Taibo II

Víctor Manuel Reynoso Angulo | Política y sociedad / INTERÉS PÚBLICO

Entre las preocupaciones más serias sobre el gobierno de López Obrador está la polarización del país, la división entre los aceptables y los no aceptables, el pueblo y la mafia, los buenos y los malos. Paco Ignacio Taibo II acaba de expresar una peculiar versión de esa polarización: por un lado los violadores, por otro los violados. «Se las metimos doblada», dijo en relación a su nombramiento como director de una de las más importantes editoriales en lengua española, el Fondo de Cultura Económica.

Habrá que esperar que alguien nos explique qué relación hay entre la frase, pero sobre todo en la idea de sociedad y de cultura que implica, y la Cuarta Transformación, la República Amorosa y el proyecto de una Constitución Moral. Por lo pronto hay una cosa clara: la expresión de Taibo II niega la idea de lo público, la idea de que hay bienes e intereses que nos conciernen a todos. Para él lo que unos ganan lo pierden otros. Hay violadores y violados.

Como se ha dicho: si esa misma frase la hubiera pronunciado un funcionario de un gobierno panista o priista, habría habido un escándalo. Pero al gobierno de AMLO se le perdonan cosas que no se le perdonaría a otros: la resurrección de Elba Esther, la incorporación a su equipo de personajes como Barttlet, Gómez Urrutia y Salgado Macedonio, la interrupción del más importante proyecto de infraestructura de los últimos años cuando lleva el 30 % de avance, el respaldar sus decisiones con el 1 % de la población que las apoya en una consulta realizada sin el menor rigor.

No se le regatean a Taibo II sus virtudes como escritor. Pero para ser funcionario público, ser un buen escritor no es condición necesaria ni suficiente. Hay que tener ante todo sensibilidad hacia el interés público. Algo que este autor negó con su frase.

También conviene cuidar las formas. En muchos países se prohíbe que se reforme una ley para beneficiar a una persona. Ciertamente la legislación que permite solo a mexicanos por nacimiento dirigir una institución del Estado es obsoleta, por lo menos de acuerdo a una idea más moderna, más flexible, de nacionalismo. Pero reformarla para beneficiar a una persona en particular es un mal mensaje. Aun así, es un asunto menor: si la ley no es sensata, pues a reformarla se beneficie quien se beneficie.

El problema es la actitud del beneficiado, bien reflejada en su frase. ¿Es representativa del gobierno que iniciará este año? ¿A quiénes se la metieron doblada? ¿Es un adelanto de lo que será la política editorial del FCE? ¿Del nuevo gobierno?

De poco sirve llamar a la sociedad y a los mercados a la calma cuando se toman acciones que generan inquietud. Como nombrar como uno de los más importantes funcionario de nuestra política cultural a alguien que divide la sociedad en violadores y violados. O hacer consultas simuladas para tratar de deslindar la responsabilidad de obras fundamentales, como aeropuertos, trenes, refinerías.

Pocos son los que quieren una sociedad polarizada. A muy pocos les conviene la polarización social. Las instituciones públicas tienen la obligación de buscar el interés que convenga a todos, el interés público. Es un asunto complejo, pues en la sociedad hay intereses complejos y contradictorios. Pero armonizarlos es una de las tareas de la política.


Víctor Manuel Reynoso Angulo

Profesor investigador de la Universidad de las Américas, Puebla. Doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de México, maestro en Ciencia Política por FLACSO México y licenciado en Sociología por la UNAM.

Interés público

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