Carlos Enrique Fuentes Sánchez | Política y sociedad / EL EDUCADOR
Más bien, ¡trabajadores guatemaltecos, UNÍOS! Ese debe ser el grito de los líderes de los trabajadores de todos los gremios de Guatemala, ante el impulso que retoman los dueños del poder político y económico del país para salvaguardar sus intereses tendientes a la corrupción y la impunidad.
Las categorías y los conceptos del materialismo histórico expresados a través del Manifiesto comunista de Marx y Engels, dado a conocer en agosto de 1848, siguen siendo válidos a la luz de los últimos acontecimientos ocurridos en el seno económico, político e ideológico de Guatemala.
La explotación del hombre por el hombre es evidente en las fincas de los cuatro puntos cardinales del país, en donde los trabajadores de campo apenas ganas Q 40.00 o Q 50.00 diarios, a pesar de que el año pasado fuera establecido un salario mínimo de Q 98.00 por día. Las trabajadoras domésticas están peor pagadas y más explotadas.
Los dueños de los medios de producción (tierra, materiales y utensilios de trabajo, fábricas y máquinas) siguen explotando a los trabajadores, quienes ganan ni siquiera lo suficiente para sobrevivir, pues lo que les pagan no llega a cubrir ni siquiera el coste de la canasta básica alimentaria (Q 3 590.00) y mucho menos la canasta básica general que sobrepasa los Q 8 000.00 mensuales.
«Los conceptos de base y supraestructura siguen expresando el nexo real entre el régimen económico de la sociedad y sus ideas e instituciones, a la vez que las leyes que rigen los cambios que se operan en estas últimas» (Konstantinov). La base económica (medios de producción y relaciones de producción entre patronos y trabajadores), pues, continúa determinando la supraestructura y las formas de conciencia social semiindependientes. Todo el aparato jurídico-político-ideológico sigue en manos de la oligarquía nacional e internacional, con bancadas completas de partidos políticos que en el Congreso Nacional impulsan y aprueban leyes favorables a mantener la corrupción y la impunidad, juicios y jueces que permiten el mantenimiento de tal estructura criminal de cuello blanco e iglesias que avalan las acciones corruptas de los gobiernos y los gobernantes de turno.
El Estado, el derecho, las organizaciones políticas y la ideología política se hallan ligados, de modo directo e inmediato, al régimen económico de la sociedad, en tanto que otras, como la filosofía, el arte y la religión están más alejados de la base y se vinculan con ella de manera indirecta, pero no por ello se desvinculan totalmente de ella. Y «el Derecho, que predomina en la sociedad, fija las relaciones de propiedad y valiéndose del poder estatal, crea instituciones y organizaciones (militares, judiciales, represivas) que velan por las leyes y procedimientos ventajosos para la clase dominante» (Konstantinov). Además, buscan atemorizarte sacando soldados y tanquetas a la calles, así como discursos represivos.
Lo anterior lleva a dos tipos de moral: la moral de los oligarcas, de los capitalistas, que sanciona y defiende la propiedad capitalista, la explotación de los trabajadores y la criminaliza a los sindicatos y sindicalistas, las huelgas, las protestas de trabajadores; y la moral proletaria de los trabajadores que, sin ser comunistas, simplemente humanos, rechazan la propiedad capitalista y la explotación que sufren.
Pero igual, en contraposición al aparato jurídico-político e ideológico de los empresarios, la clase obrera, los trabajadores del campo y de la ciudad crean sus sindicatos y sus organizaciones culturales y políticas, su prensa, su literatura, su arte y moral, que busca que los trabajadores se liberen del yugo capitalista y, a la par que educan a sus bases, se organizan y se movilizan en su lucha contra el capitalismo corrupto, como se ha podido ver en los tres últimos años en diferentes partes del país.
Por todo lo descrito anteriormente, se puede deducir que el materialismo histórico sigue siendo válido y un valioso instrumento para interpretar la realidad actual del país. Se mantiene la burguesía y el proletariado, no hay clase media. Se mantiene la explotación de los ricos hacia los pobres; se mantiene la lucha de clases. La interpretación del momento histórico está más que clara. Ahora solo falta lo otro, la acción, pues, como lo dijo Marx, «Hasta ahora, los filósofos se han ocupado de interpretar el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo». No tiene mucho sentido solo hacer un análisis de coyuntura sin tratar de cambiar las cosas negativas que evidencia tal análisis. Por ello, trabajadores guatemaltecos de salud, del magisterio, del campo, de las fábricas, de las oficinas, estudiantes universitarios, viudas del enfrentamiento armado interno, pobladores pobres miembros de los cuatro pueblos que conviven en el territorio de Guatemala, UNÍOS, porque solo unidos se podrá ser fuertes y alcanzar la justicia social en Guatemala.
Carlos Enrique Fuentes Sánchez

Pedagogo y Educador, con 40 años de experiencia docente en los diferentes niveles del Sistema Educativo nacional; surgido de los barrios pobres de la Capital pero formado en diferentes departamentos de la republica. participante y decisor en procesos y redacción de documentos de trascendencia en la educación nacional en los últimos años. Asqueado de la historia de injusticia social que vive Guatemala desde la invasión Española, así como de la historia de masacres y crímenes políticos sufridos por la población, aspira a una Guatemala diferente, justa, democrática y humana, a la cual se pueda llegar por medio de una educación popular y revolucionaria, para todos y todas.
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