Rosa Tock Quiñónez | Política y sociedad / PERISCOPIO
“No compito desde la izquierda, compito desde la base” afirma Alexandria Ocasio-Cortez, la joven boricua, miembro de los Socialistas Demócratas de América, quien acaba de ganar las primarias demócratas en el Distrito Congresional 14 que abarca partes de Queens y Bronx en el estado de Nueva York. Pero no se refiere a la base del partido demócrata, sino a la clase trabajadora estadounidense que los nuevos políticos jóvenes -y no tan jóvenes, como Bernie Sanders-, están tratando de atraer y organizar luego que los demócratas tradicionales han dejado de representar efectivamente a este segmento poblacional. La crítica al establecimiento dentro de los rangos del partido demócrata, el cual empezó a correrse hacia el centro y a sostener posiciones pro-neoliberales en los años de la famosa Tercera Vía, hace mella en las nuevas generaciones.
La joven activista devenida política, derrotó al veterano congresista Joe Cowley quien se cree habría sido el ungido para remplazar a la líder de la minoría en el Congreso, la demócrata californiana Nancy Pelosi. La victoria es una gran hazaña para la joven quien, con apenas $200,000 de fondos para su campaña, demostró que se puede ganar contra el establecimiento y la maquinaria partidista demócrata con una agenda que represente a la clase trabajadora.
Bien dicen que lo político es personal. Ocasio-Cortez, cuya madre es empleada de limpieza y conductora de autobuses, es una joven que como millones de estadounidenses sufrió las repercusiones de la gran recesión del 2008. A raíz de la muerte de su padre y de las gestiones para que su familia no perdiera su casa, vivió de cerca los entuertos de un sistema legal que tiende a favorecer a los bancos.
De allí que su campaña se haya centrado en un mensaje sencillo pero radical para el ala conservadora-moderada del partido demócrata que no parece representar a un colectivo que no ha cosechado los frutos de la recuperación económica después de la recesión: “Esta elección es sobre la gente versus el dinero; nosotros tenemos a la gente, ellos tienen el dinero.”
Una revisión de los puntos de su programa que le aseguraron la primaria –y seguramente la curul en el Congreso el próximo 6 de noviembre, día de las elecciones nacionales de medio período- hace eco de las necesidades más apremiantes de segmentos menos privilegiados en el distrito de la futura congresista pero que se reflejan en muchas metrópolis y áreas rurales del país: acceso a la salud para todos; matrícula gratuita en la universidad; garantía de trabajos del gobierno federal; reforma en el sector justicia y penitenciario; y la abolición de la agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) el cual está en el ojo del huracán por las recientes separaciones de familias en busca de asilo en este país.
En la contienda presidencial de 2016, Sanders, el senador independiente aliado con el partido demócrata, delineaba una agenda socialista o socialdemócrata similar. Lejos de prédicas populistas, algunos de los argumentos de Sanders recuerdan al economista Amartya Sen cuando el político apunta que la libertad real de las personas está asociada con la seguridad económica. Esta seguridad económica —que se asemeja a las recetas para países en desarrollo al sur del río Grande— se basa fundamentalmente en premisas como aumentar el salario mínimo de los trabajadores, el acceso a la salud universal, la gratuidad en la educación superior, un gobierno que crea las condiciones para producir empleos, e impuestos progresivos para que las empresas y los ricos contribuyan lo que les corresponde. Nótese que es la misma agenda de la futura congresista Ocasio-Cortez.
Como sabemos, Sanders no ganó la nominación demócrata en el verano de 2016, pero su mensaje no solo sigue siendo relevante sino profético y los millenials como Ocasio-Cortez lo están capitalizando. Y aunque no sepamos a ciencia cierta si estamos asistiendo a la renovación del socialismo “a la americana”, frente al efecto Trump, ciertamente se ha acelerado un movimiento progresista interseccional que cree que para acabar con un sistema político financiado por y para los intereses económicos, se requiere una revolución política; es decir, un movimiento político ciudadano que desde las bases reclame un gobierno de los ciudadanos, y no uno que rija exclusivamente para unos pocos.
Imagen principal tomada de Wikipedia, Democratic Socialists of America.
Rosa Tock Quiñónez

Politóloga y especialista en políticas públicas. Nací en Guatemala y ahora vivo en Minnesota, Estados Unidos. Desde hace varios años trabajo en el sector público, dedicada a la tarea de estudiar, analizar y proponer políticas públicas con el propósito de que la labor del gobierno sea más incluyente, democrática, y fomente una ciudadanía participativa.
2 Commentarios
Linda amiga…felicitaciones…su aporte es fundamental para la vida de nuestros compatriotas…conosco a su hermana Delia, escritora y galardonada a nivel nacional…
Estimada América:
Muchas Gracias por leer y por su fino comentario. En realidad, Delia es mi madre y vaya si no estamos orgullosos de ella por su aporte a la literatura guatemalteca. Saludos cordiales.
Rosa
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