Silvina Ocampo (II y final)

Marilinda Guerrero Valenzuela | Arte/cultura / EL HUEVO ROJO

La vida íntima de Silvina Ocampo ha sido criticada por varias razones: una, por los once años de diferencia que le llevaba ella a su esposo, otra, por aceptar las numerosas amantes de su marido y también por aceptar adoptar a Marta, hija de una de sus amantes. Pero también Silvina Ocampo tuvo sus romances, se ha especulado la posibilidad de que fuera amante de la que luego sería su suegra. Otra causa de rumores tiene que ver con la carta que le envió a Silvina la poeta Alejandra Pizarnik, una carta que es una declaración de amor, sin embargo, no se sabe si el amor fue correspondido. Alejandra Pizarnik la perseguía, clamaba por la atención de su Sylvette y alababa su obra en las quince cartas conservadas que se enviaron entre finales de los sesenta y principios de los años setenta. En el diario personal de Pizarnik, los primeros comenatrios de la amistad/relación con Silvina datan de 1986, allí tambien quedan numerosas referencias de los desprecios de Silvina, sus encuentros, las repetidas llamadas ignoradas o de las cartas que desconocemos si tuvieron respuesta.

Silvina y Adolfo vivieron más de cincuenta años juntos y ella perdonó desde el romance con su sobrina, hasta las visitas de las amantes a su casa casa o el público romance con Elena Garro. Silvina decía que la única condición para el perdón, hiciera lo que hiciera, estuviera con quien fuera, era que Adolfo llegara a casa a cenar. Y así lo hizo siempre. Mantuvieron un matrimonio libre, sin restricciones de ningún tipo.

En sus memorias, Bioy, que apenas dedica unas palabras a Silvina y casi no hace referencias a la relación matrimonial ni al noviazgo, recoge un comentario de su mujer que podría resumir su relación: «Un día en que le dije que la quería mucho, exclamó: –Lo sé. Has tenido una infinidad de mujeres, pero has vuelto siempre a mí. Creo que eso es una prueba de amor».

Fotografía, Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares, tomada de De otros mundos.

La autora padeció Alzheimer los últimos diez años de su vida. Los primeros síntomas aparecieron en 1985, sufriendo la pérdida total de conciencia de 1989. En 1992 recibió la Faja de Honor de la Sociedad Argentina (SADE), aunque su vasta producción se vio interrumpida tres años antes del día de su muerte, el 14 de diciembre de 1993 en Buenos Aires, a causa de una enfermedad degenerativa que la tuvo postrada durante varios años. Fue sepultada en la cripta familiar del cementerio de La Recoleta donde reposan también los restos de su hermana Victoria y en cuyo panteón sigue sin figurar su nombre.

En su obra se evidencian elementos de la vanguardia, lo maravilloso, la confusión entre lo real y el sueño, la atracción por lo infantil. El surrealismo que presenta incluye lo feo, lo misterioso, lo trágico, imágenes contradictorias, ridículas, cómicas, que niegan las propiedades físicas de los objetos.

Fotografía, Silvina Ocampo, Enrique Pezzoni, Alejandra Pizarnik, Edgardo Cozarinski y Manuel Mujica Láinez, por Bioy Casares, tomada de Medium.

Silvina Ocampo toma lo fantástico como forma de subversión, como una suerte de ruptura o disolución de un orden que resulta insuficiente e incluso opresivo. Esto fue utilizado por otros escritores del momento. Alojada en la realidad y lo cotidiano, su obra, «no supone en ningún caso un alejamiento, evasión o huida de la realidad, sino una verdadera y distinta aproximación a ella», como menciona María Bermúdez Martínez.

Silvina basa sus cuentos en sensaciones e historias irracionales cuya orientación literaria se inclina hacia «un mundo de sentimientos, intuiciones, sensaciones, miedos, sueños, obsesiones y traumas», al que en muchas ocasiones se puede atribuir una inspiración autobiográfica. Muchos relatos ahondan en la psique humana, son producto de los deseos del hombre y sus temores, y dejan entrever muchos de los aspectos estudiados por la psiquiatría de siglo XX: la sexualidad, el fetiche, los temores, los delirios femeninos. Al mismo tiempo, se une a lo absurdo, lo incongruente, al nonsense, a los siniestro e, incluso, a lo neofantástico. Como señaló Jackson, quien definió la literatura fantástica como un tipo de literatura cuya preocupación eran los límites y la transgresión de los mismos, a las mujeres normalmente les atrae lo fantástico como una forma de subvertir la sociedad patriarcal y el orden simbólico de la cultura moderna.

Sus cuentos están llenos de sospechas e incredulidad. Se cuestiona lo preconcebido de la infancia, de la mujer o de una realidad permeable, elástica y desviada. Su oblicua y transgresora visión de la realidad prefiere lo fantástico o lo gótico, lo soñado o lo imaginado frente a lo vivido, aunque los relatos se ubiquen en el entorno doméstico, en las casas de la ciudad y sus plazas. Nos situamos ante una realidad comúnmente conocida que se enfrenta a la irrealidad y muestra la doble moral de la clase burguesa de la que es originaria

Yo me aparto de la realidad, aunque para dar realismo tengo que volver a ella, pero yo me aparto, ni me fijo en ella y después vuelvo.


Fotografía principal, Silvina Ocampo, tomada de Universal Prensa.

Referencias
1. Belen Izaguirre Fernández. La obra narrativa de Silvina Ocampo en su contexto: confluencias y divergencias con una época. Universidad de Sevilla, 2017.
2. Daniela Díaz Larralde. «El enigma ¿estrategia o autenticidad? Una aproximación a la narrativa de Silvina Ocampo». Atenea n.° 513, 2016.
3. María Bermudez Martínez. «La narrativa de Silvina Ocampo: entre la tradición y la vanguardia». Anales de la Literatura Española. Universidad Alicante, No. 16, 2003.
4. Patricia N. Klingenberg. «The twisted mirror: the fantastic stories of Silvina Ocampo». Letras Femeninas. Vol. 13, n.° 1 /2 (primavera-otoño, 1987).

Marilinda Guerrero Valenzuela

«Guatemala, 1980. Escritora, recolectora y contadora de historias, recuerdos y sonidos.Ha publicado los libros de narrativa Relatos de sábanas (Letra Negra, 2011), Escenarios de un mundo paralelo (Letra Negra, 2012) y Voyager (Subversiva 2015). Fue incluida en la antología Cuerpos, relatos eróticos por mujeres (F&G editores, 2015). En poesía publicó el libro Todos tenían derecho a estar presentes (Alambique, 2014). En literatura infantil y juvenil publicó la novela corta Odisea de tres mundos (Santillana, 2016) y Sector 23 (mención honorífica en la rama de literatura juvenil en el primer concurso Marilena López (2017), Editorial Cultura, 2019). Los cuentos Canelo y La abuela gata fueron ilustrados y publicados de forma digital como parte de un proyecto de difusión de literatura infantil guatemalteca. Actualmente forma parte del equipo editorial de la revista de cuentos Primeros auxilios y es fundadora de la revista de ciencia ficción Exocerebros. Con su biblioteca móvil va a distintos parques con el fin de incentivar el hábito de la lectura. Participó en el primer encuentro de narración oral Las Lobas en Honduras, 2018; en el 33 encuentro de narradores orales en Buga, Colombia, 2019. Realiza talleres de monstruología para incentivar la creación, la expresión a través de la pintura, la escritura y la imaginación.

El huevo rojo

Correo: marilindaguerrerov@gmail.com

0 Commentarios

Dejar un comentario