-Mercedes Fuentes / LUCIÉRNAGAS–
…como la luciérnaga, que viene de la noche con luz propia, es más, no solo sale victoriosa de la noche,
sino abona al mundo con su luz, para que todos los días haya amaneceres.
Las criaturas del aire, Gerardo Guinea
Sirva este espacio para rendir homenaje a mujeres artistas guatemaltecas, mujeres luciérnagas, que iluminan el camino para los demás, mujeres luz.
Sara Curruchich es una joven artista maya, de San Juan Comalapa, Chimaltenango, que desde muy temprana edad ha disfrutado de cantar en su idioma materno, el kaqchikel, y que hoy día es una de las voces líderes de los movimientos sociales juveniles de Guatemala, incluido el movimiento estudiantil de la Universidad de San Carlos de Guatemala, donde cursa estudios superiores de música. Ahí es referente y ejemplo para sus compañeros y compañeras del compromiso social que conlleva ser estudiante sancarlista, ser mujer, ser maya, ser artista en un país donde todas estas condiciones pueden resultar cuesta arriba, mas no suficientes para hacer desmayar a valientes y aguerridas mujeres como ella.
Pero estas jóvenes no surgen por generación espontánea. No obstante su juventud, hay varios factores que anteceden a su carrera. Uno de esos factores fue el contar con el apoyo de su familia, quien respetó su derecho a la educación no obstante las limitaciones, y en iguales condiciones que sus hermanos varones. Otro aspecto a tomar en cuenta son sus estudios en la Escuela Normal para Maestros de Música “Jesús María Alvarado”, una de las instituciones más importantes para la educación musical en Guatemala. Finalmente, reconoce una importante influencia por parte de músicos guatemaltecos, entre los cuales menciona al trovador Fernando López y a Rebeca Lane, otra guatemalteca aguerrida, rapera, que le canta a la libertad, a los derechos de las mujeres y a la diversidad.
Desde 2011 a la fecha su carrera ha avanzado a un ritmo trepidante, formando parte del grupo de rock mam Sobrevivencia, participando con la orquesta filarmónica de Dresde, Alemania. En 2013 se da a conocer más ampliamente como cantautora, formando parte de los Festivales Solidarios; y participa en 2014 en el XXX Festival del Centro Histórico de México.
En 2016 Sara presentó su sencillo Resistir, y relata que, a su parecer, la música que interpreta no le representa únicamente a ella, sino también a su comunidad; y canta en kaqchikel porque considera que es el idioma con el que mejor puede contar la historia de su familia y de su pueblo.
Eventualmente Sara es invitada por autoridades universitarias a interpretar los himnos en eventos académicos, esos himnos en latín y en castellano, que poco o nada tienen que ver con su cultura, pero cuando los canta Sara se empodera del espacio colectivo, y cuando lo hace empodera a la juventud, empodera a las mujeres, empodera a las mujeres mayas, hace suyas esas palabras tan ajenas.
Pero más allá de hablar de ella, su hermosa música y su maravillosa voz, quería aprovechar este espacio para compartir lo que su presencia significa para la juventud en la coyuntura actual, de cómo su serenidad y dulzura, acompañados de firmeza y certeza de ir por el camino correcto, en pro de los derechos humanos, transforman momentos colectivos y se convierten para muchas jóvenes sancarlistas en esperanza, en conciencia de las desigualdades e injusticias que sufre nuestro país. Y sobre todo les lleva a la reflexión sobre el tipo de artistas en que se han de convertir, a preguntarse si se conformarán con hacer arte ornamental o se inclinarán por ser creadoras de un arte social, que coadyuve a que se hagan realidad esas transformaciones sociales que tanto necesitamos.
Gran cantidad de personas, sobre todo mayores y de las clases medias urbanas, argumentan contundentemente sobre la situación política de Guatemala, sobre los lastres que desde siempre han impedido el desarrollo de todos los sectores, en sus diferentes aspectos; concluyen famélicamente que Guatemala está como está de mal a causa de los guatemaltecos mismos, y que por ello es imposible que mejoremos. Muchas de estas personas se quejan y farfullan, cuando tienen resueltas sus necesidades y más, con una resignación que les viene mal porque ellas no sufren las grandes desigualdades sociales de nuestro país.
A esas personas yo les digo, con todo respeto, que sus lamentos no nos sirven de nada, que su resignación es muy suya, pero hay muchos seres de luz como Sara que no pueden darse ese lujo, que no se lo permiten, que no abandonan, que iluminan el camino del cambio hacia un mundo más justo.
También les digo que en medio de tantas tragedias e injusticias, Guatemala ha tenido avances en materia de derechos de los pueblos mayas y de las mujeres, que hace pocas décadas era inconcebible que nuestras congéneres ocuparan cargos políticos, académicos o al frente de grandes empresas. Sin embargo, hoy día, aún cuando los porcentajes continúen siendo desproporcionados, hemos recorrido una brecha en el camino hacia la equidad, y como dice Sara en su canción:
vamos caminando, dejando huella, repartiendo miradas y estrellas.
Mercedes Fuentes

Actriz y directora de teatro, desde 1998 ha dirigido obras de autores latinoamericanos, europeos, y creaciones colectivas, abordando temas sociales de actualidad. En 1999 junto con Patricia Orantes, funda Rayuela Teatro Independiente, agrupación que incidió en el movimiento teatral guatemalteco a través de programas de creación, formación e intercambio teatral. Actualmente es directora de la Escuela Superior de Arte, de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
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