Héctor Herrera | Política y sociedad / PEDAGOGÍA DE LA PREGUNTA
«El poder político es simplemente el poder organizado de una clase para oprimir a otra».
Karl Marx
En Guatemala, un alto porcentaje de la población es creyente y las iglesias pentecostales y neopentecostales crecen constantemente, con ellas crecen los prejuicios, los pensamientos medievales y un sinfín de problemas para sociedades que deberían desarrollar pensamiento crítico. Las iglesias, hoy, tienen tanto poder que incluso están presentes en las capacitaciones para maestros y maestras del sector público, y en el ámbito privado existen colegios y universidades que profesan lo que mandan los caciferos y militares. Las frases más destacadas de los pastores que se escuchan constantemente son «Las autoridades son puestas por Dios», «Todo lo que pasa en Guatemala es voluntad de Dios», «Dios permite que Guatemala viva esta tribulación porque el presidente está siendo iluminado por la palabra de Dios», «Primero Dios mañana todo estará bien, usted siga orando».
Cada una de estas frases se repiten contantemente en miles de templos protestantes a lo ancho y largo de Guatemala, también se dice «respeten a las autoridades, ellas saben lo que hacen». En ocasiones, algunas de estas iglesias están vinculadas al lavado de dinero, con lo que logran construir grandes templos, movilizar grandes cantidades de personas para respaldar un golpe de Estado que entre los «doctores del Derecho» se resuelve con amparos, debido al poco interés del grueso de la población.
El guatemalteco promedio sigue repitiendo «Que se respete el Estado de derecho», cuando los explotadores han vivido de ese derecho para someter a la gran mayoría de guatemaltecos con su racismo, clasismo y violencia económica. Ellos (políticos, militares y empresarios), claro que respetan este Estado, porque ellos mismos lo fundaron bajo las raíces de la desigualdad, pobreza y exclusión del sistema capitalista fomentado por el individualismo y la propiedad privada.
Quienes no han entendido los síntomas de esta dictadura deberían reconocer a los actores que han sido sometidos, cada uno en su espacio, por denunciar las atrocidades de este gobierno corrupto y ladrón.
Por ejemplo.
Bernardo Caal Xol: dirigente campesino condenado a 7 años por oponerse a la instalación de una hidroeléctrica en el río Cahabón, Alta Verapaz. Su delito, organizar a la población y fomentar la defensa del agua y el territorio.
Juana Raymundo: mujer Ixil, organizada en Codeca y con liderazgo para articular una fuerza que permitiera la toma del poder local, vilmente asesinada.
Ramon Yax: supervisor educativo del departamento de Quetzaltenango, lo destituyen por permitir que estudiantes, docentes y padres de familia manifestaran su descontento con mantas que evidenciaban la corrupción del actual Gobierno.
Cada uno de estos casos muestra como la dictadura avanza violando la libertad de expresión, el derecho a la vida, y el derecho a la autodeterminación de los pueblos.
Algunos letrados siguen haciendo gala de su conocimiento en derecho internacional, en derecho constitucional y un sinfín de derechos que hasta hoy no surten efecto porque el actual Gobierno no cumple con las resoluciones y no existe poder militar ni popular que permita una correlación de fuerzas para someter a quienes hasta hoy han destruido la incipiente democracia que existía desde los Acuerdos de Paz.
Para algunos el fatalismo es evidente, porque no existe punto de retorno ante esta violación directa a los convenios nacionales e internacionales para luchar contra la corrupción e impunidad. Para otros, es el momento en donde la unidad debería de plantearse como un elemento central para la recuperación de las garantías constitucionales.
¿Quién tiene la madurez política para plantear la unidad ante esta dictadura? ¿El poder de las iglesias hoy se hace sentir con la pasividad de la población? ¿Por qué seguir llamando a paz cuando ya se declaró la guerra? ¿Por qué seguir negando la lucha de clases?
Recuperar el espacio público implica movilización social, porque la construcción de un nuevo Estado solamente se puede gestar con un proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional.
Imagen por Carlos Sánchez Alfaro, proporcionada por Héctor Herrera.
Héctor Herrera

Ha cursado estudios en la Facultad de Humanidades (USAC), docente en el nivel primario, dirigente magisterial y estudiantil. Ha participado y desarrollado actividades académicas en distintos puntos del país y ha colaborado con otros docentes que trabajan diariamente en la construcción de una sociedad dispuesta al pleno ejercicio de la equidad, desde las aulas y las ideas de las nuevas generaciones. Es, en suma, un hombre comprometido con los grandes procesos y desafíos interculturales en el país.
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