Marcelo Colussi | Política y sociedad / ALGUNAS PREGUNTAS…
Nicaragua 1979 marcó la última revolución socialista. Luego de eso siguió habiendo luchas populares, numerosas y variadas, pero ninguna logró instaurar lo que conocemos como «socialismo». ¿Se esfumaron las ideas socialistas? El grito vencedor del capitalismo dice que sí. Pero no es cierto. Las causas que hicieron nacer las primeras protestas anticapitalistas en el siglo XIX se mantienen inalterables. La explotación de clase no ha variado. Por eso el ideario socialista sigue vigente. Lo cierto es que, analizando con objetividad el mundo actual, vemos que las ideas de transformación social no parecen estar imponiéndose. Al contrario, la población planetaria parece más domesticada que nunca; las políticas neoliberales y los efectos de la pandemia muestran un mundo volcado unilateralmente hacia el capital. La clase trabajadora global está acallada. Las explosiones que siguen habiendo (la reciente rebelión de población afrodescendiente en Estados Unidos, los estallidos sociales latinoamericanos del año pasado, movimientos campesinos o los okupa por aquí y allá, marchas diversas y reivindicaciones varias que se siguen levantando) muestran que las injusticias no han terminado.
Entonces, ¿es posible cambiar revolucionariamente el sistema, más allá de los pequeños acomodos cosméticos que el capitalismo puede permitirse? Entendemos que deben plantearse, al menos, estas tres preguntas:
1. ¿Está vigente el marxismo hoy como teoría revolucionaria para cambiar el mundo?
2. ¿Cómo es hoy ese mundo? (entendiendo que el mundo del que habló Marx en su momento ha tenido grandes transformaciones).
3. ¿Cómo dar ese cambio?
1. ¿Está vigente el marxismo hoy como teoría revolucionaria?
Sí, sigue estando vigente. Sus conceptos fundamentales, en tanto construcciones científicas, siguen siendo herramientas válidas para entender y proponer alternativas en torno a la realidad. Las sociedades humanas asientan en la producción material que asegura la vida. La forma de organización que adopta hoy esa sociedad planetaria es, básicamente, capitalista. Entender eso es entender las relaciones de producción que la sostienen, y las mismas son relaciones de explotación de un factor (el capital, en sus nuevas formas –capital financiero global, despersonalizado, sin patria, transnacionalizado– pero capital al fin) y quien produce la riqueza: los trabajadores (también en sus nuevas formas: un proletariado industrial urbano en proceso de cambio/achicamiento/extinción, contrataciones tercerizadas en el tercer mundo, pérdida de conquistas laborales históricas, trabajadores de carne y hueso reemplazados cada vez más por procesos de automatización y robotización, etcétera) Más allá de la nueva fisonomía, las relaciones capital-trabajo siguen vigentes. En eso asienta el mundo.
2. ¿Cómo es hoy ese mundo? (entendiendo que el mundo del que habló Marx en su momento ha tenido grandes transformaciones)
El mundo actual, capitalista en sus cimientos, ha cambiado mucho en este siglo y medio. Hoy día, el proceso de mundialización ha transformado el planeta en un mercado único, con capitales tan fabulosamente desarrollados que están más allá de los Estados nacionales modernos. El desarrollo portentoso de las tecnologías abre nuevos y complejos retos al campo popular y a las propuestas revolucionarias: el poder militar del capital es cada vez más grande, los métodos de control son cada vez más eficientes, el salvaje capitalismo neoliberal hizo retroceder conquistas sociales históricas, la desesperanza y la despolitización seguidas a la caída del campo socialista soviético aún siguen siendo grandes. A todo ello se suman, empeorando la situación, los efectos del manejo que ha tenido la pandemia del COVID-19, confinando poblaciones completas, desarticulando luchas, creando una nueva cultura del terror y la desconfianza (el otro es desconfiable… porque puede ser portador de enfermedades, en particular, de esta nueva «peste bubónica»). Hoy día, por ejemplo, a partir de un manejo bien conducido por parte de la clase dominante, los sindicatos ya no constituyen una herramienta importante para la organización y la lucha popular (comprados, cooptados, burocratizados). No hay dudas que la posibilidad de una revolución socialista en la actualidad, si bien no desapareció, no se ve cercana. ¿Es posible desarrollar y mantener exitosa una revolución en un solo país? ¿Guatemala podría, por ejemplo?
3. ¿Cómo dar ese cambio?
En esto puede ser importantísimo revisar las pasadas experiencias socialistas (las que triunfaron y se constituyeron como poder político: la rusa, la china, la cubana), y las que no lo lograron, como la guatemalteca, por ejemplo, o los socialismos africanos post liberación nacional de los años 60 del pasado siglo, o el socialismo árabe. ¿Falló algo ahí? ¿Qué pasó? ¿Por qué retrocedieron las revoluciones triunfantes en la Unión Soviética y en China? ¿Por qué no se pudo triunfar, por ejemplo, en Guatemala o en El Salvador, donde había fuertes movimientos revolucionarios armados con amplia base popular? Las protestas sociales (estallidos populares espontáneos) que barrieron casi toda Latinoamérica y otros puntos del mundo (Medio Oriente, chalecos amarillos en Francia, etcétera) durante la segunda mitad del 2019 –silenciadas luego por los confinamientos derivados de la pandemia de coronavirus– ¿son fermentos revolucionarios? ¿Pueden ser la mecha de un cambio? ¿Cómo transformar ese descontento en un cambio real de sistema? Todo el esfuerzo ideológico-cultural del sistema a través de sus mecanismos de sujeción apunta a hacerlo imposible.
Hoy, visto el poder enorme de los actuales capitales, las formas de lucha quizá ya no pueden ser las utilizadas décadas atrás. ¿Qué hacer entonces?, ¿cuál es el instrumento de cambio hoy día?
Fotografía, mayo de 1968 en Francia, tomada de La Sexta Columna.
Marcelo Colussi

Psicólogo y Lic. en Filosofía. De origen argentino, hace más de 20 años que radica en Guatemala. Docente universitario, psicoanalista, analista político y escritor.
Correo: mmcolussi@gmail.com
Un Commentario
Nunca antes habían existido las condiciones Objetivas , (de las que habla el Marxismo) como las que han provocado ésta crisis pandémica a nivel mundial, que en otros tiempos pasados, ya hubieran provocado situaciones Revolucionarias al menos en países subdesarrollados por el Capitalismo.
En Guatemala por ejemplo, no han existido auténticos líderes políticos ni sociales, que si existieron en el siglo pasado, la mayoría de ellos perecieron durante los 36 años de guerra interna.
La estrategia de gobiernos y grandes empresarios fué el exterminio cobarde de cuanto líder de los diferentes sectores democráticos y populares se formaron ideológicamente a travéz de las luchas populares.
Hoy como bien dice tu comentario, muchos líderes sin ideología ha sido neutralizados a travéz de dádivas económicas y materiales y en otros casos asesinados o encarcelados.
Lamentablemente esa formación de liderazgos está lejos y no para éste momento cuando las condiciones objetivas están dadas pero no las subjetivas en acción. En otras palabras, no tenemos líderes Colussi. Recordemos que la lucha de masas es espontánea, y se puede llegar a cambios profundos cuando existe capacidad de conducción organizada.
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