Riqueza 4.0: la economía de datos y las oportunidades para los países en vías de desarrollo

Cynthia Rojas Ureña | Política y sociedad / ENFOCÁNDONOS EN LO IMPORTANTE

El siglo XXI trae consigo grandes cambios en múltiples áreas, entre ellos la social y económica. Donde la interacción se realiza mayormente en ecosistemas digitales gracias al mayor acceso a las TIC e hiperconexión entre individuos y comunidades a nivel mundial, como consecuencia a esta socialización virtual [1] el intercambio socioeconómico está evolucionando. Esto significa que cada vez que una persona ingresa a un sitio de internet o red social, va dejando tras sí el rastro de su ADN digital en la red, generando gran cantidad de datos sobre sus gustos, preferencias comerciales y sociales, tendencias políticas, religiosas y psicológicas. Toda esta información es parte de un mercado altamente rentable, la cual es procesada para generar patrones, predicciones y otros datos a partir de información digital en bruto. Tal como lo indica The Economist (2017), se estima que habrá 30 mil millones de dispositivos de generación de datos para 2020, llegando a 80 mil millones para 2025. Todos estos dispositivos se proyecta que estarán generando más de 44 zettabytes para el 2020 y unos 180 zettabytes para el 2025. Toda esta data es procesada por la emergente ciencia de datos (data science) y otras ramas que han visto la oportunidad para generar modelos de negocio basados en la recopilación, exploración y explotación de estructuras de datos con el fin de crear nuevos productos y servicios innovadores. Sin embargo, dado que muchos de los servicios a los que se tienen acceso son gratis, se paga mediante los datos generados. Por lo tanto, nuestros datos son más importantes de lo que se piensa, pues son «el nuevo petróleo del siglo XXI» como lo acuña la revista The Economist. Este tema puede verse desde dos puntos de vista muy diferentes. El primero, desde la perspectiva de oportunidad para el desarrollo de nuevos negocios basados en la teoría de juegos suma cero donde unos ganan y otros pierden, o bien, desde una perspectiva donde la riqueza sea distribuida a más sectores, interconectando las plataformas de negocios mediante la creación de nodos o mallas digitales, esto beneficiaría a nuestras las economías en vías de desarrollo.

Sin embargo, para definir la estrategia de creación de nuevos tipos de servicios y negocios, es necesario entre muchos otros factores, conocer el nivel de desarrollo tecnológico y accesos a internet con el que se cuenta. Sobre ese particular, el reporte publicado por ITU (2017) [2], señala algunos indicadores importantes a tomar en consideración. El continente americano en el 2017 obtuvo un promedio de IDI [3] de 5.21, Estados Unidos y Canadá lideran dicho continente, mientras que Haití y Cuba están en el grupo de los menos desarrollados. Costa Rica, por su parte, bajó dos posiciones, del puesto 7 al 9, y, en el ranking global pasó del puesto 57 en el 2016 al número 60 para el 2017, adicionalmente, su IDI en el 2016 fue de 6.29 y pasó a 6.44 en 2017. A nivel mundial el índice de desarrollo de las TIC por clasificación se visualiza de la siguiente manera:

Índice de desarrollo tecnológico mundial divido por grupos económicos, tomada de ITU, 2017.

Por otro lado, durante los últimos 10 años, en la región centroamericana se ha presentado un crecimiento anual del IDI de entre 1 y 1.17 %, con un decrecimiento de 0,05 en el 2016. Sin embargo, el crecimiento es heterogéneo en la región, ya que el Triángulo Norte crece a un nivel más lento con respecto a Costa Rica y Panamá.

Analizando los datos relacionados con el porcentaje de individuos con acceso a internet se encontró lo siguiente, ver las gráficas 1 y 2:

a. El promedio anual de crecimiento en este rubro para Centroamérica, en los últimos diez años, comparado con el promedio anual mundial, ha oscilado entre -6.23 y -9.20. La brecha ha estado disminuyendo, específicamente para el 2014 cuando descendió en un 1.03 %, para el 2015 un 0.80 % y un 0.82 % en el 2016. Esto significa que la región centroamericana ha venido creciendo en un promedio de 1.12 % por año y el nivel mundial lo ha venido haciendo en un promedio de 1.08, y, que pese a la ventaja de un 0.04 % de crecimiento con respecto a la tendencia mundial lo cierto es que la brecha que se tiene sigue manteniéndose debido al rezago que se acarreaba.

b. Analizando Centroamérica con respecto a los países desarrollados, la brecha de acceso a internet para 2014 era de un 31 % en el 2014 y se ha venido ampliando cada año (entre -2 % y un -6 %), donde para el 2016 la brecha de acceso a internet con respecto a los países desarrollados fue de un 50 % (-4 % menos que el 2015).

c. Se puede observar una gran disparidad del acceso a internet según los niveles económicos de cada clasificación. Donde las economías menos desarrolladas tienden a seguir rezagadas, las que son en vías de desarrollo, crecen, pero no al nivel esperado abriendo más las brechas por sector.

Porcentaje de individuos usando internet, análisis comparativo Centroamérica, países en vía de desarrollo y nivel mundial. Elaboración propia con datos de ITU, 2018.

Análisis de acceso a internet, Centroamérica, países desarrollados, en vías de desarrollo y nivel mundial. Elaboración propia con datos de ITU, 2018.

Otros temas importantes a tomar en cuenta para el desarrollo de la economía de datos son los siguientes:

  1. El ICT (índice de desarrollo de tecnologías) de la ITU señala que se muestra un continuo progreso en la conectividad y desarrollo de las tecnologías pero es desigual a nivel mundial, aspecto que ya certificamos anteriormente para nuestro caso centroamericano.
  2. Las redes celulares y servicios de banda ancha presentan un importante crecimiento. El número de suscripciones de banda ancha móvil en todo el mundo ahora supera los 50 por cada 100 habitantes, lo que permite un mejor acceso a internet y a los servicios en línea. La introducción de nuevas tecnologías móviles está acelerando esta tendencia, con capacidades LTE o superiores ahora disponibles para la mayoría de los usuarios móviles. Ha habido un crecimiento más lento en el número de suscripciones de banda ancha fija en todo el mundo, aunque esto ahora supera marginalmente el de las líneas telefónicas fijas el cual tiende a la baja. El número de suscripciones móviles-celulares en todo el mundo ahora supera la población mundial, aunque muchas personas, especialmente en países en desarrollo, todavía no tienen acceso. Para el caso de Centroamérica, ver la gráfica 3. Se puede ver un crecimiento en promedio de 1 %. Sin embargo, no es para todos los casos, se puede ver claramente que se han tenido importantes desaceleraciones y oscilaciones en Guatemala, Honduras y Panamá.
  3. Suscripciones telefónicas celulares por cada 100 habitantes, Centroamérica, período 201-2017. Elaboración propia con datos de ITU, 2018. (ITU, 2018).
  4. Otro hallazgo del informe en cuestión señala que existe una importante brecha digital de género y que esta varía entre países desarrollados, en vías de desarrollo y menos desarrollados. Los datos recopilados que esta brecha digital de género es relativamente pequeña en los países desarrollados, más pronunciada en los países en desarrollo y sustancial en los menos desarrollados, donde solo una de cada siete mujeres utiliza internet en comparación con uno de cada cinco hombres. La brecha digital de género en África parece haber crecido significativamente en los últimos cinco años.
  5. Los jóvenes tienen más probabilidades de estar en línea que sus mayores. Se estima que la proporción de personas de entre 15 y 24 años que están en línea supera el 70 % en todo el mundo, en comparación con solo el 48 % de la población en general. Las personas mayores tienen menos probabilidades de estar conectados.

El avance en el acceso a internet, pese a que es desigual por razones socioeconómicas, políticas y estructurales, es medular en la economía de datos a nivel mundial a corto y mediano plazo. Si bien es cierto las economías desarrolladas invierten más en tecnologías como IoT, data science, big data y data analytics, las economías en vías de desarrollo, como se vio anteriormente, tienen la oportunidad mediante la democratización a los accesos de internet y acceso a dispositivos a precios accesibles de crear conexiones entre las diferentes regiones en expansión; en donde personas, empresas, dispositivos, contenido y servicios digitales permitan, mediante su interconexión, desarrollar o reinventar negocios y ecosistemas comerciales que mejoren la experiencia de usuario, que rompan las barreras del idioma por medio de las tecnologías cognitivas, realicen mayor uso del blockchain y los análisis de datos que se crean constantemente en nuestra región.

Marshall McLuhan cita la frase «Damos forma a nuestras herramientas, luego ellas nos dan forma a nosotros». Esto es una realidad, todo este cambio tecnológico y social es una oportunidad para las economías en vías de desarrollo de crear nuevas ideas de negocio para todos los sectores donde la interconectividad con otras sociedades y economías permitan también desarrollarnos y innovar por desborde, permitiendo que la distribución de la riqueza cubra más sectores. De forma tal que, así como se crean productos y servicios basados en nuestra huella digital plasmada en la red, podamos desarrollar localmente soluciones que consuman nuestros datos y los datos de aquellos individuos y empresas que interactúan con nosotros. Esto permite que nos miren más como un cliente y no como un producto, tal como lo afirma Andrew Lewis.

[1] El término sociabilidad virtual se refiere a los cambios que la innovación tecnológica ha operado en las interacciones afectan a los escenarios y los procesos, transformando las relaciones que se establecen entre los actores (líquidas), la forma en que el sujeto se muestra y actúa con los otros (desde identidades flexibles) y creando nuevas formas de afiliación y vinculación social (comunidades virtuales). (Cáceres, Brändle, & Ruiz, 2017)
[2] ITU, por sus siglas en inglés: International Telecommunications Union. Esta es la agencia de las Naciones Unidas especializada en TIC.
[3] Se trata de un índice compuesto que combina 11 indicadores para generar una sola medida de referencial. Su principal objetivo es medir el nivel y la evolución de las TIC dentro de los países y la comparación entre países, para conocer la brecha digital.

Imagen principal tomada de Adobe.

Bibliografía

1. Cáceres, M., Brändle, G., & Ruiz, J. (2017, mayo 16). Historia y comunicación social. Recuperado de UCM.
2. ITU. (2017). Measuring the Information Society Report Volume 1. Geneva Switzerland: ITU, International Telecommunication Union.
3. ITU. (2018). ITU News Magazine. Recuperado de ITU.
4. The Economist. (2017, mayo 6).

Cynthia Rojas Ureña

Ingeniera en Sistemas con más de 20 años de experiencia en el sector, máster en Resolución de Conflictos y Mediación en España, máster en Administración de Negocios con énfasis en Gestión Tecnológica y doctora en Ciencias de la Administración de la UNED en Costa Rica. Apasionada lectora e investigadora de temas relacionados con tecnología, sociedad y ciencias empresariales. Fiel creyente que la tecnología sigue siendo un medio para la sociedad y no un fin en sí misma.

Enfocándonos en lo importante

0 Commentarios

Dejar un comentario