gAZeta | Para no extinguirnos / PELOTAZOS Y ALGO MÁS
Cada día que pasa, nos acercamos más al festival futbolístico mundial, que esta vez se realizará en once ciudades distintas, distribuidas por toda la geografía de una Rusia diversa, aunque unificada por una sola religión, un solo idioma y un alfabeto.
Pudiendo suceder cualquier sorpresa, los resultados y capacidades de cada una de las treinta y dos selecciones, colocan a cinco como candidatas naturales al título. Alemania y España, por el continente europeo, y Argentina, Brasil y Uruguay, por la parte latinoamericana. Los demás harán el intento, pero sería demasiada suerte que algún otro país de América Latina, Asia o África pudieran coronarse campeón esta vez. Los favoritos encontrarán mayores dificultades con otros países de Europa, tales los casos de Inglaterra, Polonia, Croacia, Suecia o Bélgica.
Este 14 de mayo todos los países debieron entregar a la FIFA la lista de 35 atletas, entre los que tendrán que definir los 23 que finalmente asistirán a la competencia. Sin embargo, las listas pueden no ser públicas, alternativa por la que optaron España y Uruguay. Por lo tanto, solo se pueden hacer comparaciones objetivas entre las otras tres selecciones, aunque se tenga cierta idea de quienes serían los futbolistas que participarán en esas otras dos.
Brasil, por su parte, ha preferido acabar cuanto antes con las especulaciones y ha presentado ya la lista definitiva de sus 23 jugadores, haciendo así un esfuerzo por dar forma de inmediato a un equipo que, colmado de jóvenes estrellas, tendrá, como en otras ocasiones, la dificultad de darle rápidamente unidad a un grupo en el que cada jugador posee un estilo, técnica y práctica diferente, pues provienen de ligas marcadamente disímiles, siendo muchos de ellos líderes en sus agrupaciones.
Tanto Brasil, como Alemania y Argentina, basan su plantel, respectivamente, en 7, 8 y 9 jugadores que estuvieron presentes en el anterior mundial. Serán los llamados a dar tranquilidad y estabilidad al grupo, controlando la ansiedad y el deseo por brillar de los que están por primera vez en esta justa.
Pero como ya es de todos conocido, mientras Alemania, y otros países europeos, conforman su selección con deportistas activos en sus propios campeonatos, los entrenadores de Argentina y Brasil, apenas se han fijado en uno que otro jugador que pertenezca a clubes nacionales para conformar sus equipos, ya que se trata de países exportadores natos de futbolistas. Así, mientras en la lista de Alemania 25 de los 33 nominados juegan en su liga, de los 23 que por Brasil irán a Rusia, apenas 3 juegan en el país, siendo casi seguro que no formarán parte del equipo titular. Situación parecida presenta Argentina, que de los 33 convocados solo 6 forman parte actualmente de equipos argentinos.
Por si esto fuera poco, Löw ha basado su equipo en jugadores del Bayern Munich, que acumulan la experiencia futbolística de Guardiola (2013-2016), Ancelotti (2016-2017) y Heynckes (2017-2018) en un ir y venir de experiencias tácticas, pues mientras estos han entrenado al equipo desde 2013, Löw lo ha hecho con la selección alemana desde 2004, primero como asistente de Klinsmann, y a partir de 2006 como su entrenador principal. Puede decirse que en la actualidad el futbol alemán tiene la marca de Löw y su mayor expresión está en el Bayern Munich.
Esto hace la principal diferencia entre las cinco selecciones llamadas a disputar la final el 15 de julio en el Luzhniki Stadium de Moscú. Alemania posee un grupo de jóvenes jugadores que ya se conocen y muchos de ellos han jugado juntos, que dominan la táctica impuesta por su entrenador y guardan aún viva la emoción de la final de 2014.
Brasil y Argentina, en cambio, tienen números totalmente diferentes. Sus entrenadores apenas si han estado con la responsabilidad de dirigir a su selección estos últimos años de clasificación. Si bien Sampaoli lleva en la mochila todo lo logrado con la selección chilena y los equipos que ha entrenado, a estado fuera del futbol nacional por casi dos décadas, mientras que Tite conoce al dedillo el futbol brasileño, pues ha entrenado a grandes clubes como Corinthians, habiendo establecido relación deportiva con varios de los ahora convocados.
Tal vez por ello Tite, Adenor Bacchi su nombre de pila, prefirió centrar su interés en brasileños que recién se coronaron campeones en la Premier Ligue inglesa con el Manchester City de Guardiola, por quien guarda una nada disimulada admiración. Son cuatro los futbolistas brasileños de la selección que se entrenaron diariamente con el catalán, lo que innegablemente deja un sello en las reacciones de los jugadores en el campo.
Lograrán las grandes figuras, como Messi o Aymar y Coutinho, darle unidad y disciplina a un grupo de estrellas que apenas si se conocen y, con base en esas capacidades individuales obtener el triunfo o, como sucedió ya en 2014, el trabajo largamente acumulado, enfatizado en una dinámica de intimidad entre la liga nacional y selección coronará de nuevo a Alemania. Esa es una pregunta que, muy probablemente, se podrá aclarar cuando el mundial esté a la mitad de su realización.
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