Sostengo y me desdigo

-Gabriela Carrera / FÍJESE USTED

Mantengo las siguientes afirmaciones. Guatemala es un lugar de miedo y de horror, de golpes bajos a la esperanza y a los esfuerzos de muchos por rebelarse; es una ofensiva de varios poderes y miles de mecanismos que imponen las condiciones de cómo vivimos: poco dignas, paranoicas, de polarización, de hambre, de violencia, de pobreza. Es urgente, urgentísimo. El tiempo que transcurre no ha dejado que se bajen los brazos, desde hace muchas décadas que se aprendió a vivir con la sensación de estar al borde del vacío. Siempre.

Confirmo mi creencia en la organización y mi convicción en la organización que se atreve a ser comunidad, que se expresa en lo público. Una organización paciente y atenta de su proceso, que tenga visión a largo plazo, pero que pueda reconocer que en el presente, en el día a día, en lo que sucede en el país, así va cobrando vida la organización.

Me desdigo, a medias. Reconozco la importancia de los liderazgos, los colectivos y los individuales que se reconocen como parte de una organización. Que hablan con la legitimidad que les da ser reconocidos como parte de algo más grandes que su confianza en sus capacidades y habilidades. Y vuelvo a desconfiar del ego, de la superioridad moral, de la imposición.

He dicho y digo hoy también que todo intento de cambio -estructural y reformista- debe ser sentido y apalabrado por muchos. La naturaleza de lo político es colectivo, la visión política del país que queremos debe ser colectiva. La pregunta no es solamente qué es lo mejor, es qué deseamos. Debemos encontrarnos, ahí en donde está usted, a donde va a trabajar, en donde va a estudiar, usted y yo y muchos más. Hablar de nuestro país y de lo que nos interpela, evidenciar las injusticias, gritarlas. En ese grito debe nacer nuestro discurso y nuestra propuesta.

Sostengo que los hombres y las mujeres vamos construyendo nuestra propia historia. Decidimos quiénes queremos ser como sociedad y como Estado, en tanto futuro. Sigo creyendo que los cambios son posibles, las transformaciones son necesarias. Hay que inventar el camino que conduce a los cambios profundos. También hay que leer hábilmente las condiciones del presente. Es vital que las reformas apunten a resquebrajar lo estructural, que radicalicen la democracia y protejan los valores y los derechos políticos que en la práctica pueden construir una mejor sociedad. Existen innegociables, y son sanos. La coherencia ideológica no cede.

Gabriela Carrera

Creo firmemente que la política y el poder son realidades diarias de todos y todas. Por eso escogí la Ciencia Política para acercarme a entender el mundo. Intento no desesperanzarme, por lo que echo mano de otros recursos de observación como los libros y las salas de cine. Me emocionan los proyectos colectivos que dejan ver lo mejor de las personas y donde el interés es construir mundos más humanos.

Fíjese usted

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