Luz Lescure | Política y sociedad / LUCES
Mucho se ha escrito en los últimos días sobre Nicaragua. Uno puede ver las diversas perspectivas y sacar sus propias conclusiones. Lo que es cierto es que es una situación muy complicada la que se vive en ese país. Yo viví 5 años en él y no creo conocerlo, difiero de esos escritores que viven uno o tres meses en un lugar y ya lo saben todo. Lo que sí me consta, luego de cinco años, es que esos que están en el poder y que dicen llamarse sandinistas distan mucho de serlo.
La Revolución sandinista, esa en la que se involucró tantas personas, que fue un sueño de encontrar finalmente «al hombre nuevo», no tiene nada que ver con esa gente, enamorada del poder, que hoy gobierna ese país.
La Revolución sandinista fue, para muchos de nosotros, un sueño hecho realidad, un conjunto de ideas que hacían de Nicaragua un lugar del mundo en donde se trataba de encontrar una mejor forma de vida, donde formaríamos a un ser humano diferente, ese que saldrá del horno dentro de 500 años. Pues nos pensábamos adelantar, y hablo de nosotros, pues fuimos varios los que creíamos que lograríamos triunfar y crear ese lugar del mundo libre de competencia y donde todos fuéramos iguales, cuán equivocados estábamos.
Pasó la Revolución y llegaron las famosas elecciones y, luego de muchos años de la tal democracia, tenemos en el poder a una pareja de seres humanos que sueñan, como muchos, con tener dinero y el consabido poder con todos los privilegios que de él emanan.
Es una situación muy confusa, sobre todo para las izquierdas que apoyaron, en un momento, la Revolución sandinista. ¿Pero qué hacemos con los casi 400 muertos? ¿Qué pasa con las torturas diarias y la violación a los derechos humanos? ¿Tomamos las izquierdas el poder para ejercerlo de la misma manera que lo ejercían los gobiernos dictatoriales? ¿En dónde radica la diferencia para los «todos» de que tanto hablamos?
Estuve en Nicaragua en 1991, varios años después de haber vivido allí, y, como buena poeta, escribí este poema, al que titulé «Segunda patria» y en el cual resumo lo que sigo sintiendo:
¡Cómo me dueles Nicaragua!
Con un dolor profundo
De juventud pasada, de tristeza.
Dueles
con un dolor de hermana
de aprender a quererte
de amar las alamedas de intensos chilamates
el olor de la flor de sacuanjoche
los altares bañados de madroño
el viento fresco de las tardes de octubre,
tu insurrección…
Me duele el hambre de tus niños
Que hoy venden pistolitas de hule
en los semáforos
–libertad de mercado, libre empresa,
libertad total para morirse de hambre–
Y me duele el fracaso, los errores
la inútil prepotencia
Dueles
con un dolor de ausencia
de rosa congelada en agujeros nocturnos
de muerte, grito y patria,
de guerra innecesaria
de niño huérfano
¡Cómo me dueles Nicaragua!
Me dueles de vos, de tú, de nosotros
los que soñamos
la sonrisa feliz del hombre nuevo.
(Managua 1991, publicado en el poemario La quinta soledad.)
Luz Lescure

Poeta, escritora y académica panameña. Licenciada en Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá, estudios de posgrado en la Universidad de Oxford, Inglaterra. Ha publicado los poemarios Volvería ser mujer, El árbol de las mil raíces, Añoranza animal, La quinta soledad y El mundo es un silencio. También los libros de relatos El obelisco de mi abuelo y La sonrisa de la primavera. Publicó La práctica diplomática, libro académico utilizado en universidades centroamericanas.
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