Mario Polanco | Política y sociedad / NO MÁS IMPUNIDAD
Complicado se vislumbra el futuro, debido a que no existe la suficiente infraestructura en vías de comunicación y transporte público para que cada día se traslade cerca de un millón de personas que necesitan ir a centros de estudio, trabajo y cualquier otro tipo de actividad.
Los primeros días luego de reabrirse el país, fue notorio el incremento de personas en las calles, sobre todo de vehículos automotores que empiezan llenar las calles y avenidas, provocando el acostumbrado congestionamiento.
En el momento actual no se ha reiniciado al cien por ciento la actividad del guatemalteco, todavía no se ha sentido el colapso en el que cientos de miles de personas tengan la intención de abordar uno de los pocos buses del servicio urbano. Aunque ya se trasladan en improvisados taxis, vehículos particulares en mal estado ofrecen llevar personas a las colonias más populosas; quienes aceptan, viajan apretados arriesgándose al contagio.
Antes del inicio de la pandemia que estamos viviendo, cada día, muchas personas tenían que viajar desde colonias alejadas del centro de trabajo. Dicho recorrido podía llevar de dos a cuatro horas, dependiendo de la cantidad de buses, ahora que tengan que esperar en la fila para mantener el distanciamiento social, posiblemente cada cola que antes era de una hora, empiece a durar dos o tres horas.
La calidad de vida disminuirá, cada persona deberá levantarse a las dos o tres de la mañana para abordar a primera hora los buses y llegar a sus trabajos a las cinco de la mañana y tendrán que esperar otras dos o tres horas hasta que abran las instalaciones.
El escenario anterior podría funcionar si las personas no se cansan de esa rutina que los mantendrá lejos de la familia y posiblemente sufriendo algún tipo de problema emocional. Pero podría ocurrir que la desesperación por retornar al seno de la familia provoque que las personas empiecen a arriesgarse y vuelvan a saturar los buses, con ello se podría incrementar el número de casos. Aunque la realidad es que eso poco o nada le interesa al Gobierno o a la iniciativa privada que han optado por el camino fácil, que implica volver a la normalidad como si nada estuviera sucediendo.
Preocupa que se haya acelerado el retorno a las actividades sin tomar en cuenta protocolos que debieron haberse cubierto, como la construcción masiva de ciclovías y el financiamiento para la adquisición de bicicletas, con ello se podría haber facilitado el distanciamiento social y, a la vez, aprovechar para que la población se ejercite por la necesidad de llegar a su destino.
De no adoptarse medidas encaminadas a enmendar errores, la población con menos recursos vivirá en condiciones infrahumanas, alejada del resto de su familia, y la niñez tendrá que sobrevivir sin la tutoría de un adulto, convirtiéndose en objetivo de grupos delincuenciales.
Mario Polanco

Graduado en la Universidad de San Carlos de Guatemala de licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, con Maestría en Seguridad y Defensa por la Universidad Mariano Galvez, actualmente director del Grupo de Apoyo Mutuo. Activista de derechos humanos, haciendo esfuerzos para que no haya más impunidad.
Correo: mariopolan@yahoo.com
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