Carlos Juárez | Política y sociedad / CLANDESTINO Y ARTESANAL
A estas horas la noticia ya es oficial, tenemos dos posibilidades en segunda vuelta electoral y no es nada alentador. La Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y el partido VAMOS son los grandes ganadores y quienes disputarán la Presidencia de la República en la segunda vuelta electoral.
Las reacciones no se han hecho esperar en las redes sociales, las cuales expresan un submundo de sentir popular, ya que lo vivido en ellas en la previa de la contienda electoral dista mucho de la realidad. Esto es un aprendizaje para todos los guatemaltecos de todos los rincones del país, pues en cada uno de esos lugares existen infinidad de ideas, convicciones e intereses que se traducen en votos para cualquiera que participe en el proceso electoral.
Pero en las opciones que toca elegir, es importante pensar en los panoramas a los que se enfrentan los derechos humanos hoy en día. La situación nacional no permite generar empatía con ellos, la violencia e impunidad se asocian a los derechos humanos, lo cual es un discurso desgastado y totalmente falso.
Ese discurso se ha presentado como oferta electoral en el caso de Giammattei, el candidato de VAMOS, lo cual representa un peligro enorme para las garantías fundamentales que goza cada ciudadano del país.
Sandra Torres, por su parte, no presenta un discurso abierto en contra de los derechos humanos, es moderada al respecto, sin embargo, en la integralidad de estos, es necesario que haya políticas más claras que tiendan al respeto a ellos, pues la principal oferta de programas sociales es más clientelar que sostenible, por lo cual se genera un irrespeto a la dignidad de las personas.
La reflexión es una invitación a valorar ambas candidaturas desde ese plano, el del respeto a la dignidad humana, pues durante los últimos ocho años ha existido una política clara en contra de los derechos humanos. Tanto Otto Pérez como Jimmy Morales abogaron por instalar un sistema militarizado en todos sus niveles, quizá el último con formas más retrogradas, pero la verdad es que estos periodos son claramente ejemplificados con dos eventos.
Por una parte, la masacre de Alaska por los patriotas; por otra, la quema de las niñas del Hogar Seguro durante el periodo de Jimmy Morales. Esas acciones nos describen los dos últimos periodos de gobierno.
Si somos fríos, la descripción de ambos candidatos oscilaría entre el responsable de ejecuciones extrajudiciales y la defraudadora de ley que se divorció de su esposo para seguir gobernando en Guatemala.
Y desafortunadamente, debemos elegir uno. Así como nos ha tocado siempre.
Por eso la esperanza está en esos equipos de trabajo, integrados, en todos lados, por unos pocos que buscan el bien del país. Ahora la decisión pasará por informarnos también por los que integran esos cuadros diferentes, los que están ahí silenciosos, y que, por lo general, son los que más aportan a las decisiones gubernamentales.
Revisar los perfiles de los vicepresidenciables, los futuros ministros que conformarán el gabinete de gobierno y los asesores detrás de cada uno de ellos.
Asimismo, poner atención a los diputados de cada uno, pues el Congreso también es un apoyo clave para hacer gobierno.
Pensar en los derechos humanos y su futuro es difícil con estas propuestas, pero hemos de buscar esa información colectiva, que nos ayude a tomar una decisión con la cabeza y no con el corazón, como siempre ha de ser, y, sobre todo, sea quien sea el elegido, continuar fiscalizando el accionar de cada funcionario público y exigir el pleno respeto a las garantías mínimas de todas y todos.
Carlos Juárez

Estudiante de leyes, aprendiz de ciudadano, enamorado de Guatemala y los derechos humanos, fanático del diálogo que busca la memoria de un país con amnesia.
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