Elvira López | Política y sociedad / EL QUIJOTE DE LA MANCHA
Leyendo elPeladero mi mente se aturde y no logra comprender cómo es posible que en un país de tanta miseria existan personas que, aún teniendo conocimiento de la persecución actual en contra de la corrupción, sigan pensando en transas y negocios para enriquecerse, pareciera que la locura y la voracidad los absorbe, y creen que nunca serán tocados por la justicia.
Pero más que eso, me impresiona entender que personajes como ellos (simples funcionarios y politiqueros), al igual que quienes ostentan el verdadero poder económico y político, esa élite económica que ya tiene asegurado el futuro de sus nietos bisnietos tataranietos y más… no tomen conciencia de las grandes injusticias, desigualdades y miserias de este país. Guatemala registra las tasas de desnutrición crónica más altas de América Latina, ya solo con eso bastaría para que todos trabajáramos por que las transformaciones estructurales, profundas y radicales que el país necesita se den. Sin embargo, es utopía creer que estos personajes un día tendrán conciencia y no solo cambiarán sus rumbos sino aportarán al cambio.
Hoy quiero contarles la historia de un joven de 19 años, anda por Chiapas buscando trabajo, pensando que ahí le irá mejor, pero no es así, viene de regreso a Guate y no tiene familia, no tiene trabajo, no tiene estudios. Estuvo en el Hogar Seguro por 14 años (el hogar estatal donde murieron asesinadas 41 niñas) y al llegar a su mayoría de edad simplemente le abrieron las puertas y se acabó el apoyo. Sin importar si tiene un proyecto de vida, sin importar si tiene dónde ubicarse, sin importar si quiera, y es lo más indignante, ¡si tiene papeles!, ¡¡sí!! ¡Como lo leen! ¡Sin papeles! Ya con eso el Estado está violando sus derechos, un joven que lo sacan a la calle sin su DPI, su identificación para andar tranquilo por la calle, su identificación para poder solicitar un trabajo.
Me contó que se acercó a un lugar en donde estaban haciendo una pared (con sus palabras), y pidió trabajo, explicó de dónde venía y se lo dieron, le enseñaron. Es un caso especial este joven, porque anduvo en la calle con otros y otras más, pero no quiere la calle, quiere superarse, y esos señores albañiles generosamente lo apoyaron, pero no siempre es así, la gente por lo general no apoya, incluso los rechaza, ya vimos el caso de las comunidades que no quieren hogares de niños y adolescentes en sus localidades.
El lema de todo guatemalteco debería ser; «luchar día a día para que no haya un niño más en desnutrición, y un joven más involucrado en las maras y el crimen organizado». Pero, si como ciudadanos, como sociedad no hacemos nada para el cambio y al contrario le damos la espalda a estos niños, adolescentes y jóvenes, ¿qué tipo de país esperamos en las próximas décadas?
Elvira López

Mujer amante de la justicia y la solidaridad, activista política, con la firme convicción de que el actual Estado de Guatemala debe ser transformado para el bienestar de las grandes mayorías.
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