contra la Inmigración. Y quién sabe; quizá se haga nomás en el Sahara, resulte de verdad hermosa y pueda ingresar con sus méritos en el próximo top ten.


Fotografía tomada de VT Actual.

Leonardo Rossiello Ramírez

Nací en Montevideo, Uruguay en 1953. Soy escritor y he sido académico en Suecia, país en el que resido desde 1978.

La nueva mar en coche

6 Commentarios

Román Presno 03/10/2018

Realmente, lo admuro, señor… creo que es necesaria una inMUROterapia urgente…

Gerardo Gutiérrez 01/10/2018

Brillante ironista, como siempre, Leonardo. Tal vez se podrían agregar por ahí los muros mentales que también fracturan conciencias.

Otello Xaubet: 01/10/2018

Amigo Rossiello, y según informe de muchas fuentes, también se construye un muro de plástico para disminuir las razas marinas … de aquí «la mar en coche y los peces en sobres de te verde» …

mabel 30/09/2018

Brillante, Leo. Me encanto.
Felicitaciones

Horacio Xaubet 30/09/2018

Brillante, Leo! Cómico, ma non troppo…

Sebastián 30/09/2018

Muy bueno Sr Rossiello. Un tema candente pero, además, clásico.

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