Mauricio José Chaulón Vélez | Política y sociedad / PENSAR CRÍTICO, SIEMPRE
Leí la reciente entrevista a Estuardo Porras Zadik en el medio virtual Plaza Pública, sobre el grupo llamado «La Cantina». Mis reflexiones críticas las sintetizo de esta forma:
En Guatemala, durante los momentos de crisis en los que la clase dominante se cree en peligro, se han formado grupos cerrados para manejar los procesos. Véase, por ejemplo, la independencia de España; la configuración del liberalismo luego de la muerte de Rafael Carrera; la contrarrevolución de 1954; la disputa del poder entre las derechas en 1957 luego del asesinato de Castillo Armas; el golpe de Estado de Peralta Azurdia en 1963 que reforzó la alianza oligarquía-Ejército-imperialismo; el pacto con los militares durante el Gobierno de Méndez Montenegro; los golpes de Estado de 1982 y 1983 con las consecuentes políticas de represión, genocidio y etnocidio; la crisis de 1993 que se agudizó con el supuesto autogolpe de Serrano Elías; el freno de 1997 para evitar las reformas constitucionales que harían funcionar los Acuerdos de Paz.
En todos estos casos, la conformación de grupos desde el poder dominante genera sus alianzas permitidas y a sus actores permitidos. El objetivo es que el statu quo no se ponga en peligro. El mismo Porras Zadik lo dice: «Romper el statu quo no quiere decir que debe desaparecer la gente del statu quo». Ellos lo tienen claro, se trata de una restauración oligárquica, un nuevo momento para el reacomodo de la clase dominante con el patrocinio y direccionalidad de los Estados Unidos.
Los Porras Zadik entran en el grupo de los empresarios permitidos, porque uno de ellos, Julio Carlos, aceptó en junio del 2017 haber participado en financiamiento electoral ilícito al Partido Patriota, por lo cual fue condenado a tres años de cárcel. La pena se le cambió a una multa de 500 mil quetzales y una «reparación digna», la cual consiste en construir dos salas de videconferencias, una para el Ministerio Público y otra para el Organismo Judicial.
Como dice un proverbio francés: «Los pequeños ladrones verán desde la cárcel el desfile de los grandes ladrones que quedan libres». Eso se llama justicia negociada, y solo lo hacen con la clase dominante. Y de estos personajes está repleto el llamado Frente Ciudadano Contra la Corrupción y quienes dirigen ese grupo denominado «La Cantina».
Lo que hizo Julio Porras Zadik, hermano del entrevistado, no es cualquier delito. Aparte del financiamiento ilícito, como gerente de Telgua formó parte de la red que manipuló las relaciones de las telecomunicaciones en Guatemala, a través de Julio Ligorría y Carlos Slim, para presionar a Tigo. Hoy, las declaraciones de Juan Carlos Monzón acerca de cómo Mario López, dueño de dicha empresa, Acisclo Valladares Molina, Acisclo Valladares Urruela y otros le dieron sendos regalos a Otto Pérez Molina, coincide con estos tentáculos de corrupción.
Y a pesar de ello, varias personas que no pertenecen a la clase dominante han tomado la decisión de subirse a la plataforma del Frente Ciudadano Contra la Corrupción y han aceptado la invitación de integrarse a este grupo cerrado de nombre «La Cantina». No es casualidad que Dionisio Gutiérrez y los Bosch encabecen la nueva estrategia en la «cruzada contra la corrupción», y que tanto el frente que lideran como «La Cantina» cuente también con los Porras Zadik y esa izquierda rosa lila, muy bien definida así por el intelectual Mario Roberto Morales.
También importante es la presencia de científicos sociales en «La Cantina». Me recuerda las dinámicas de la antropología de la ocupación, la cual se encargó de proporcionar datos importantes al imperialismo y a las estructuras de dominación, por medio de análisis de la sociedad guatemalteca. Desde la década de 1950, los Estados Unidos financiaron a antropólogos, sociólogos, abogados, historiadores, economistas y politólogos, entre otros profesionales, para conocer a fondo aspectos sociohistóricos de la Guatemala que había que impedir que regresase a su proceso revolucionario. Varios académicos extranjeros y locales se prestaron a ello. Se publicaron sendos textos, muy importantes, pero con el objetivo neocolonial de conocer para dominar mejor. Así, por ejemplo, se creó el Seminario de Integración Social.
Con «La Cantina», los Estados Unidos han establecido sus grupos claramente. Desde y con ellos, se definirán las estrategias electorales, la desmovilización de cualquier proyecto popular y las tácticas de manipulación de la opinión y la acción públicas. Desde estos grupos se construirán los liderazgos permitidos. Cabe resaltar que el discurso de Estuardo Porras Zadik está claramente dirigido a acentuar quiénes son los dirigentes de la restauración. Menciona que en el grupo hay «empresarios, comunicadores, abogados, indígenas, mujeres». Como si los indígenas y las mujeres no pueden ni deben ser identificados por profesión, sino por pertenencia étnica y de género, nada más. Van primero los que se identifican como profesionales, y de la clase dominante.
Son grupos siniestros.
Mauricio José Chaulón Vélez

Historiador, antropólogo social, pensador crítico, comunista de pura cepa y caminante en la cultura popular.
4 Commentarios
Mi granito al respecto, escrito en noviembre 2017. https://www.plazapublica.com.gt/content/nueve-privilegiados-entran-la-cantina
Y cuál es tu propuesta?
La que está implícita en la protesta. Vea esta línea, por favor: »
«Con «La Cantina», los Estados Unidos han establecido sus grupos claramente. Desde y con ellos, se definirán las estrategias electorales, la desmovilización de cualquier proyecto popular y las tácticas de manipulación de la opinión y la acción públicas. Desde estos grupos se construirán los liderazgos permitidos. Cabe resaltar que el discurso de Estuardo Porras Zadik está claramente dirigido a acentuar quiénes son los dirigentes de la restauración. »
Osea que Mauricio cree que es importante organizarse y movilizarse -desde abajo- con plena autonomía de fuerzas que (además de externas) pretender garantizar la continuidad del sistema neoliberal cooptando a «sus grupos» emergentes que vienen a cumplir el papel de los grupos tradicional y habitualmente cooptables. Un objetivo central de esa organización sería salvaguardar la veracidad de la información que desemboca en la piscina del sentido común a través de los medios y servir de contrapeso (contra/antihegemónico) a acciones políticas manipuladas y acaparadoras de las energías públicas y de gobernabilidad. Dice, además, que los liderazgos permitidos por quienes tutelan nuestra tergiversada versión democracia van entre comillas, pues no surgen desde abajo ni desafían abierta y explícitamente el modelo neoliberal (statu quo).
Si lees otras partes encuentras más propuestas implícitas.
Contundente y certero! Nueva versión dominante del Gatopardismo!
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