Trilogía de la culpa, el dolor y la soledad

Luís Eduardo Ramírez | Arte/cultura / ¡QUÉ FUSAS!

También nosotros tenemos culpa
Nuestra cultura sobre otra cultura invisibilizándola
nuestros templos sobre otros templos
nuestros obeliscos sobre otros obeliscos
nuestras ropas sobre otras ropas
nuestra estirpe sobre otra estirpe.

Nuestros colores de piel negados, y sus colores por nosotros apropiados.
También nosotros tenemos culpa, no es solo culpa blanca, es también mestiza.
Pueblos enteros negados como si no representaran,
idiomas enteros llevados a la muerte y al desinterés
y sus hablantes masacrados por su diferencia, su visión cultural y su tez.

¡América, qué grande eres y qué potencia latente!
¿Pero… por qué tantos libros, arte y monumentos
de culturas viejas al fuego que ardía latente?
¡Ay Diego de Landa!, tarde te arrepentiste,
¡eras parte del clérigo… de esos jumentos!
Y de esos buenos hombres a la vez.

Claro que llevamos la culpa como capucha;
aunque no la sintamos, ahí está,
viene de vez en cuando a nuestras mentes y procesos reflexivos.
No se construye un pueblo destruyendo otros,
ni se habla de un Dios bueno y piadoso con piras y látigos.

Es que lo nuestro no es solo culpa sino hipocresía
y si hipocresía, no menos cobardía.
Porque vencimos a esos pueblos en desventaja tecnológica,
porque nos aliamos a ellos para vencerlos,
porque aprovechamos su división a nuestro favor.
y por ese mérito pírrico nos gloriamos,
y aunque Homero haya dicho que de los latinos grandes cosas vendrán
habrá que expiar la culpa histórica y corregir lo que no nos da virtud
para volver al destino que Homero visualizó.

¿Por qué en vez de darles una espada en la batalla
les vencimos con sus macanas?
¿Por qué nuestros cañones contra sus lanzas?
si se sabe que Zeus usa sus rayos, no contra humanos, sino contra otros dioses.
¿Que porque los dioses son caprichos, que porque es el destino que unos pueblos venzan a otros?
Claro que se puede hacer un imperio así,
pero será un imperio de cartón, casi con la duración de una bacteria
porque lo que es realmente ambicioso, construye y no destruye
y se mantiene en esa dinámica en la infinidad del Universo
lo que es realmente fuerte, indestructible y bueno, no pierde sus características de nobleza.

¿En dónde quisimos enterrar nuestra culpa?
pues, primero en nuestras oraciones,
también en nuestras donaciones
otra vez se nos ocurrió enterrarlas… en fosas comunes.

De la historia quitamos algunas páginas
¡Qué limitados!
como que si la historia no se pudiera reconstruir.

la forma más frecuente de enterrar culpa que tenemos es nuestro hedonismo … y el olvido.

La culpa nos tiene ciegos y con miedo,
y hace que nuestros placeres sean cortos,
que nuestros logros sean baratos,
que nuestros proyectos sean mediocres.

Todos tenemos culpa: en el norte, en el sur, en el este y en el oeste.

También nosotros tenemos dolor
También nosotros tenemos dolor,
por aquello que perdimos,
por haber sido vencidos,
por el yugo que nos pusieron,
por el rito y la religión que nos impusieron
pero que a la vez aceptamos,
por el despojo de nuestras tierras,
por habernos aliado con el enemigo,
para vencer a otro enemigo que
en todo caso, era de nuestra clase.

También nosotros sufrimos y nos lamentamos.
Por no habernos liberado del dogma a tiempo,
por no habernos hecho a la mar
o haberlo hecho poco. Y fue del mar que nos vino la tragedia.

También nosotros nos equivocamos,
por mutuamente hacernos la guerra,
por haber sacrificado tantos súbditos que hubiesen sido necesarios.
Nos equivocamos al cansar la tierra,
con nuestras enormes avenidas de cal
para comunicar nuestras ciudades Estado,
al no hacer alianzas con los que nos eran más semejantes
… por subyugar pueblos que creíamos más débiles que nosotros.

La mejor manera que encontramos para distraernos del dolor,
fue con nuestros placeres,
con reproducirnos para no desaparecer,
con libaciones del sagrado elixir de la naturaleza,
con acercarnos a otros pueblos que no nos vencieron,
otros Tonatiuhs…

Con hacernos un patrimonio
por la nostalgia de lo que perdimos en la guerra y en el proceso de conquista.
También nosotros tenemos dolor de
hablar el idioma de los vencedores
e ir hablando menos el de nuestros abuelos y antepasados,
por no luchar por transmitir el idioma a nuestros hijos,
nos duele que nuestros hijos, por practicidad no hablen nuestros idiomas milenarios.
Dolor de que nos han absorbido y les hemos absorbido.

Nosotros también estamos solos

Sin saber si somos o no somos,
solos y empobrecidos durante siglos,
repitiendo el estribillo de «soy ladino… o soy mestizo».
Sin tierra, sin pureza, en el limbo, sangre nueva que se une con otra, una y otra vez,
Sangre aguantadora para el trabajo duro, sangre inteligente para bajarse los pantalones
por los que acumulan todo, a base de robo, a base de avaricia y a base de negar lo que es del César, al César.

Nosotros también miramos afuera,
estamos segregados, formamos el grueso de los habitantes,
hicimos nuestros los signos de los liberales,
el culto de los conservadores,
cantamos su himno, gritamos sus consignas,
secundamos las guerras de los revolucionarios,
nos arrimamos a la casa de nuestros deudos,
ofrecimos nuestra fuerza e intelecto a personajes «blancos puros», pero reducidos.

Nosotros también estamos solos,
entre el desprecio de los naturales puros
y un desprecio igual o tal vez mayor de los criollos.
No podemos decir que somos «insulares»
porque nos reprochan el bronce de la piel o a veces la mancha mongólica.
No podemos decir que somos naturales porque nos achacan apropiamiento de la cultura.
y si la movilidad social nos lleva a un estatus mayor
también nos reprochan el primer o el segundo apellido,
la piel, el volumen de los activos,
y la falta de abolengo y conocimiento del protocolo.

Nosotros también estamos solos entre tantos que sienten culpa y entre tantos que sienten dolor.


Luís Eduardo Ramírez

Todo lo relacionado con «el uso de los dedos y lengua» es lo mío, y cuando digo esto, me refiero al gusto por las armónicas en tonos C, D, G y A. Y claro, los instrumentos de cuerda, sean pulsadas o frotadas, además de aquellos de acción de tecla. Por otro lado, el interés por las coyunturas, las culturas y la música.

¡Qué fusas!

Correo: jails817@gmail.com

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