Todos fuimos Timbiriche

Vanessa Núñez Handal | Literatura/cultura / ALGUNA PARTE

En noviembre de 1988, El Salvador estaba en guerra. Una guerra que llevaba más de diez años y continuaría por cuatro más. Un año más tarde, la guerrilla intentaría su segunda toma de la ciudad capital, mediante una ofensiva iniciada el 11 de noviembre de 1989 y que se prolongaría por más de un mes, haciendo ver al Gobierno que la guerrilla no estaba ni debilitada ni desmoralizada. También, durante aquellos día serían asesinados los padres jesuitas de la UCA y sus empleadas.

Pero justo un año antes, el 11 de noviembre de 1988, se había anunciado uno de los conciertos más icónicos de la época: Timbiriche. Un grupo mexicano, compuesto por siete integrantes que solían aparecer en el entonces famoso programa de variedades musicales, Siempre en Domingo, que era conducido por Raúl Velasco, una especie de traficante de artistas que, una vez firmados los acuerdos de paz en El Salvador, también traería a su elenco a la Feria Internacional, para promocionar al nuevo país que, pacificado, se abría a la era de la globalización y el neoliberalismo.

Y, como en El Salvador –americanizado desde inicios de los 80, mediante programas y música, con el objetivo de combatir el canto de sirenas que ofrecía el comunismo– prácticamente no se escuchaba música en español, Timbiriche (junto a Miguel Mateos, Enanitos Verdes, Mecano, entre otros) había sido un suceso. Suceso que abarcó no solo a El Salvador, sino a buena parte de Latinoamérica, en especial Centroamérica, donde la influencia de Televisa y sus programas era exagerada, siendo esta una forma de aculturación social.

Timbiriche acababa de sacar su disco doble, VIII y IX, en cuya portada aparecían los Timbiriches que no eran los originales, pero que eran los que integraban el grupo cuando este se hizo famoso en Centroamérica. Eduardo Capetillo, Thalía, Paulina Rubio, Alix, Diego, Edith Márquez y Erick Rubín fueron para nosotros aquel grupo que hizo las delicias de nuestras fiestas de quince años, en las que bailamos sus canciones seis o siete veces, porque solo había que darle vuelta a los discos para seguir la noche.

Y aquel viernes 11 de noviembre del 88, en que Timbiriche iba a presentarse en el Hotel Presidente (no pudo ser peor el lugar escogido) recuerdo haberme sentido ansiosa en el colegio, pues no veía la hora de alistarnos para irnos al concierto.

Quizá haya sido la Cora quien pasara por mí y mi hermana, u Orlando y Carlos. El caso es que, aunque el concierto era en la noche, llegamos temprano al hotel, a hacer cola en el parqueo, donde los jóvenes nos amontonábamos por miles. Recuerdo haberme formado. La cola iba y venía. Empujaban. Me salí de esta y me senté en una cuneta. De pronto, la fuerza de la masa se incrementó y la gente comenzó a avanzar sin sentido, pues las enormes puertas de vidrio del hotel estaban cerradas. La presión de la gente fue tal, que una de las puertas de vidrio cedió y fue tumbada. Alguien me haló. Quedé metida en esa masa de gente que me aprisionaba. Sentí que me ahogaba. Orlando apareció. Como pudo, como pudimos, saltamos puertas de vidrio, sillones, mesas, y corrimos hacia la piscina del hotel. En el camino quedaron zapatos y carteras, apachurrados por la multitud. Una vez ubicados en las sillas de metal colocadas alrededor de la piscina, ya nada importó. Del concierto no recuerdo mucho, salvo los «globos» que flotaban sobre nuestras cabezas y que luego supimos que eran preservativos.

Aquel concierto, mal organizado, peligroso, sin ninguna medida de seguridad y que pudo tener consecuencias nefastas, como luego ocurriría con la grabación de un Siempre en Domingo en nuestro país, fue, sin embargo, una experiencia inolvidable.

Timbiriche marcó una época. Marcó a mi generación. Fue un escape en un tiempo en que nos tocó ser jóvenes en un país en guerra que todavía, 30 años más tarde, sigue siendo violento.


Vanessa Núñez Handal

(El Salvador, 1973). Actualmente residente en Guatemala. Escritora y abogada, con estudios de posgrado en Ciencia Política (UCA, El Salvador), Literatura Hispanoamericana (URL, Guatemala) y de Género (UNAM, México). Ponente invitada en distintas universidades y ferias del libro.

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