Sobre el libro Cuentos salvajes de animales indómitos de Francisco Alejandro Méndez

-gAZeta-

El relato breve es el género que más nos pertenece, ha crecido con nosotros desde que somos capaces de contarlo todo. En Centroamérica, la capacidad de narrar ha crecido junto con los escritos de Francisco Alejandro Méndez. Tener el placer de leer a Francisco es igual de grande que poder escucharlo, narrar le es tan natural como lo es para las historias producirse en la vida y en la culpa por vivirla. Por eso, es imposible mantenerse inerte frente a lo que cuenta Francisco; el sobresalto, el llanto silencioso, el miedo y la curiosidad salvaje son cosas inevitables.

En este libro se esconde bajo el título de Cuentos salvajes de animales indómitos, un pequeño bestiario. Pero los animales indomables de este libro no son ni los jaguares ni los gatos suicidas, estos son meros espejos de lo que quieren contar los entrañables personajes que habitan en cada uno de los relatos. En su relieve, en su textura narrativa, los personajes como Ulana de Tal o Natalia desvelan nuestras mentiras sobre lo que somos. Los relatos de este libro son elementos representativos del arte milenario de narrar con sus personajes orgánicos, temerosos, enamorados de sí mismos y de lo que sea, pero, sobre todo, cada personaje es perpetuamente valiente.

En «Míster Winston» vemos al personaje principal, Natalia, deshojarse debido a un instinto primitivo, un placer hambriento que se esconde bajo una curiosidad ingenua. En este relato se destruye la encasillada percepción sobre nosotros, nos lleva a lo largo del lento quiebre del personaje sobre un cristal que se va rompiendo. En este cuento encontramos la huella de Francisco: personajes que nacen, crecen y mueren en sus palabras, personajes vivos en un mundo que está verdaderamente vivo.

Recordando a Foucault, el sexo en la literatura no es más que un símbolo de superioridad. Así como lo ha sido siempre, desde Adán sobre Lilith. En este libro, a través de un hilo narrativo tan innovador y rompedientes como la zoofilia, Francisco presenta no solo un retrato de los dolores humanos, también nos lanza un tema tan actual y perpetuo como lo es nuestro desprecio por la vida.

El único animal que es indomable es el hombre y a pesar de que lo sabemos, seguimos intentando negarlo. Esa inevitable derrota frente a lo que somos es lo que se esconde en cada uno de estos relatos. Francisco no solo nos narra historias que erizan la piel y que perturban la inercia de nuestros sentimientos. Además, nos cuenta historias verdaderas, nuestras y que son espejos irrompibles.

Cuentos salvajes de animales indómitos es una colección de relatos inolvidable: relatos hermosamente narrados y con personajes que casi viven en un cuerpo de papel. Pero la cualidad que hace a estos relatos necesarios para la literatura es algo que reside en una frase de Hemingway: «Una historia siempre debe contar la verdad».

Por Marcos Gutiérrez


Marcos Gutiérrez. Escritor y poeta. Ha publicado tanto en medios digitales como impresos en Guatemala, España y México. Ha publicado los poemarios Autorretrato (autpublicación) y Poemas a la nada (Tujaal ediciones). Actualmente escribe en la revista literaria Monolito.

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