¿Son mis genes mi destino?

Susan Aragón Ruckwardt | Para no extinguirnos / CAMBIO DE HÁBITOS

Nosotros, los seres humanos, somos únicos, tenemos un 0.1 % de nuestro material genético que difiere de persona a persona, en distintas maneras, como los rasgos físicos (complexión, color de ojos y cabello, etcétera), características de personalidad, y, entre otros aspectos, también nuestra disposición a ciertas enfermedades.

En el transcurso de los años, países desarrollados han invertido en proyectos e investigaciones sobre las ciencias genómicas; a través de los cuales han descubierto la existencia de interacciones entre nuestros genes y nutrientes que pueden darse en diversas direcciones. Una de ellas es la influencia de los nutrientes sobre nuestro material genético (nutrigenómica); «lo que comemos modifica lo que somos». Otra es la influencia de nuestras variaciones genéticas en respuesta del organismo a los nutrientes (nutrigenética); «lo que somos determina cómo nos influye lo que comemos».

Es decir, nuestros genes no definen estrictamente nuestro futuro, sino también dependen de nuestro ambiente, así como la exposición al tabaco, los ritmos circadianos del sueño, el estrés, la actividad física y, lo más importante, la alimentación. Un ejemplo de ello pudiera ser una persona que presenta una alta predisposición genética a desarrollar obesidad, sin embargo, vive en una zona con baja disponibilidad a alimentos procesados hipercalóricos y, adicionalmente, realiza una intensa actividad física diaria. El resultado de esta persona no es lo que se esperaría, debido a que su medio ambiente retrasaría o hasta evitaría la aparición de la obesidad.

Al tener un familiar que padece de una enfermedad como cáncer (de seno, colón, pulmón, próstata, ovarios), diabetes, artritis, enfermedades cardíacas, obesidad, adicciones, entre otras; aumentan los riesgos de padecerlas. Sin embargo, se puede analizar y tomar decisiones para realizarse pruebas de detección temprana, como marcadores tumorales, exámenes de glucosa, medición de la presión arterial, monitoreo del estado nutricional, entre otros. Así, seguir medidas de prevención contribuye a reducir riesgos de padecer alguna enfermedad.

La herencia es la transmisión de los genes de una generación a la siguiente. Y el adoptar un estilo de vida saludable en familia tiene un valor inestimable para la salud de los hijos y la de los nietos, por lo que se debe cuidar la alimentación. Entre las posibles acciones se pueden citar:

  •  Elegir consumir diariamente alimentos con propiedades antioxidantes, que son los que contribuyen a proteger el ADN de daños (mutaciones), de los cuales se mencionan los más importantes:

  • Es aconsejable evitar aquellos alimentos que aumentan el número de radicales libres (que en exceso pueden provocar modificaciones o mutaciones en el ADN, activación de oncogenes y favorece la metástasis) y sustituirlos por alimentos más saludables:
    • Remplace los aceites vegetales hidrogenados (así como la manteca, margarina) por aceite de canola, aceite de oliva, margarina suave.
    • Evite el consumo de alimentos fritos, procesados y empaquetados (que tienen un alto contenido de grasas trans) y remplácelos por opciones más naturales y preparaciones en fresco, al vapor, al horno, a la plancha, asado, escalfado.

El enriquecer nuestra dieta con alimentos naturales, con propiedades antioxidantes y evitar el consumo de alimentos que pueden dañar nuestro ADN, en conjunto con higiene y actividad física, contribuiremos a retrasar el inicio de enfermedades y optimizaremos el mantenimiento de la salud.


Imagen principal tomada de Conéctica.

Cuadro elaborado por Susan Aragón.

Susan Aragón Ruckwardt

Nutricionista, dispuesta a apoyar a las personas a mejorar su salud a través de la alimentación. Aprecio disfrutar de un plato de comida hecho con esmero y cariño. Amante de los postres y del mar, agradecida por toda oportunidad de superación, y en busca de ser mejor cada día, como profesional y como ser humano. Tengo el propósito de compartir lo aprendido y brindar recomendaciones que ayuden a las personas a informarse sobre alimentación y a exhortarlas a atreverse a realizar cambios positivos y cotidianos que contribuyan a su bienestar.

Cambio de hábitos

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