Luis Felipe Arce | Política y sociedad / EL CASO DE HABLAR
Según la Real Academia de la Lengua Española por «bizarro» se conoce a una persona valiente, arriesgada, generosa, lúcida y hasta espléndida… sin embargo, en los idiomas europeos y muchos de influencia inglesa, el término «bizarro» se conoce y se aplica de muy distinta manera, ya que se le relaciona con algo truculento, retorcido, excéntrico y hasta estrafalario.
En otras palabras, lo que para la lengua española significa lo bueno y lo mejor, para las otras lenguas es todo lo contrario: la fanfarronería, lo tenebroso, los alardes, la desfachatez, la prepotencia… el mal gusto.
Este término, «bizarro», deriva de la palabra inglesa bizarre que etimológicamente significa: «extraño», «raro», algo que se hace de manera retorcida, con apariencia y conducta errática.
Bizarro, fue un personaje de ficción que apareció por primera vez en un cómic de Super Boy (octubre 1958), posteriormente fue recreado por Lex Luthor en las historietas de Superman que tanto nos divirtieron en los años de nuestra niñez.
En el «mundo bizarro» todo es al revés; el mayor héroe es el más grande traidor, el zoológico es el lugar donde los animales observan a los hombres. En ese mundo todo se hace en sentido contrario a lo generalmente establecido, no se respetan reglas; ahí se premia y se justifica la injusticia y se desvaloriza el esfuerzo honrado y la meritocracia, donde ser honrado se ha vuelto sinónimo de ser pendejo y donde el que NO es sucio no prospera.
Centrándonos en la interpretación inglesa y europea del referido término, irremediablemente tenemos que llegar a la conclusión de que, actualmente en Guatemala, vivimos en un «mundo bizarro».
Cuando vemos cómo manipulan la política nuestros gobernantes, ministros, jueces, magistrados, diputados, alcaldes y demás funcionarios públicos, con el respaldo de un periodismo acomodaticio y afianzado por oscuras fuerzas económicas de poder. Todos ellos, en un frente común, generando paradigmas y desviaciones antojadizas como si fueran normas de vida, orquestando falsas expectativas, rumores y cortinas de humo para ocultar sus más nefastas y subyacentes intenciones.
Solo en un mundo al revés, como el nuestro… se puede pensar al revés.
Si no me cree, analicemos algunos ejemplos: ¿cómo puede ser posible que se aumente desmedidamente el presupuesto del Ejército y se recorte, de un plumazo, parte del presupuesto de la única universidad nacional?
¿Cómo es posible que la laguna de lagartos, que es el Congreso de la República, le autorice un aumento salarial multimillonario a un gremio magisterial dirigido por un borracho, trasnochado y manipulador activista sindical, extorsionista de la educación, que no trabaja, solo vegeta; en perjuicio de la calidad educativa pública que es de las más atrasadas y obsoletas en América?
¿Cómo es posible que mientras el jefe de conserjes del Congreso gana más de 30 mil quetzales al mes, un médico de la red hospitalaria reciba un sueldo miserable por desempeñar una labor noble, sacrificada y humanitaria?
¿Cómo es posible que una diputada, corruptaza de capa y espada, que con fondos públicos construyó una carretera hacia una aldea inexistente con destino final a un spa de su exclusiva propiedad, ahora impulse una ley que pretende crear los delitos de acoso y violencia política que sancionen a las personas que critiquen a funcionarios y candidatos a cargos públicos?
¿Cómo es posible que un diputado, más enajenado y chiflado que El Chaparrón de Chespirito -parásito del erario nacional- impulse una ley «anti invasiones en contra de la propiedad privada» por «grupos delictivos organizados que operan al margen de la ley»?
¿Cómo es posible que un viceministro de Gobernación, que se supone es garante de la seguridad nacional, sea buscado por la Interpol por integrar un aparato clandestino que participó en, al menos, siete ejecuciones extrajudiciales de reos fugados del Centro de Alta Seguridad, Escuintla, en 2005?
¿Cómo es posible que un dirigente comunitario de Alta Verapaz sea enviado a prisión política, sentenciado a más de siete años de cárcel cuando su pecado fue denunciar el desvío y contaminación del otrora caudaloso río Cahabón que afecta a cientos de comunidades Q’eqchies, en beneficio de las hidroeléctricas Renace, propiedad de los poderosos Multi Inversiones Gutiérrez-Pérez?
¿Cómo es posible que la Cicig, que es el único y verdadero intento serio por luchar abiertamente en contra del monstruo de las mil cabezas llamado corrupción, sea atacado abiertamente por el gobierno central, bloqueando su cobertura, ya que, como indicó el comisionado Iván Velázquez en su mensaje a distancia del viernes 9: «de muy poco sirve la más perfecta y completa investigación criminal, si los delincuentes continúan controlando a su antojo la impunidad»?
Definitivamente… indudablemente, estamos viviendo en un mundo al revés, donde un corrupto anhela que haya más corruptos, porque eso le significa consuelo o justificación… y le permite dormir mejor.
El ser humano, así retorcido, pasa la mayor parte de su vida pensando pretextos para atenuar el remordimiento propio. Para borrar claudicaciones y compromisos, necesita la infamia ajena para sentirse menos infame.
Cierro los ojos y veo a Trump y a Jimmy, por ejemplo, y se me ocurre pensar que, irremediablemente, este es un «mundo bizarro», dicho en el más puro sentido inglés, claro está.
Luis Felipe Arce

Guatemalteco. Ingeniero civil, por varios años gerente de Producción para Centroamérica de una importante corporación mundial dedicada a la fabricación de materiales refractarios y aislantes. Actualmente, consultor independiente.
3 Commentarios
Excelente artículo mi querido hermano Luis
Casi muy bueno, justo y exacto, «casi todo» pero si difiero de tu concepto oficioso respecto a Bernardo Caal, pero ese tema es para tratarlo en su oportunidad. Sigo agradeciendo tus exposiciones. Gracias Guichín.
Excelente! Muy bueno…
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