Sustentabilidad en la industria 4.0

Cynthia Rojas Ureña | Política y sociedad / ENFOCÁNDONOS EN LO IMPORTANTE

El siglo XXI trae consigo una serie cambios tecnológicos y sociales conexos a la digitalización y automatización, asociados directamente al uso del internet. Se ha indicado que la digitalización y el uso de otras fuentes de energía son beneficiosos tanto para la sociedad, la economía, así como para el medio ambiente. Sin embargo, investigaciones realizadas por diversos autores y organizaciones revelan que la digitalización genera efectos altamente ambivalentes en el consumo de energía y recursos. A continuación algunos ejemplos:

1. La destrucción del medio ambiente, explotación de los trabajadores en Chile, Bolivia y África debido a las minas de litio, material utilizado en las baterías de los automóviles eléctricos.

2. La demanda eléctrica de los centros de datos de una de las empresas de software más grande del mundo tiene en promedio el consumo de cinco grandes centrales eléctricas.

3. A nivel global, se tienen unas 40 plantas trabajando solo para producir energía para Internet. Según DW (2018), si Internet fuera un país, tendría el sexto lugar en consumo de energía a nivel mundial. Una parte considerable de dicha energía se requiere para la refrigeración.

4. Los centros de cómputo de Frankfort, Alemania, consumen el 20 % de la electricidad total de la metrópoli, más que el aeropuerto internacional de la cuidad (Santarius, 2018).

5. Con respecto a teléfonos inteligentes, Jardim (2017) indica lo siguiente.

a. Desde 2007, aproximadamente 968 TWh [1] se han utilizado para fabricar teléfonos inteligentes, que es casi igual a la fuente de alimentación de un año para la India (973 TWh en 2014).
b. Solo dos de los 13 modelos de celulares revisados en su investigación tenían baterías fácilmente reemplazables. Esto significa que los consumidores se ven obligados a reemplazar todos sus dispositivos cuando la vida de la batería comienza a disminuir.
c. Solo en 2014, los desechos electrónicos provenientes de pequeños productos de tecnología de la información (TI), como teléfonos inteligentes, se estimaron en 3 millones de toneladas métricas. Se recicla menos del 16 por ciento de los desechos electrónicos mundiales y se estima que para el 2020 se llegue a 50 mil millones de dispositivos.
d. Gran parte de los desechos electrónicos producidos en Europa se envían a África donde aún no se tienen políticas ni inversión clara para desarrollo de tecnología para el correcto reciclaje.
e. Al final de su vida útil, el diseño actual de los celulares dificulta el desmontaje, incluido el uso de tornillos patentados y pegados en las baterías; por lo tanto, los teléfonos inteligentes a menudo se trituran y se envían para fundición cuando se «reciclan». Dadas las pequeñas cantidades de una gran diversidad de materiales y sustancias en dispositivos pequeños, la fundición es ineficiente o ineficaz para recuperar muchos de los materiales.

6. Por otro lado, un tema del que poco se habla es el efecto rebote, es decir que lo que se ahorra en las nuevas tecnologías se vuelve a gastar e inclusive aumenta por el auge de su uso. A continuación algunos ejemplos de ello: las películas en internet permiten ahorrar hasta un tercio de energía por medio del uso de streaming. Sin embargo, como el consumo ha aumentado exponencialmente, genera mayor consumo de ancho de banda y por ende de energía. Otro caso son los autos eléctricos, los cuales, debido a la poca regulación ambiental y legal en la construcción de las baterías de litio y su reciclaje, dejan un alto costo ecológico. El internet de las cosas (IoT) en automóviles genera una gran cantidad de información para procesar, lo cual tiene a su vez altos costos de infraestructura por almacenamiento y procesamiento. Afortunadamente, el Gobierno alemán ya se encuentra en investigación de nuevas tecnologías que bajen el impacto ambiental (DW, 2018).

Debido a los retos que estos niveles de consumo energético representan para los modelos de negocio, ya algunas empresas y gobiernos están incorporado en sus estrategias modelos y procesos para la optimización de los recursos, así como consumo de energía realmente limpias y renovables. Si bien es cierto, la transformación digital en las industrias es una realidad que debe ser enfocada, como lo indica Rogers (2016), en 5 dominios, a saber: clientes, competidores, datos, innovación y valor. Es necesario agregar otra dimensión al objeto de estudio, y esta es la sustentabilidad, la cual se refiere al equilibrio de nuestra especie con los recursos que poseemos. Dar un salto a la digitalización con los modelos tradicionales que explotan, destruyen el medio ambiente y siguen empobreciendo a quien menos tienen traerá como consecuencia mayor desigualdad social y económica, mayor inmigración y, finalmente, ruptura del equilibrio ambiental, trayendo un efecto dominó que ninguna economía desarrollada podrá sostener.

Se está en un momento coyuntural que requiere del desarrollo conjunto de modelos energéticos y socioeconómicos entre empresas, gobierno e investigadores del cambio climático, que puedan, desde estas tres perspectivas, construir modelos sustentables que permitan el cambio tecnológico con el equilibrio requerido. Dentro de las organizaciones también es importante que la estrategia de transformación digital tome en cuenta la medición actual del gasto energético y recursos proyectados a futuro, esto permite abrir un abanico de nuevas opciones que se permitan un mejor control y gestión de costos operativos y ecológicos asociados a la transformación digital. Un ejemplo de ellos es lo que se está desarrollando en Noruega, país de gran belleza natural, el cual está construyendo grandes centros de datos sustentables dentro de las montañas que son antiguas minas, donde se utilizan las tecnologías de IoT e inteligencia artificial para la optimización de dispositivos electrónicos en cuanto a consumo de energía, sistemas de enfriamiento y reutilización del calor irradiado por los equipos para calefacción.

América Latina es conocida por su gran riqueza ambiental, pero los recursos son finitos. Es indispensable que de la mano con las estrategias de transformación digital se inicie también el desarrollo de estrategias de explotación sostenible de recursos y mejor direccionamiento de inversión , haciendo uso del mismo desarrollo tecnológico como medio y no como fin en sí mismo, de lo contrario, la continuidad de nuestra especie y sus recursos estaría seriamente amenazada. La transformación digital pregona el repensar los modelos de negocio en la era digital, para ello se requiere un modelo sistémico que incluya también la sostenibilidad y una visión de control de costos más amplia y sistémica.

Fotografía principal proporcinada por Cynthia Rojas
[1] Terawatts hora, (10 ^ 12) watts.

Referencias
1. DW. ( 18 de diciembre de 2018). La voracidad de Internet – digitalización y consumo eléctrico. Recuperado de DW.
2. Jardim, E. (26 de febrero de 2017). Green peace. Recuperado de Greenpeace.
3. Rogers, D. (2016). The digital transformation. New York: Columbia Business School.
4. Santarius, T. (2018). Tilman Santarius site. Recuperado de Texte and themen.

Cynthia Rojas Ureña

Ingeniera en Sistemas con más de 20 años de experiencia en el sector, máster en Resolución de Conflictos y Mediación en España, máster en Administración de Negocios con énfasis en Gestión Tecnológica y doctora en Ciencias de la Administración de la UNED en Costa Rica. Apasionada lectora e investigadora de temas relacionados con tecnología, sociedad y ciencias empresariales. Fiel creyente que la tecnología sigue siendo un medio para la sociedad y no un fin en sí misma.

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