Rodrigo Pérez Nieves | Política y sociedad / PIEDRA DE TROPIEZO
Dedicado a las especies de camaleones o lagartos que sufren mutaciones de colores y posiciones sin siquiera sonrojarse, esos son a mi entender los que en diferentes tiempos de la historia se han vendido por treinta monedas; menos mal que el pueblo se está dando cuenta.
Sí, a usted se lo digo señor político… lo he observado en sus giras por los diferentes municipios del departamento ¡por favor retírese!, ya no le haga más daño a este sufrido pueblo. ¿Ya se vio en el espejo? Los años ordeñando el erario público ya se le notan en la papada, las plazas para maestros que vendió cuando fue diputado con su política y demagogia ya se le notan en el abdomen, en las extremidades inferiores y esa mítica región de mal nombre que comienza donde termina la espalda.
Cuénteme, ¿ha leído aunque sea por curiosidad las fábulas de Augusto Monterroso? Allí está retratada su conducta oportunista, su arbitrariedad y cinismo. Si no las ha leído, le recomiendo por ejemplo la del Narciso león, rey de la selva, la famosa del camaleón que finalmente ya no sabía de qué color ponerse (¿ya contó las ocasiones en que se ha cambiado de partido?) o la historia de la vaca, la oveja y la cabra que un día se asociaron con el león para gozar de una vida tranquila, mas terminaron devoradas por el dictador. ¿No siente que le está sucediendo lo mismo?
Cuando enseña los dientes y entona los consabidos –y muy gastados– cantos de sirena, todavía hay babosos que le siguen, y creen en sus falsas promesas preelectorales, en ese espeso escupitajo hediondo a flores de sus proyectos para «una Guatemala mejor».
Le voy a decir lo que el pueblo piensa de usted y no se anima a decirlo: ya lo conocemos, en la ciudad, en el pueblo y en la aldea ya sabemos quién es, recuerde que los años no pasan en vano. Y usted, a pesar de su sonrisa seductora, de la panza cada vez más grande, de sus ojos de «yo no fui» y de su torrencial güiri güiri, ¡no le creemos! No olvide que todo tiene su hora final en esta vida. Reconozca de una vez, señor político, que en Guatemala ahora soplan nuevos vientos y que usted en lugar de andar ofreciendo lo que no va a cumplir, mejor debe esconderse en el recóndito cementerio de los elefantes, porque recuerde que a todo paquidermo…
Algo más, al señor político de «izquierda», a usted también le llegó «su hora», lo observamos revolviéndose en el mismo lodo que antes tanto cuestionó, ya que de la noche a la mañana, sin mayor esfuerzo. Se despojó de la ética que por años proclamó, para andar del brazo, compartiendo con los que siempre dijo combatir.
¿No le parece, señor político, que le llegó la hora?
Imagen principal tomada de Dorian.
Rodrigo Pérez Nieves

Ingeniero graduado en Alemania, columnista durante 12 años en el periódico El Quetzalteco, con la columna Piedra de tropiezo. Colaborador con los grupos culturales de Quetzaltenango y Coatepeque. Catedrático en la URL en la carrera de Ingeniería Industrial, sede Quetzaltenango. Libros escritos: Pathos entrópico (poesía y prosa), Cantinas, nostalgias de un pasado y el libro de texto universitario Procesos de Manufactura.
Correo: pngeneral@gmail.com
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