Revolución de 1944. Su actualidad

-Carlos Enrique Fuentes Sánchez / EL EDUCADOR

Es bueno recordar a los protagonistas de la revolución de 1944 y los logros alcanzados durante los dos gobiernos de la misma, pero es mejor aún, analizar el presente con base en dicha revolución y planificar el futuro. Los protagonistas fueron algunos miembros de la USAC y del magisterio; algunos militares progresistas y algunos ciudadanos comunes; valientes todos, sin duda alguna. Sus logros, entre otros: el Código de Trabajo; el IGSS, la autonomía universitaria, más y mejores escuelas y carreteras; mejores salarios para los trabajadores y el Decreto 900 de la Reforma Agraria.

Hoy, la mayoría de los estudiantes y profesores universitarios viven sin conciencia de la realidad del país. Las luchas estudiantiles de los años 60 a 90 quedaron como historia. Los últimos 20 años no se supo de acciones políticas o sociales de los mismos, quizá por la ausencia de verdaderos líderes en su asociación. Recientemente se han dado algunas movilizaciones de profesores y estudiantes de la USAC, pero solo para cumplir una orden del rector. Después, han desaparecido, sobre todo, en los departamentos. Se espera que la designación de la nueva secretaria general de la AEU, Lenina García y sus compañeros, cambien la pobre imagen del estudiantado sancarlista.

Los militares progresistas, con excepción de algunos que provocaron el aparecimiento de la guerrilla; desaparecieron con la contrarrevolución. A partir de allí, el Ejército se colocó al servicio de los oligarcas y, posteriormente, iniciaron los procesos de enriquecimiento ilícito a través del dinero del presupuesto, como se hizo con los fondos del Banco del Ejército y, recientemente, con la compra sobrevalorada de algunos puentes y los bonos que se han recetado sus altos.

La mayoría de maestros no tiene conciencia social y se conduce a donde la llevan los dirigentes de los más de 10 sindicatos dentro del Mineduc. Las luchas sociales de las décadas del 70 al 2010, también desaparecieron y hoy el magisterio organizado asume una lucha gremialista, exclusiva de los intereses magisteriales, la cual es un derecho, pero para una parte de la sociedad quedan en deuda porque, aunque externan su lucha contra de la corrupción y la impunidad, no acompañan las acciones contra el presidente y los diputados, argumentando, sin dejar de tener razón, según algunos analistas, que estos procesos tienen algo oscuro, sospechando que son provocados por el Gobierno estadounidense; la oligarquía nacional; los militares activos y jubilados o por el narcotráfico.

Ciudadanos revolucionarios como los de aquella época también fueron desapareciendo por causa de la represión, los asesinatos y los autoexilios que los gobiernos militares ejercieron contra ellos, lo que trajo como consecuencia una sociedad castrada, alienada y sin conciencia. Son pocos los ciudadanos que, de 1990 para este año, han mantenido un nivel de lucha realmente decidida contra las políticas neoliberales, la corrupción y la impunidad.

En cuanto a los logros, el IGSS no ofrece ahora las atenciones que los trabajadores necesitan, aparte de haberse convertido en un botín político y financiero para directivos y algunos trabajadores. El Código de Trabajo se mantiene y hasta se ha mejorado en algunos aspectos, pero no se cumple, sobre todo en algunas empresas agroindustriales y maquilas. Las carreteras construidas por los gobiernos de la revolución ahora están sin mantenimiento y destruidas en un alto porcentaje. La educación está en crisis, no solo por falta de infraestructura adecuada y digna, sino por su escasa calidad y pertinencia. La USAC no llega a tener una real proyección a la comunidad e intervenir en la solución de los problemas nacionales, como es su mandato. Finalmente, el decreto 900 nunca se hizo realidad, y hoy menos, a pesar de la obligatoriedad que señalan los compromisos establecidos en los Acuerdos de Paz.

Ante este panorama, solo queda continuar con la esperanza de que los ciudadanos conscientes se hagan totalmente consecuentes y que, sin intereses personales económicos, se vuelquen a buscar la unidad de todos los sectores sociales y de los cuatro pueblos que habitan el territorio guatemalteco, e iniciar una verdadera revolución para eliminar, como se hizo hace 73 años, todos los males del país que, aun hoy, siguen siendo causados por los oligarcas de siempre, con los militares y funcionarios a su servicio. El panorama se ve oscuro, pero lucha habrá de esclarecerlo, hasta lograr para Guatemala, un camino de luz, de democracia y de justicia.

Carlos Enrique Fuentes Sánchez

Pedagogo y Educador, con 40 años de experiencia docente en los diferentes niveles del Sistema Educativo nacional; surgido de los barrios pobres de la Capital pero formado en diferentes departamentos de la republica. participante y decisor en procesos y redacción de documentos de trascendencia en la educación nacional en los últimos años. Asqueado de la historia de injusticia social que vive Guatemala desde la invasión Española, así como de la historia de masacres y crímenes políticos sufridos por la población, aspira a una Guatemala diferente, justa, democrática y humana, a la cual se pueda llegar por medio de una educación popular y revolucionaria, para todos y todas.

El educador

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