-Raúl de la Horra / PUERTAS ABIERTAS–
El diputado Manuel Conde Orellana afirmó muy serio este viernes 15 de septiembre, caminando hacia el Congreso mientras iba custodiado por sus guardaespaldas a la reunión de urgencia que anularía las absurdas disposiciones que ellos mismos habían aprobado dos días antes a favor de la corrupción y que desataron desaprobación y cólera general, que la gente que estaba manifestándose y gritando en las calles -gente mayoritariamente joven, pero también gente de todas las edades, incluyendo familias con niños- “está ebria o está drogada”, y que “no está en su sano juicio”.
Es una declaración curiosa, porque él mismo presenció parte de la manifestación, y de ella solo retuvo los pitidos, los reclamos y consignas contra la corrupción y contra el gobierno, así como los reproches contra él como diputado. Su afirmación es una reacción ingenua y risible para defenderse, pero suele ser típica de todos los viejos amigos de la corrupción y de la transa en Guatemala, que son mentes conservadoras y retrógradas marcadas por una fuerte inclinación antidemocrática que simpatiza con las ideas y valores del fascismo.
Dichas personas, representativas de sectores no necesariamente acomodados de la clase media, acusan a todos aquellos que pasiva o activamente cuestionan la acción torpe y equivocada del Gobierno, así como las decisiones del Congreso que apoyan la corrupción, de no estar en su sano juicio, o de estar locos, es decir, de estar fuera de sí y de haberse vuelto incontrolables, de ser personas impulsivas y sin raciocinio.
Paralelamente, nos topamos enseguida con otra acusación típica, complementaria de la anterior, que consiste en acusar a los manifestantes de ser unos “extranjeros terroristas”, como lo afirmó el diputado Estuardo Galdámez desde el búnker del Congreso. “Ninguno de esos manifestantes que están allá afuera son guatemaltecos”, dijo, como sobreentendiendo que los “buenos guatemaltecos” no pueden salir a protestar a las calles, que eso solo puede ser la obra de peligrosos extranjeros.
Ambos juicios, o prejuicios, que suponen que los guatemaltecos que protestan son gente idiota además de loca, impulsiva y sin raciocinio, manipulada o dirigida por extranjeros izquierdistas o comunistas (“terroristas”, se entiende), son las dos grandes afirmaciones que todo imbécil guatemalteco incapaz de utilizar el cerebro para pensar, porque es amigo o simpatizante de la corrupción y de la impunidad, suelta y repite cada vez que puede, en la prensa, en los cocteles y en las redes.
Nos encontramos así, frente al retrato típico del «enemigo interno» (que suele ser considerado como “shumo”, “muco”, “indio”, “resentido”, “oenegero”, “parásito”, “wannabe”, “recha”, “ateo”, “extranjero”, “marero”, “sancarlista”, “izquierdista”, etcétera), construido durante años por la inteligencia militar en las épocas del conflicto armado en Guatemala para justificar cualquier cantidad de asesinatos y de actos represivos contra la población civil, y que por lo visto sigue impregnando el imaginario y el inconsciente de muchas élites económicas, políticas y militares, a pesar de que los acuerdos de paz fueron firmados en 1996.
Todo ello, con el fin de desvirtuar la toma de conciencia y las expresiones de la protesta popular, tachándolas de actos “perturbadores del orden” para justificar eventualmente una reacción violenta por parte del poder Ejecutivo, lo que significaría su propia autodestrucción, puesto que la lucha contra la corrupción, en el alma de los guatemaltecos sinceros, no tiene ya marcha atrás.
Raúl de la Horra

Escritor, novelista, columnista de opinión, docente universitario y psicólogo. Ganador en 1995 del Premio Novela de la Fundación Mario Monteforte Toledo por su obra Se acabo la fiesta. Ha vivido y trabajado largas temporadas en Francia, Alemania y Colombia.
Un Commentario
Ante las evidencias a casi dos siglos de distancia, con la Independencia lograda hace l96 años, gracias al impulso patriótico de un grupo de mujeres encabezadas por doña Dolores Bedoya de Molina, uno se pregunta si aquel gesto heroico y sincero seguirá en vigencia …….
Dejar un comentario