Byron R.Titus | Política y sociedad / TRANSFORMACIÓN
Antes de publicar una serie –mínima– de artículos sobre algunos personajes históricos de Cuba como José Martí, José Joaquín Palma, Antonio Maceo, Ignacio Agramonte, Carlos Manuel de Céspedes y otros, voy a compartir una anécdota que pudo haber pasado.
Hará unos ocho años, en uno de mis regresos a Guatemala, me invitaron a conocer el nuevo establecimiento comercial de Carlitos P. Cabal. Llegué a eso de la hora del almuerzo y allí me esperaba el anfitrión con una agradable bebida bien fría. Con mucha atención me mostró lo que había hecho con aquel local sobre la sexta avenida de la zona uno, por donde muchos años antes tantas veces había pasado sexteando.
Un salón muy amplio, cocina y una especie de medio segundo piso al fondo. Baños bien limpios, mesas de madera talladas a mano, sillas cómodas y un menú principalmente de comidas rápidas de estilo mexicano. Hasta allí todo pintaba genial.
Carlitos me invitó a pedir lo que quisiera del menú y en esas estábamos cuando entraron dos clientes muy bien vestidos, ambos con portafolios de ejecutivos, se sentaron en una mesa casi a la entrada y desde allá uno le grito «¡Don Carlos!» y Carlitos se levantó diciendo, «solo voy a saludar al coronel… escogé vos lo que querrás, ahorita regreso».
Para mi sorpresa, regresó con el tal coronel, que vestía de particular, y me lo presentó. Me saludó y regresó a su mesa, Carlitos me dijo: «Ese coronel es muy buena onda, nos hace favores a los negocios de por aquí, él y el Güicho Mendizábal nos consiguen whisky y otras bebidas finas a buenos precios, creo que las traen de México sin pagar impuestos. Surten todos los negocios de la sexta y más…».
En fin, por su recomendación pedí unos tacos que por cierto estaban muy buenos, estando en esas apareció otra vez el coronel, ya sin el amigo. «Así que usted vive en Estados Unidos».
– Sí, le respondo, allá me tiene a la orden.
– Yo estudié allá un par de cursos, dijo él, fui kaibil y me mandaron en los 80 a sacar una especialización por allá, otras en Panamá, Argentina e Israel.
– Ah qué bueno, le respondí, interesante.
Carlitos interfiere y le pregunta… «¿Vos, ¿y quién es ese maje que andaba con vos?»
– Ah, ese, dice sonriendo, Jimmy es a lo que nosotros en el gremio le llamamos »un tonto útil». Allí lo tenemos, ahora estamos estudiando una maestría juntos de un programa que nos inventamos, pero desde la U lo venimos cebando. Ya sabes vos como es la cosa mano, le dice a Carlitos, él nos hace favores, nos consigue información, nos confirma rumores y nosotros lo tenemos en planilla.
Yo no sabía exactamente de lo qué estaban platicando, pero no me parecía nada bueno, y opté por cambiar un poco la conversación preguntándole de lo que había visto y vivido mientras estudió en Israel. Según compartió el coronel, fue poco lo que pudo conocer, la mayoría del tiempo se la pasaron en ejercicios tácticos y cuando no bebiendo (chupando como dijo el). En sí casi no vio nada de nada, «un desierto como cualquiera», me dijo, «allí no hay gran cosa, al menos en el área en la que nosotros estábamos», añadió.
Antes de despedirse nos invitó a una velada de comedia en que el tonto útil actuaría.
La verdad, no le creímos, pues el cara de idiota que se había marchado no hacía mucho, no tenía ni personalidad para vender boletos. Menos para actuar.
Pero el mundo da vueltas, después de ese intercambio no volví a ver a Carlitos, ni al coronel de quien olvide hasta su apellido. Al tonto útil me pareció verlo la semana pasada en un periódico, en su delirio andaba vestido de militar, pero la mona, aunque de seda se vista, mona tonta se queda.
Byron R.Titus

Sociólogo, investigador científico y transformador. Conferencista y asesor internacional. Actualmente director del Regional Resource Center en Webster MA. Fundador y director del Centro de Transformación a la Excelencia. Vivo fuera de Guatemala desde la noche del dia de la virgen de Guadalupe 1975. Mi cumpleaños es el 15 y 16 de julio, resido -hasta que San Juan baje el dedo- en Nueva Inglaterra, EUA. Amante de las artes, particularmente la literatura y la música.
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