Tu palabra

Byron R.Titus | Política y sociedad / TRANSFORMACIÓN

Hasta que la muerte nos separe… muertos, mártires, santos…

Bien sostienen algunos expertos en el tema que el marco de referencia primario para formarnos es la familia. Afirman que es la base sobre la que de niño sentamos nuestra personalidad, nuestros principios, valores, la palabra. Conforme crecemos, vamos fortaleciendo dicha base y en ese proceso formativo llegamos a ser nosotros. Nunca un producto final, pero en una evolución constante. Desafortunadamente muchos llegan al final de su jornada sin saber en realidad quiénes fueron o son. Nunca llegan a realizar su potencial, ni siquiera a intentarlo.

Afortunadamente, como los que se fueron antes, sé lo que soy. Aún recuerdo mi pasado y mis muertos, mis desaparecidos, mis poetas y mártires. Tengo una idea bastante clara de hacia dónde quiero llegar. Sé que para eso es preciso recordar muy bien aquel marco referencial de experiencias para asentar pie o esquivar obstáculos o trampas. Es imprescindible la verdad bien asentada sobre la realidad. En mi marco referencial, aprendí como ellos a llamar las cosas por su nombre, a que la verdad se debe decir a costa de cualquier riesgo o incomodidad y que las opiniones personales se deben sostener por difícil que sea. No siempre lo hice, pero aprendí con aquellos y desde entonces me esfuerzo por hacerlo, por vivir bajo ese código que frecuentemente entra en conflicto con los códigos de los demás o la falta de los mismos de aquellos que transitan la vida por azar.

Pensando en esa vena, el otro día conversábamos sobre la soltura con que algunos, por reflejo, hacen ofrecimientos sin verdaderamente tener la intención de honrarlos. Por ejemplo, en conversación casual frecuentemente se escucha: «Estoy a tus órdenes», «Ya sabes vos, cualquier cosa me dejas saber», «Faltaba más, mi casa es tu casa», «Para lo que necesites aquí tienes un amigo», «Contá conmigo» y miles de estribillos sociales que se repiten sin razonarlos.

Estos valores se han puesto a fuego en Guatemala, con otra clase de individuos, sobre todo durante los días del conflicto, cuando algunos ya no podíamos seguir viviendo en nuestras casas y muchos precisamos –para salvar el pellejo–, vivir en constante movilidad. Esa experiencia nos dio la oportunidad de conocer mucho sobre este tipo de «ofrecimientos» y lo fugaces que pueden ser cuando, como se menciona al principio, no se tienen bases ni principios en que fundamentarse. En estos días de santos y muertos, recuerdo como con mis compañeros y compañeras buscábamos un aventón en carro, un rincón donde pasar la noche, dinero para la camioneta, comida, en fin, tantas cosas de las que la mayoría de personas no tienen ni idea de que son tan necesarias cuando se anda en esas circunstancias.

¡Ah la palabra!, «no ofrezcas si no vas a cumplir» se reafirmaba. Por ejemplo: «A las 6 de la tarde en la avenida Bolívar». Esa cita era sagrada, quizás de vida o muerte y había que llegar contra cualquier obstáculo. Allí estábamos los de siempre, los que dijimos para lo que fuera. «Hoy a las 9 de la noche en la Florida». Allí llegábamos los de la foto, sin excusa ni pretexto.

Ahora… nadie puede llegar, pues la mayoría están muertos o dispersos, desaparecidos sin rastro para mandarles un texto, un whatsapp, un correo: «Flavio, a la parada de la burra», «Conrado, allí en la esquina del café», «Chinito pasaron por economía»… Breve pero claro, asentado en aquellos valores que no permitían faltar, ni mentir, ni acobardarse.

Ellos, mis santos, mis muertos, mis mártires tenían esa formación sobre una conducta de vida inclaudicable. Al pan pan, al vino vino, porque su palabra lo era todo y sabían que de ella quizás dependía no solo su vida, sino también la tuya. GRUPO DE ANDINISMO DE ARQUITECTURA -JPT… en el día de los muertos y santos ¡presente!


Byron R.Titus

Sociólogo, investigador científico y transformador. Conferencista y asesor internacional. Actualmente director del Regional Resource Center en Webster MA. Fundador y director del Centro de Transformación a la Excelencia. Vivo fuera de Guatemala desde la noche del dia de la virgen de Guadalupe 1975. Mi cumpleaños es el 15 y 16 de julio, resido -hasta que San Juan baje el dedo- en Nueva Inglaterra, EUA. Amante de las artes, particularmente la literatura y la música.

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