Tres ministros magos y un procónsul amigable

-Virgilio Álvarez Aragón / PUPITRE ROTO

El presidente, electo por apenas 36 % de los electores inscritos, vive en el mayor estado de gracia y alegría que se podría imaginar. Ya no tiene que fingir sonrisas, hoy le salen del alma. Los que se consideran dueños del país, esos que a escondidas y con vergüenza financiaron su campaña y la de casi todos los candidatos comprables, han hecho pública su absolución y, lo más importante, no le han pedido, siquiera, el menor propósito de enmienda. Podrá continuar quedándose con los vueltos, tal vez ya no en el Ministerio de la Defensa, pero lo podrá hacer en el de Salud, Comunicaciones, Agricultura o Cultura, que al fin de cuentas tiene en Finanzas a uno de los tres ministros magos.

Porque, por arte de magia, aquellos tres ministros que en un arresto de honestidad y dignidad dispusieron renunciar en bloque, también en bloque decidieron quedarse. Chofer, gasolina, sobresueldos y otros negocios no son fáciles de dejar, mucho menos si quien les nombró e impuso al inicio del mandato, con otra cara, con otro acento, pero siempre en inglés, llegó y les dijo: ¡se quedan!

Cuando renunciaron dijeron que lo hacían porque el presidente y sus aliados, con sus comportamientos a favor de la corrupción y la impunidad, no les permitían ya cumplir con sus agendas. Pero ni el presidente se ha movido un milímetro de su diván, mucho menos dejado de disfrutar desde allí sus delicadas viandas, ni los aliados supuestamente incómodos e inmorales han dejado de oler a escatol. A pesar de ello, se han quedado en sus puestos, demostrando que son tan comprables, o más, que los que permanecieron en el gabinete declarándole amor y fidelidad eterna a quien les dio sueldos y bonos significativos. Su precio puede estar tasado en otros metales y valores, pero lo que ha quedado demostrado es que su renuncia no tenía nada que ver con dignidad, honestidad, patriotismo o coherencia, sino con una puesta en escena desde la Avenida Reforma y séptima calle que resultó fallida porque el guión, en inglés, fue revisado para obtener las mejores ganancias.

Los ultranacionalistas de ayer ahora callan y se congratulan, no porque el país se sacudió la supuesta malsana imposición extranjera, sino porque, tal parece, ese poder extranjero está ahora de nuevo juego en el equipo de ellos. Porque a los del Cacif, como al Taquero, lo que les importa son los negocios, sin entrar en consideración su legalidad y licitud.

Si el finado Byron Lima hizo negocios turbios con su protector, el alcalde capitalino, como también lo hacía con el ahora defenestrado Pérez Molina, y si Jimmy Morales cobra indebidamente en el Ministerio de la Defensa y no presenta informes de cómo manejó las finanzas de su campaña, haciendo suponer que desde entonces se ha quedado con los vueltos, son cuestiones que hay que dejar de lado, porque lo que importa, dicen Felipe Bosch y Antonio Malouf, es generar “la posibilidad de atraer inversiones nuevas al país”. No dicen que van a reinvertir acá sus millonarias ganancias, porque eso sí les huele a escatol.

La bullaranga nacionalista, como el falso grito por la honestidad y la probidad han perdido sentido y razón para todos ellos. Tanto para los grandes empresarios, como para los funcionarios de ocasión, que presumen de eficaces y decentes, pero resultan igual de oportunistas y falaces como los hasta hoy encarcelados.

El nuevo administrador de esta finca llamada Guatemala, desde sus oficinas de la Avenida Reforma ha traído paz y tranquilidad a los corazones de capataces y habilitadores. Él no vino a regañarles ni a exigirles buen comportamiento, pues para eso está el nuncio, quien con sus anillos de oro no solo los absuelve sino les regala indulgencias.

Resta, por lo tanto, saber si las clases medias, esas que paso a paso se han ido indignando por lo rastrero y vil del comportamiento de las élites políticas, se contentan ahora con repetir y acompañar en coro las irresponsables y oportunistas palabras de Bosch y Malouf, solo porque han sido bendecidas por Arreaga y el acicalado Thevenin, o si, por le contrario, el discurso contra la corrupción y la impunidad ha llegado para quedarse en la sociedad guatemalteca.

La cuestión no será fácil. La sociedad tendrá que enfrentar millonarias campañas a favor de los corruptos, colmadas de mentiras y amenazas. Si bien 64 % de electores que no votó por Jimmy Morales tiene todo el derecho a exigirle presentarse a los tribunales, así sea que quienes lo financiaron quieran tener dos años para cobrar sus facturas, la cuestión no se resolverá solo en los tribunales y palacios; las calles, plazas y avenidas tendrán que colmarse de gente para hacer posible el basta.

Imagen tomada de Guatevisión.

Virgilio Álvarez Aragón

Sociólogo, interesado en los problemas de la educación y la juventud. Apasionado por las obras de Mangoré y Villa-Lobos. Enemigo acérrimo de las fronteras y los prejuicios. Amante del silencio y la paz.

Pupitre roto

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