Rusia 2018: posible campeón entre los de siempre

gAZeta | Para no extinguirnos / PELOTAZOS Y ALGO MÁS

Convertido desde hace décadas en uno de espectáculos deportivos más esperados y seguidos, el Mundial de futbol, a realizarse este año en Rusia, presenta, como ha sido desde hace más de medio siglo, cinco o seis equipos con amplias posibilidades de llevarse el trofeo, tres o cuatro que pueden ser sorpresa, y una veintena más que actúan de vistosas y aguerridas comparsas, con deportistas y espectadores felices de llegar a esa justa en nombre de su país, pero sin más ilusiones que verse por televisión y ser comentados en los medios locales por complicarles el camino del éxito a uno que otro de los llamados grandes.

Conforme las exigencias mercadológicas y comunicacionales aumentaron, el número de países participantes también ha crecido, lo que no se corresponde con el número de selecciones realmente capaces de alcanzar el triunfo final. La competencia, por la manera en que ha sido concebida, desde su inicio es desigual e inequitativa. El sorteo de grupos favorece a los llamados países fuertes o de tradición ganadora, pues se impide que en la primera fase de la competición se enfrenten entre sí, siendo el único momento en el que todos los participantes están supuestamente con posibilidades de llegar al final, pues hay acumulación de puntos y varios enfrentamientos.

Selección sub-20 de Inglaterra. Fotografía tomada de FIFA.

En esta ocasión, de las ocho selecciones establecidas como cabezas de grupo, seis tienen casi asegurado su paso a la siguiente fase pues, aunque enfrentan a equipos difíciles, pueden perfectamente quedar en segundo lugar y superar así la disputa de grupos. Son los casos de Rusia, Portugal, Francia, Argentina, Brasil y Alemania.

También puede que pasen a la siguiente ronda Bélgica y Polonia, en el primer caso porque la única selección que les puede enfrentar seriamente es Inglaterra, y en el otro porque Senegal, Japón y Colombia están casi en igualdad de condiciones y pueden matarse entre ellos. Sin embargo, en estos dos grupos bien puede haber sorpresas, y los equipos escogidos para encabezar pueden quedarse en el arranque. Esto es más factible con Bélgica que con Polonia, pues los polacos cuentan esta vez con un equipo no solo fuerte sino técnicamente muy desarrollado.

La disputa efectiva en esta primera fase estará, en consecuencia, entre los otros tres equipos de cada uno de los grupos, de entre los que saldrán los otros ocho competidores para la siguiente fase. Pero ninguno de ellos, con excepción de Uruguay, Inglaterra y tal vez España, tienen, por ahora, posibilidades de llegar a la disputa final, aunque Suecia, Serbia y Croacia se esfuercen por pasar a la siguiente ronda.

Visto a menos de cien días de distancia, el Mundial de Rusia se anuncia como una competencia centrada en las selecciones europeas, pues si bien Brasil y Argentina llegan plagados de estrellas, estas son individuales y forjadas en competencias muy disímiles. Los brasileños y argentinos que juegan en España tienen un estilo muy diferente a los que lo hacen en Inglaterra o Francia, siendo difícil de convertirlos en equipo, pues cada uno es estrella en su liga y su equipo.

Esto no sucede con Alemania, Francia, Inglaterra y Portugal, donde la mayoría de sus atletas compiten en sus propias ligas, perteneciendo a equipos con características técnicas muy similares, lo que les permite mayor acoplamiento e identidad al momento de jugar en una selección. No se disputan estrellato ni contratos, pues ya tienen un ingreso estimulante en su país, por lo que el éxito personal en esta justa está determinado por el éxito de su selección, con excepción de uno que otro que, como Cristiano Ronaldo, son ya líderes natos en su selección.

España y Francia parecen tener equipos con pocas posibilidades de éxito. España, porque sus mejores jugadores ya pasaron la época de las grandes conquistas y aún no existe una generación efectivamente de relevo y, en el caso francés, porque sus jóvenes estrellas no llegan a tener la estabilidad y fuerza competitiva de sus antecesores, aunque fueron subcampeones de Europa en 2016.

En ambos casos, es evidente que la apuesta por hacer de los clubes gigantescas empresas comerciales, si bien le ha redituado a sus propietarios altas ganancias al comerciar con precios exorbitantes con las estrellas del deporte, ha hecho que los deportistas locales se pierdan entre los cracks extranjeros, imposibilitando la constitución de grupos nacionales con posibilidades de éxito.

Selección sub-20 de Inglaterra, celebrando su triunfo en la Copa Mundial Sub-20, Corea 2017. Fotografía tomada de La Nación.

Inglaterra, si bien padece la misma sobrevaloración del mercado de jugadores, mantiene un amplio número de deportistas de alto nivel que, reunidos, pueden llegar a competir seriamente por el título, al grado que sus selecciones sub-17 y sub-20 fueron campeonas mundiales en 2017, y sus mejores jugadores muy posiblemente nutrirán su selección mayor, por cierto, gran número de ellos hijos de inmigrantes africanos.


Imagen principal tomada de El bocón.

gAZeta

Reflexiones y comentarios diversos sobre el mundo deportivo, los actores y los negocios que lo obstruyen

Pelotazos y algo más

0 Commentarios

Dejar un comentario