Teluria cultural III

-Carlos René García Escobar / TELURIA CULTURAL

Los 70 comenzaron en medio de una terrible represión militar que el Gobierno guatemalteco y los sectores de derecha perpetraban contra un pueblo pobre e indefenso que se resistía militarmente por medio de los focos guerrilleros diseminados en varias regiones del territorio nacional, con el apoyo de los sectores de la izquierda organizada de la capital. La guerra de Vietnam estaba en su mayor apogeo y a diario se recibían las noticias de sus batallas que finalmente ganaron heroicamente los vietnamitas, causando la derrota vergonzosa de los soldados norteamericanos y su Departamento de Estado en 1973. Ese año moría en Madrid, España, nuestro premio Nobel, Miguel Ángel Asturias Rosales. También surgía uno de los frentes guerrilleros más temidos por el ejército; el EGP. El magisterio nacional empezaba a debilitarse en muchos sentidos pedagógicos y didácticos, pues se iba fortaleciendo la táctica del vendedor más grande del mundo que es la de hacerse competente económicamente por todos los medios posibles, la mayoría contra las ideas de la virtud de la honradez y el buen saber. La tecnología moderna de la comunicación electrónica y satelital avanzaba dinámicamente a velocidades superiores a las décadas anteriores. La música disquera, la TV y el cine son ejemplos irrefutables. Al mismo, tiempo las rememoraciones de la época revolucionaria truncada por la invasión imperialista y las ideas de la izquierda comunista se agitaban en una sorda confrontación contra las ideas capitalistas, al vaivén de un juego de ping pong entre el socialismo y el capitalismo internacional. Esta circunstancia dividía una vez más, como antes y ahora, a los guatemaltecos de todos los órdenes. El caos y confusión que se produjeron beneficiaron plenamente a los sectores con el poder de la ventaja económica que también les proveía el poder político y la ley para la conducción de los destinos del país con el soporte del poder militar.

La migración al extranjero aumentó en dos sentidos alarmantes: quienes se alejaron del país buscando empleo para mejorar su vida personal eran la mayor parte. Y la menor parte fueron quienes tuvieron que alejarse huyendo de las persecuciones de los escuadrones de la muerte. Estos exilios se intensificaron en la segunda mitad de esa década. Los primeros buscaron llegar a Estados Unidos. Los otros buscaron países cercanos. Algunos aparecieron en Europa.

Hacia 1976 aparecía otra facción guerrillera denominada Organización del Pueblo en Armas, ORPA, comandada por el hijo del Nobel Asturias, Dr. Rodrigo Asturias, operando en el occidente y en la Costa Sur.

Ese año, un 4 de febrero, los guatemaltecos sufrieron la segunda mayor catástrofe telúrica del siglo. El terremoto de San Gilberto. Este sismo produjo más de 23 000 muertos, destruyendo poblaciones enteras por toda la falla del río Motagua, he hizo visible desgarradoramente las enormes diferencias económicas del pueblo guatemalteco. La opulencia y la miseria se contrastaron, resquebrajando la poca estabilidad social que se había alcanzado hasta ese día y produciendo un nuevo orden de desarrollo que comenzaba nuevamente de cero. Los militares seguían en el poder como nunca antes. Los escuadrones de la muerte se intensificaron. Así como los combates en las montañas del altiplano del país. Con más ganas los guatemaltecos huían a refugiarse y ganarse la vida en EE. UU. Los sindicatos intensificaron su lucha revolucionaria por mejores condiciones para sus trabajadores pero también empezaron a ser perseguidos inmisericordemente. Es decir, la lucha de clases se intensificó y se reflejaba tanto en los sindicatos y ligas campesinas como en la Universidad de San Carlos, donde se debatían las ideas revolucionarias y se ponían en práctica en sus fueros políticos de docentes y estudiantes. Un 20 de octubre de 1978 era eliminado de una vida política e intelectual brillante y promisoria el secretario general de la AEU, Oliverio Castañeda de León. Poco después el otro, Robin García, y así, muchos estudiantes más. Eran años en los que la pasión revolucionaria y antiimperialista campeaba en toda Latinoamérica desde Guatemala hasta Chile y Argentina, a la sombra del ejemplo de los cubanos (a excepción de México, Costa Rica y Panamá -de donde se podía viajar a Cuba y a los países de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS- porque no tenían grupos guerrilleros).

La confusión de ideas creada por los sectores de la derecha internacional a la sombra de las religiones católica y protestante, las que propugnaban por una educación conservadora y tradicional, que también empezaba desde el hogar, permearon la educación en todas las instancias del sistema educativo medio y primario, como venía siendo desde la evangelización colonial. No así en las aulas de la universidad nacional donde la confrontación fue fuerte y abismal en muchos casos. Es el momento en que el nuevo magisterio nacional se forma, acomodándose a las normas impuestas por el sistema político y económico imperialista porque así lo dictan las reformas veladas que se le hacen a los programas de estudio, y se le ocultan al niño y al adolescente las crudas realidades que se viven en una sociedad dividida y convulsa como siempre ha sido la guatemalteca.

Entonces vendrían los años ochenta.


Continuará.

Carlos René García Escobar

Antropólogo. Escritor. 69 años. Columnista y colaborador en distintos diarios y revistas científicas y culturales. Miembro activo del Centro PEN Guatemala, Adesca y CIAG. Coordinador revista Egresados Historia-USAC. Consultor cultural, especializado en antropología de la danza tradicional y en culturas populares. Novelista, cuentista, ensayista.

Teluria cultural


Un Commentario

Dennis Orlando Escobar Galicia 15/03/2018

La historia requiere puntualidad, precisión. Digo eso porque se eleva a organizaciones como Orpa; hasta se dice «comandada por …Dr. Rodrigo Asturias» ¿Era el doctor? Y no lo estoy ninguneando, que coste. El autor se olvida o de repente no estuvo acá de las auténticas acciones revolucionarias -y no emotivas propias de la pequeña burguesía- de la JPT, que lideraba a los estudiantes de secundaria, educación media y universitaria. Eso fue en los años setenta.

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