-Rita Ma. Castillo / SOMOS ARTE–
Siempre escuchamos esta frase como una expresión de confidencialidad, como creyendo que las paredes guardaran nuestros secretos, y usamos como chiste el hecho de que si en realidad pudieran hablar seguramente tendrían tanta, tanta historia que contar. Pero, ¿qué tal si en verdad las paredes hablan?, tal vez no les prestamos atención. Porque las paredes en realidad saben hablar, incluso pueden gritar y tienen mensajes que inspiran, motivan, que retan, que te conmueven, que cambian, solo que a veces no los sabemos descifrar, no los queremos escuchar, mensajes entretejidos entre la libertad de un trazo realista o la rebeldía de un grafiti colorido que compite por un espacio. Las paredes en verdad tienen mucho que decir, solo hay que aprenderlas a escuchar.
Las paredes siempre nos hablan y traen mensajes crudos, honestos, tan emocionales, tan llenas de una genuina expresión de lo que como artistas llevamos dentro, de lo mucho que tenemos que decir y cómo, entre trazos, vamos gritando con voz firme, mensajes que como sociedad muchas veces no decimos. Hacernos escuchar toma otra dimensión cuando nos abren un lienzo gigante y nos dejan pintar, cobra otro sentido 3×3 metros, pintura y una idea para plasmar, es una conexión entre lo que está por decirse y lo mucho que falta por expresar.
No muchos entienden a las paredes, como sociedad aún tenemos mucho, mucho que aprender sobre ellas. Todavía no hemos aprendido por completo el lenguaje de las paredes, entre los prejuicios que van de un simple y clásico “quien raya silla, pared y mesa demuestra su bajeza” hasta un “esa marera ya van a manchar las paredes”, no entendemos el impacto de un mural o un grafiti y el poder que llegamos a tener al alterar un espacio por medio del color, que lo que muchos ven como vandalismo, para nosotros como artistas es un grito de color que va desde lo más profundo del corazón.
A las paredes no las sabemos escuchar, a veces no dejamos que nos hablen, muy pocas cosas se comparan con pararse frente a una pared y escuchar lo que nos tiene que decir. Si alguna vez han pasado frente a alguna colorida y excéntrica pared pintada, en cualquier calle, y no se han detenido a escuchar, entre colores, líneas, formas, estilos, habla de un cambio, del orgullo de lo que somos, de la belleza de descubrir a donde queremos llegar. A veces son oscuras, otras alegres, porque nadie es igual y cada quien se expresa a su manera y eso las paredes lo saben y agradecen la honestidad. Son tan distintas, cada pared pintada tiene una gran historia detrás, siempre nos provocan hacer una pausa y admirar, hasta hacen que nos queramos tomar una foto, porque ¿quién no tiene una buena foto con un mural o grafiti de fondo? Las paredes tocan fibras, como textos escritos con rapidez en lugares estratégicos, alguna frase que tal vez necesitábamos leer, las paredes nos tienen tanto que decir siempre. Aclaro algo importante, no apoyo el dañar propiedad privada, eso si es bajeza. Hablo del respeto de un buen texto o una pieza colocada en un lugar estratégico para cambiar un mal día en medio del tráfico o sacarnos una sonrisa, porque sí, el humor también puede ser algo artístico, cuando es genuino y va desde el corazón, así es el poder de saber leer las paredes, te puede hacer ver la vida diferente, te puede hacer mejor.
Para interpretar las paredes no necesitas ser un gran conocedor de arte, ni siquiera necesitas entender por completo cada pieza, solo necesitas tomarte tu tiempo, respirar, admirar y dejar que el mensaje te llegue. Debemos abrir la mente y botar la idea de que esta mal rayar una pared, incluso el término rayar o hacer un dibujito es ofensivo para los artistas, porque es un término que se queda tan corto al trabajo, inspiración y amor que se esconden, o más bien gritan, detrás de cada pieza. Debemos aprender a apreciar el valor que el arte puede aportar a un espacio, sea en exterior o interior. Cada pieza, por pequeña o gigante que sea, lleva un profundo mensaje de fondo, pero tenemos que dejar que nos hable, que nos conmueva.
Las paredes hablan, solo tenemos que aprender a escucharlas.
Fotografía por Rita Ma. Castillo.
Rita Ma. Castillo

Diseñadora industrial, apasionada por el arte, con ojos curiosos, corazón colorido, coleccionista de historias, relatos y vivencias con extraños. Descubrí el arte como una herramienta sanadora, como una medicina, dicen que las cosas llegan a la vida cuando deben llegar y a mí el arte me encontró y me rescató. Vivo de eso, y amo haber encontrado mi propósito de vida en ayudar al prójimo por medio de mi tesoro, por medio de mi arte, aprendo cada día y me nutro de color, historias y trazos.
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