Edgar Rosales | Política y sociedad / DEMOCRACIA VERTEBRAL
Toda la percepción creada alrededor de la nunca demostrada idea de la comisión de un fraude electoral en las pasadas elecciones, no nació cuando se descubrieron alteraciones en la digitación de las actas respectivas y que, tal como se ha demostrado, eran anomalías menores que no alteraban la voluntad popular.
En realidad, todo fue un plan concebido semanas antes, cuando lo más oscuro de las estructuras militares y mafiosas que rodean al presidente Jimmy Morales, planificó uno de los más deleznables proyectos contra la democracia que uno pueda imaginar: romper el orden constitucional con el pretexto de la inconformidad popular por los resultados electorales.
Con el paso de los días todo coincide. Sé que varias personas conocían de este macabro propósito porque a mí me llegó por medio de una de fuente que cultivé durante buena etapa de mi carrera periodística, debido a que se ganó mi credibilidad por lo asertivo de los datos que suelen acompañar a la información que me proporciona.
Muy al estilo de la inteligencia militar, los autores de esta patraña sabían que bastaría con tomarle fotos a algunas papeletas electorales marcadas deliberadamente en favor de un partido político o bien, captar en los teléfonos cualquier situación que indicase anormalidades, por insignificantes que fueran. Y es que, con un ambiente preelectoral polarizado y conflictivo, era de lo más fácil explotar la sensibilidad de los votantes y darle carácter de escándalo en las redes sociales.
Y así fue. Los casos de anomalías reportadas son mínimos e insuficientes para constituir un fraude masivo, es decir, no se produjeron en cantidades tales que habrían beneficiado a determinada opción política, tal como lo explicaron la Misión de Observadores de la OEA, la entidad experta por excelencia en la materia, el Mirador Electoral, cuyo conteo rápido confirmó la validez de los escrutinios, y expertos en diversas áreas, tal el caso del genio guatemalteco, Luis von Ahn,
Sin embargo, el daño estaba hecho, y con el aporte de las redes sociales más el inflamable morbo que anima a los internautas a replicar masivamente cualquier tontería, resultó juego de niños magnificar la idea de que algo estaba podrido en esta primera vuelta electoral.
Quisiera creer que la inexperiencia y la buena voluntad animaron a Thelma Cabrera y su Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) para salir los primeros a gritar «¡fraude!» sin mayores elementos para respaldar semejante declaración. (En realidad, hasta hoy nadie ha presentado pruebas de que se haya violado la decisión del pueblo). Pero, independientemente de sus motivos, esta actitud ha quedado registrada históricamente como un respaldo tácito a los planes contra la institucionalidad.
El caso es que si no contaban con esta inesperada colaboración, los oscurantistas no perdieron el tiempo, y al día siguiente fortalecieron el clamor de fraude, logrando que amplias masas incautas se adhiriesen al coro manipulable. No ha faltado quienes recuerden que más o menos así, explotando el sentimentalismo social, fue cómo se gestó el triunfo de Jimmy Morales en 2015, cuyas consecuencias son cada vez más insoportables para la población.
El otro factor de apoyo al plan provino, nada más y nada menos, del Tribunal Supremo Electoral (TSE), cuyos magistrados, ampliamente rebasados por las reformas a la LEPP, pero, sobre todo, por su incapacidad de leer las características políticas de la coyuntura, contribuyeron con sus actitudes pasivas, su tardanza en reaccionar y la admisión de errores en la transmisión del escrutinio de diputaciones y alcaldías, a acentuar la insana idea de fraude.
Tampoco puede dejarse de mencionar la actitud irresponsable y de fingida ignorancia respecto de las reglas electorales, manifestada por los presidenciables Edmond Mulet y Manuel Villacorta, al exigir la nulidad de las elecciones y la convocatoria a un nuevo proceso; solicitudes ambas que carecen del mínimo sustento jurídico y, ante la posibilidad de un rompimiento constitucional, tampoco tienen sentido político. Lo anterior, pese a que Mulet, en la noche de la elección y en una inequívoca muestra de travestismo político, había llamado a «aceptar los resultados».
Con esta suma de ingredientes, insignes oscurantistas como Ricardo Méndez Ruíz, Giovanni Fratti y algunos otros, de manera levemente disimulada como el matutino elPeriódico en su editorial «¿Nulidad por fraude electoral?», se han dado a la tarea de incentivar la incertidumbre ciudadana para convertirla en demanda de nuevas elecciones, todo lo cual viene como anillo al dedo a los planes desestabilizadores de Jimmy Morales.
Se asegura que el gobierno busca a toda costa el aval de Washington para este desquiciado proyecto, lo cual explicaría la obscena sumisión de Morales ante la propuesta de Donald Trump de declarar a Guatemala como «tercer país seguro», con la vergonzosa esperanza de que, así como ocurrió con el traslado de la embajada guatemalteca a Jerusalén, esta nueva acción sea su carta dorada para conseguir la aprobación a sus planes continuistas.
Afortunada y muy oportunamente, el Grupo de Donantes –G-13– brindó su apoyo público al TSE, lo cual debe entenderse como un ¡hasta aquí! a los propósitos demenciales del presidente y su séquito de desestabilizadores, toda vez que dicha instancia diplomática representa a los nueve países y a los cuatro organismos multilaterales que destinan más recursos de cooperación a Guatemala.
Por eso, es necesario tener presentes varios hechos muy claros:
1. Cada grito de ¡fraude! es un voto a los planes golpistas de Morales.
2. Para detener esta vorágine contra la democracia, es imprescindible que los magistrados del TSE disipen de manera clarísima e incuestionable todas las sospechas de acontecimientos oscuros. Sin este requisito, todas las demás acciones y menos esa ridiculez de criminalizar a quienes aseguren que hubo fraude, serán vanas.
3. Entender que, por imperfecta que sea, esta es la democracia que tenemos y que la misma puede ser perfectible con más democracia, nunca por los caminos de retroceso a los que nos quieren llevar los neofascistas chapines.
Decididamente, ¡un rotundo no al golpe!
Fotografía principal tomada de Cuba sí.
Edgar Rosales

Periodista retirado y escritor más o menos activo. Con estudios en Economía y en Gestión Pública. Sobreviviente de la etapa fundacional del socialismo democrático en Guatemala, aficionado a la polémica, la música, el buen vino y la obra de Hesse. Respetuoso de la diversidad ideológica pero convencido de que se puede coincidir en dos temas: combate a la pobreza y marginación de la oligarquía.
Correo: edgar.rosales1000@gmail.com
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GUATEMALA. 19 DE AGOSTO. EN SEGUNDA LECTURA
Por: Rafael Mérida cruz-Lascano
Prensamerica, Guatemala.
EVANGELIO. “buena nueva” (del griego εὐ, «bien» y αγγέλιον, «mensaje») es según la fe cristiana la buena noticia.
Más fácil, podría creerse, le es “dar la espala a un ciudadano” que un Gobernante engañar a un pueblo “Ya despierto”.
LA Lectura del mensaje; En estos días, según el Ministerio Pública y La Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) dijo el Comisionado, doctor Iván Velásquez Gómez a sus discípulos:
-«Os aseguro que difícilmente seguirán engañando a las autoridades. Es una justicia que está reclamando toda la población independientemente de su condición política, económica, social y… escuchenme bien, “étnica».
¡Al oírlo, con mucho pavor, renunciaron algunos corruptos, otros temerosos se escondieron, muchos otros que ya han sido (Monzón caerá) descubiertos tratan de aferrarse a “la cabeza” pero el ladrón que permite y perpetúa el régimen de saqueo, disfrazado de político le da por hacerse el sordo y el ciego ante lo que es irrefutable, se esconde espantado. Y dice:
-«Entonces, si no sacamos a la CICIG, ¿quién puede salvarse?»
Velásquez se les quedó mirando y les dijo:
-Cuando se piensa en términos de justicia, es también justicia para todos, no para sectores: Y ya lo dice el refrán, El primera será el último.-
-«Pues nosotros lo hemos dejado todo en el Congreso y aun no hemos saqueado todo; ¿qué nos va a tocar? »
El Ministerio Público, les dijo:
-«Os aseguro: cuando llegue el momento, todo el peso de la ley caerá sobre ustedes, sin importar, que quien ahora se sienta en el trono, pierda su gloria, también vosotros, los que me habéis delinquido, os sentaréis en su misma mesa.
El que defiende a su Patria, a las Etnias, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá su galardón de “Hombre o Mujer” de Maíz.
Mi Palabra de Honor.
Dr. Rafael Mérida Cruz-Lascano
«Hombre de Maíz 2009»
Guatemala, C. A
Gracias por sus comentarios, Jacobo Vargas Foronda. Aprecio el febril anhelo de descalificarlos manifestados en diversas columnas que he publicado, lo cual es válido y apreciable, pero no me detendré a replicar. Hubiese deseado (soñador que es uno) que el desglose de comentarios que buscan descalificar mi opinión proviniesen de una fuente menos dogmática y más equilibrada, porque ello me habría animado a un interesante debate y no a uno de tipo bizantino, pero ni modo… es lo que hay. Mientras tanto, seguiré publicando en esa línea, esperando sus nuevos comentarios. Saludos.
Es Ignorancia hablar de un golpe de estado; eso ya no se puede en Guatemala, mucho menos con un ejército totalmente diezmado en sus capacidades humanas. Vociferar ó exponer una tesis de esa naturaleza es una irresponsabilidad ya que únicamente solo se busca notoriedad para obtener un espacio político ó sensacionalismos que nos conducen solo a confundir mas a la población. Nadie tiene capacidad actualmente de sostenerse en el poder y nuestra constitución indica claramente el procedimiento a seguir a la hora de un cambio y eso ya se practicó en la administración de los super ladronasos.
La polémica del fraude electoral ronda como un fantasma en Guatemala. Si se denuncia el fraudulento proceso electoral, como lo afirma Edgar Rosales, se está apoyando a las cavernícolas fuerzas políticas, económicas y genocidas de Guatemala. Ante ese inquisorial señalamiento que hacen quienes no están pensando en Guatemala como proyecto político de largo plazo superando las criminales condiciones del actual sistema socio político y económico imperante, sino que con claros intereses personales y políticos en las muy cuestionadas “opciones” UNE y Vamos, ha de suponerse que el borrón y cuenta nueva es el procedimiento a seguir.
El proceso electorero, desde los preparativos de la llamada “nueva” LEPP, la compra de votos con dinero publico y privado, laminas y otras menudencias regaladas, persecución penal a fiscales por hacer su trabajo, demandas penales contra periodistas, anulación de candidatura de la exfiscal general del MP, múltiples dificultades para inscripción de MLP, acarreos de votantes, actas ya marcadas, una es suficiente, conteo de votos y elaboración de actas sin la activa presencia de fiscales de los partidos políticos, elaboración de actas con múltiples “errores”, alteración de los resultados numéricos de las actas de mesa, municipales y departamentales, hasta llegar al misterioso defecto del “sistema” computarizado que duplica votos, etcétera, y, claro, no se puede hablar de un muy escabroso, fraudulento proceso electoral.
Se afirma que lo que se ha encontrado son ¿“anomalías menores”? ¿Cuáles serían, entonces, las o la anomalía mayor? que hace falta para confirmar sin duda alguna el gran trinquete, chanchuyo electoral ¿que, si alteran la voluntad popular de elegir, no el simple hecho de votar? ¿Acaso el cambiar números no es una conducta delictiva, fraudulenta?
Las “punteras candidaturas” se encuentra muy lejos de los mínimos criterios que sustenten la mínima credibilidad de gobernar en beneficio del país. Para darle mayor “peso” a su opinión, Edgar Rosales nos trae a colación “una anónima fuente” en momentos que lo menos necesitado es el anonimato de las afirmaciones.
También, raudo y veloz se apoya en lo dicho por esa corrupta organización denominada “OEA” que en realidad es una agencia manejada por los intereses estadounidenses y su doctrina Monroe, y con Mirador Electoral y Luis von Ahn, que llegaron a determinadas conclusiones a partir del conteo rápido “que confirmó la validez de los escrutinios”. Nos olvidamos que, el único que puede validar la validez de los escrutinios es el TSE, si de legalidad estamos hablando, y también olvidamos que justamente es el numero de votos hacia A o B lo que está en serio y preocupante debate.
Ahora ya no acusa al MLP y a Thelma Cabrera de estar “en alianza”, con los kaibileros y corruptelas, por mencionar la realización de un fraude electoral. Pero insiste en colocarlos como “un respaldo tácito a los planes contra la institucionalidad”. ¿A que institucionalidad? ¿La institucionalidad impuesta y manejada por las mafias corporativas agrupadas en instancias como el CACIF? ¿No es, exactamente, esa corrupta e impune “institucionalidad” la que Guatemala necesita cambiar?
El articulista coloca en los mismos niveles a nombres como Manuel Ricardo Villacorta Orantes con los repugnantes, asquerosos, nefastos Ricardo Méndez Ruiz y Giovanni Fratti, con toda la intencionalidad de embarrar, ensuciar, desprestigiar y colocarlo en el entramado de los mafiosos entretejidos del titiritero y los Ali Babaes de Guatemala, camada de la cual no se distancian mucho ni Torres ni Giammattei.
Concluye Edgar Rosales, con la cantaleta que venimos escuchando desde el surgimiento de la ficticia “democracia burguesa” y el capitalismo, con eso de que “ambos son imperfectos pero perfectibles” y ya con mas de 200 años no vemos por ninguna parte cambio alguno que aproxime a las hipócritas democracias occidentales, ya no digamos la de cartón de Guatemala, con sus expoliadores sistemas económicos hacia un camino que pueda decirse encontrado para eliminar sus gravísimos desaciertos como síntoma de perfectibilidad.
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