Taxonomía del Homo sapiens (II)

Vinicio Barrientos Carles | Para no extinguirnos / EPISTEME

Si ignoras el nombre de las cosas, desaparece también lo que sabes de ellas.
Carl von Linneo

En la parte precedente de este artículo hicimos alusión al naturalista sueco Carlos Linneo, creador de la taxonomía biológica y la nomenclatura binomial usada para denominar a las distintas especies biológicas existentes o extintas. A este respecto, Linneo enfrentó algunas dificultades para establecer la clasificación biológica de la especie humana, pero no se trató de dificultades técnicas o de tipo científico, sino todo lo contrario, de tipo social, tomando en cuenta que se encontraba a inicios del siglo XVIII. Como se muestra en la imagen inicial, Linneo incluyó al ser humano en determinados taxones, y mientras estos grupos de organismos biológicos emparentados más se consideraban próximos al ser humano, más objeciones se colocaban en esta iniciativa taxonómica naturalista. En resumen, el ser humano se negaba a aceptar su parentesco y cercanía con otros seres vivos, pero, en particular, su negativa a asumir responsablemente su antiguo linaje simiesco. Posiblemente este tema y el hecho de la educación provista por su padre Nils, que era pastor luterano, llevó a Linneo a construir el fijismo, en torno de la cuestión del origen del hombre, polémica que explotaría en conflicto un siglo después, con las ideas evolucionistas provenientes de las obras de Lamarck, pero fundamentalmente con la sistemática de Alfred Wallace y Charles Darwin. En suma, con la publicación de El origen de las especies se llegó a la aceptación del hecho (ahora innegable) de la evolución biológica, y esto por la gran mayoría de los naturalistas del siglo XIX, si bien la teoría evolutiva tardaría mucho más tiempo en ser definitivamente aceptada.

Hay varios indicios que colocan a Linneo en un cuestionamiento científico más serio que el proveniente del pensamiento dogmático religioso. Por ejemplo, fue el primero de los naturalistas que ubicó expresamente al ser humano como una especie más perteneciente al reino animal. A este respecto, en su libro Dieta Naturalis puede leerse: «Uno no debería descargar su ira sobre los animales, la teología decreta que el hombre tiene alma y que los animales son meros autómatas mecánicos, pero creo que sería mejor enseñar que los animales tienen alma y que la diferencia está en la nobleza». En esta cita y otras, Linneo, sin darse cuenta, cuestionaba las mismas ideas fijistas y transformistas que formalmente sostuviera posteriormente. Así, cedió en diversos aspectos, pero se impuso en lo fundamental: el Homo como un género más dentro de una familia en donde incluyó a los monos, denominados primates, por ser biológicamente nuestros parientes primos (primeros) en la diversidad de la naturaleza. Cabe resaltar que originalmente había denominado a este taxón como antropomorfos (anthrōpos, hombre, y morfē, forma), en lo cual declinó por las adversidades de autoridades eclesiásticas. En aquellos entonces se afirmaba que en el cosmos deben ser distinguidos dos tipos de seres: los naturales y los artificiales. En esta burda clasificación puede observarse el énfasis aberrante del innegable antropocentrismo imperante en el pensamiento occidental, que colocaba al ser humano como el centro y objeto de toda la creación; después de todo, se ha llegado a afirmar que nuestra (supuesta) visita al satélite selenita representa «la conquista del universo por el ser humano», lo cual a todas luces no puede ser sino un disparate.

Regresando a la taxonomía del ser humano, en la parte primera tomamos nuestro tiempo en investigar los reinos naturales. A pesar de que se trata del taxón más general planteado por Linneo, que consideraba únicamente tres reinos (animal, vegetal y mineral), el debate hoy en día no es nada simple. Sin embargo, ahorrándonos muchos detalles, se ha llegado a la aceptación casi universal de un sistema que incluye tres dominios (granreinos), y siete reinos, como se observa en nuestra figura sinóptica. Allí pueden ubicarse a todos los seres en cuatro imperios, siendo el nuestro el imperio cytota, que está conformado por todos organismos vivos de estructura celular. Los otros tres imperios serían acytota, abiota, artificialis. Este nuestro imperio cytota (celular) está conformado por tres dominios: eucarya, bacteria y archaea (griego arkhaía: las antiguas), siendo el nuestro, el eucarionte, aquel cuyos organismos integrantes poseen células con un núcleo propiamente dicho. Posteriormente, adentro del dominio eucarya se tienen siete reinos, circulados en color rojo en la imagen. Uno de estos siete reinos, el animalia, es el que contiene a nuestra especie humana.

Imagen elaborada por Vinicio Barrientos Carles.

Teniendo claro que somos animales, conviene hacer síntesis de las características principales de estos miembros de cytota / eucarya / animalia, que evidencian como funciones esenciales las siguientes: alimentación, respiración, circulación, excreción, respuesta, movimiento y reproducción. Entre todas las anteriores, la movilidad es quizá la característica más llamativa de los organismos de este reino, aunque no es exclusiva del taxón, porque se observa en organismos del reino protozoa. Un sumario de animalia incluiría lo siguiente:

  • Organización celular: eucariota y pluricelular.

  • Nutrición: heterótrofa por ingestión, y a nivel celular, por fagocitosis y pinocitosis.

  • Metabolismo: aerobio, es decir que consumen obligatoriamente oxígeno. Sin embargo, Loricifera (un filo) puede vivir en un ambiente permanente de anaerobiosis, ya que no contiene mitocondrias, sino otros orgánulos.

  • Reproducción: todas las especies animales se reproducen sexualmente (algunas solo por partenogénesis), con gametos de tamaño muy diferente (oogamia) y cigotos (ciclo diplonte).

  • Desarrollo: Mmediante embrión y hojas embrionarias. El cigoto se divide repetidamente por mitosis hasta originar una blástula.

  • Estructura y funciones: poseen colágeno como proteína estructural. Tejidos celulares muy diferenciados y sin pared celular.

  • Simetría: excepto las esponjas, los demás animales presentan una disposición regular de las estructuras del cuerpo a lo largo de uno o más ejes corporales (bilateria).

  • Tejidos: diferenciados y especializados, que incluyen músculos, y un sistema nervioso, que envía y procesa señales. Suele haber también una cámara digestiva interna, con una o dos aberturas. La excepción tisular la tiene el filo Porifera (esponjas).

Nuestro reino animalia se subdivide en filos (phylum), pero esto agrega una mucha mayor complicación clasificatoria de la previamente mostrada. La razón se debe a las grandes modificaciones impulsadas desde la nueva sistemática filogenética (cladista), a la que en justicia y propiedad deberemos apartar un tiempo específico para su explicación y esclarecimiento. En la clasificación linneana no aparece el taxón filo. Actualmente el ser humano está dentro del filo chordata, que abarca a los conocidos vertebrados (subfilo vertebrata), quienes además de un notocordio central (dentro de bilateralia) poseen vértebras como las observamos en nosotros mismos.

Imagen tomada de Wikipedia, editada por Vinicio Barrientos Carles.

Al desmenuzar el filo chordata se inician algunos conflictos. En la clasificación tradicional (ya un poco antigua, pero muy conocida), los vertebrados podían ser de cinco tipos, denominados según las clases del filo, que eran: mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios. En aquellos entonces, hace tan solo cincuenta años, se enseñaba aún así, agregado a que los extintos dinosaurios eran algo así como reptiles. Hoy todo esto se ha podido constatar que dista mucho de lo real, y por ello toda la taxonomía está sufriendo inmensos cambios que, como he comentado, no podemos dilucidar por nuestro espacio y nuestro tiempo. Lo estaremos abordando de manera apropiada en próxima oportunidad.

Imagen elaborada por Vinicio Barrientos Carles.

Aceptando como nuestra clase a mammalia, podemos descender un nivel y comprender que el orden primates, que incluye a monos y simios, es el orden que corresponde a nuestra género Homo. Puede verse en nuestro esquema de familia a una serie de subclasificaciones que resulta un poco más interesante investigar, puesto que hablan de nuestras cercanías, lejanías y proximidades con el Homo sapiens actual.

Imagen elaborada por Vinicio Barrientos Carles.

Para finalizar, quizá valga la pena enfatizar que, a pesar de que este artículo ha ponderado cierto énfasis en la clasificación de los dominios y de los reinos, esta ponderación no resta que el discurso sea sobre nuestra especie, la cual es parte de la vida en nuestro planeta, una parte que en nuestras mentes guarda especial relación con nosotros mismos, pero que, en el concierto de la diversidad de las especies, es tan solo un punto en el firmamento del amplio y profundo universo de los misterios en la naturaleza. De esta guisa que la historia del ser humano, así como su origen, guarda una estrecha relación, sino es que proviene totalmente, de una interrogante más profunda, como lo es el origen mismo de la vida, y ello dentro del marco establecido por los avances en la sistemática de la biología moderna y la teoría de la síntesis evolutiva. Para muestra un botón: el árbol evolutivo presentado en una de la imágenes previas muestra un hecho prácticamente demostrado, que habla del origen simbiogenético de los eucariontes más primitivos, los protista, dentro de nuestro dominio eucarya, por fusión (eucariogénesis) entre una arquea, del dominio archaea (superreino prokaryota) y una bacteria (también del superreino prokaryota); similarmente se ha probado que posteriormente la simbiogénesis entre un protista y una cianobacteria originó las plantas, autótrofos multicelulares de los cuales se originarían en la cúspide evolutiva la variedad animalia, que devendría en mammalia, y muy, muy posteriormente nuestro linaje más antiguo del género Homo.


Imagen principal tomada de Sobre historia, editada por Vinicio Barrientos Carles.

Vinicio Barrientos Carles

Guatemalteco de corazón, científico de profesión, humanista de vocación, navegante multirrumbos… viajero del espacio interior. Apasionado por los problemas de la educación y los retos que la juventud del siglo XXI deberá confrontar. Defensor inalienable de la paz y del desarrollo de los Pueblos. Amante de la Matemática.

Episteme

Correo: viniciobarrientosc@gmail.com

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