Roberto Ganddini | Para no extinguirnos / ESPIRAL
Cuando viajamos por el continente africano y luego por Europa, nos damos cuenta del desarrollo personal de los individuos, unos en un estado muy limitado en alimentación y otros que les sobra la comida y la despilfarran cual si fuera basura inservible.
La soberanía alimentaria es un derecho de cada ciudadano y no una dádiva de los gobiernos de turno.
«Hay que comer sano», dicen muchos anuncios en los medios de comunicación y las redes sociales, pero qué significa esto para millones de personas que carecen de alimentos para el sustento diario. Solo en Guatemala existen cuatro millones de niños con algún problema de desnutrición.
La desnutrición infantil es un mal que afecta a millones de niños en el mundo y Guatemala, como país tercermundista, no se excluye de esta lista. La falta de alimentos nutritivos para la población hace que se tengan una serie de secuelas en el desarrollo personal y social, lo que no permite alcanzar índices de vanguardia en el mundo.
Desconocer la realidad de nuestro país es como ser ignorantes en la lectura y conocimiento básico de la realidad, muchos de nosotros no sabemos que en este momento decenas de niños y niñas mueren a causa de una enfermedad curable debido a la falta de alimentación, falta de medicinas y falta de atención especializada, entre otros.
Guatemala tiene que cambiar, somos personas que necesitan el desarrollo para superarnos y no la venta de nuestros recursos para enriquecer a unos pocos y matar de hambre a millones. Hay que priorizar la seguridad alimentaria de nuestros conciudadanos y así tener efectivamente un país que camine por las vías del desarrollo.
Este artículo pretende mostrar los principios básicos de la soberanía alimentaria. Conceptos que deberían existir en nuestro vocabulario y aplicarlos de una forma positiva para erradicar la desnutrición en nuestro país. Es más que una percepción, es una orientación y transmisión de conocimiento para ser aplicado y eliminar las desigualdades existentes entre los diferentes grupos sociales del país.
Los seis principios básicos sobre los que se sustenta la soberanía alimentaria
1.Se enfoca en alimento para el pueblo: plantea el derecho a una alimentación suficiente, saludable y culturalmente apropiada para todos los individuos, pueblos y comunidades, incluidos aquellos que tienen hambre, están bajo ocupación, están en zonas de conflicto y son marginados en medio de políticas de alimentación, agricultura, ganadería y pesquería; rechaza la propuesta de que el alimento es solo otra pieza mercantilizable para el agronegocio internacional.
2. Valora a quienes proveen alimento: la soberanía alimentaria respeta los derechos de hombres y mujeres, campesinos/as y agricultores/as familiares, pastores/as, artesanos/as de la pesca tradicional, habitantes de los bosques, pueblos indígenas y trabajadores/as de la agricultura y la pesca, quienes cultivan, crían, cosechan y procesan los alimentos. Asimismo, valora y apoya su labor; rechaza aquellas políticas, acciones y programas que los subvaloran, amenazan y eliminan sus formas de vida.
3. Localiza sistemas de alimentación: propicia encuentros con los/as productores/as y consumidores/as de alimentos; pone a quienes proveen y consumen al centro de la toma de decisiones en temas relacionados con la alimentación; protege a los proveedores del desperdicio de alimentos y de ayuda alimentaria en mercados locales; protege a las personas consumidoras de la comida de baja calidad y nociva para la salud, de la ayuda alimentaria inapropiada y del alimento contaminado por organismos genéticamente modificados; resiste a las estructuras de Gobierno, contratos y prácticas que dependen y promueven el comercio internacional insostenible e injusto, que otorga poder a corporaciones remotas y sin ninguna responsabilidad por sus acciones.
4. Empodera localmente: partiendo del principio anterior, la soberanía alimentaria otorga el control sobre territorio, tierra, pastizales, agua, semillas, ganado y poblaciones de peces a proveedores locales de alimento y respeta sus derechos. Ellos pueden usar y compartir estos recursos de formas social y ecológicamente sostenibles para la conservación de la diversidad; reconoce que los territorios locales a menudo traspasan fronteras geopolíticas y asegura el derecho de las comunidades locales para habitar y usar sus territorios; promueve la interacción positiva entre las personas proveedoras de alimentos en diferentes regiones, territorios, y desde diferentes sectores, lo cual ayuda a resolver conflictos internos o conflictos con autoridades locales y nacionales; rechaza la privatización de los recursos naturales a través de leyes, contratos comerciales y regímenes de derechos de propiedad intelectual.
5. Desarrolla conocimiento y destreza: la soberanía alimentaria se basa en la destreza y el conocimiento local de los proveedores alimentarios y sus organizaciones locales que conservan, desarrollan y manejan sistemas localizados de producción y cosecha, estimulando sistemas de investigación apropiados para respaldarlos y cuya sabiduría pueda ser transmitida a las generaciones futuras; rechaza así tecnologías que socavan, amenazan o los contaminan, como la ingeniería genética.
6. Trabaja con la naturaleza: utiliza las contribuciones de la naturaleza de manera diversa con métodos de producción y cosecha agroecológica, los cuales maximizan las contribuciones de los ecosistemas y mejoran la capacidad de ajuste y la adaptación, especialmente ante el cambio climático; trata de curar el planeta con el propósito de que el planeta pueda curarnos; por último, rechaza métodos que dañan las funciones de los ecosistemas beneficiosos, aquellos que dependen de los monocultivos de energía intensiva y fábricas de ganado, prácticas de pesca destructiva y otros métodos de producción industrializada, los cuales dañan el medio ambiente y contribuyen al calentamiento global.
Esperamos que estos principios se conozcan y se difundan para aplicarlos en bien del desarrollo del país, tanto en las universidades, como los grupos de iglesias existentes, ONG, grupos comunitarios y organizaciones sociales.
Fotografía principal tomada de México News.
Roberto Ganddini

Actualmente trabajo en la Universidad de San Carlos donde soy el Director Administrativo del Centro Universitario Metropolitano (CUM). De formación Agrónomo y con estudios en administración y Economía. Así como un diplomado de Desarrollo sostenible y prevención de desastres (FLACSO). Dentro de los diversas actividades escribo para el periódico de la Universidad de San Carlos especialmente sobre problemas de medio ambiente. Pero también de carácter social y coyuntura actual. Así como problemática interna de la USAC.
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