Luz Lescure | Política y sociedad / LUCES
Y parece que este proceso electoral nunca termina. O al menos, se hace interminable para mí. El lunes de carnaval comenzó el tiempo de dos meses que tienen los candidatos a presidente de la República para hacer proselitismo de cualquier tipo. Estaba prohibido a los candidatos hacer propaganda, en contra o a favor, durante el carnaval. Pero dicen que fue mera coincidencia que cayó el lunes de carnaval el final de la veda política, eso nunca lo sabremos.
Estuve viendo por la TV el debate de los candidatos a la Vicepresidencia y fue realmente lamentable. Los y las candidatas no estuvieron a la altura ni se debatieron con dignidad. Parecían, salvo una que otra excepción, papagayos repitiendo lo que se les había dicho que dijeran.
Por otra parte, vi el debate que, sobre el agro, sostuvieron los candidatos a presidente en las productivas tierras altas de Chiriquí. Las propuestas fueron tristes e inconsistentes. Pareciera que los candidatos estaban muy anuentes a complacer a los productores chiricanos; pero sus propuestas no fueron del todo coherentes o aceptables. Todos parecen estar de acuerdo en que los precios de los productos nacionales son muy altos para quien gana el salario mínimo. Que no alcanza la lana para comprar lo elemental que es la canasta básica. Que hay corrupción metida en las mentes de quienes comercian con la necesidad de la gente pobre.
También es cierto que no podemos comparar a Panamá, donde el seguro social es obligatorio y el salario mínimo es alto, con otros países de la región. O sea que producir 100 tomates o naranjas en Panamá es mucho más costoso que en otros países de la región, lo que hace la exportación de nuestros productos más cara. Y la verdad sea dicha, nuestros productos no alcanzan para la exportación. Tratamos de vender nuestro café a otros países, pero la verdad es que no abastecemos el mercado local. ¿Qué hacer entonces? Difícil es, para un candidato que necesita votos, decirle a los productores que no siembren más tomates pues en Guatemala, donde no se paga salario mínimo, ni existe un seguro social, se producen más baratos y podemos importarlos. No es fácil. Fácil es sentarse a criticar a los candidatos y dizque saber qué hacer desde un sillón con aire acondicionado.
Y entonces, también tenemos metida en medio la tan famosa corrupción. Hubo hasta un candidato que propone un pago grande, adicional, a los servidores públicos de nivel que lleguen al final de su misión sin corruptelas. Y cuál será el órgano del Estado, incorruptible, que diga quien fue o no corrupto en su gestión. Esa, definitivamente, no es la fórmula. Entonces, ¿quién le pone el cascabel al gato?
¿Encontraremos finalmente la fórmula mágica para que se acabe la corrupción? ¿Podrán los pobres, que son mayoría en este país, curarse de enfermedades cuyas medicinas son carísimas y las operaciones ni se diga? ¿Podrán los niños estudiar sin morirse de hambre? ¿Podrán ser los ministerios lugares donde se da respuesta a problemas reales del día a día del panameño?
Luz Lescure

Poeta, escritora y académica panameña. Licenciada en Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá, estudios de posgrado en la Universidad de Oxford, Inglaterra. Ha publicado los poemarios Volvería ser mujer, El árbol de las mil raíces, Añoranza animal, La quinta soledad y El mundo es un silencio. También los libros de relatos El obelisco de mi abuelo y La sonrisa de la primavera. Publicó La práctica diplomática, libro académico utilizado en universidades centroamericanas.
Correo: luzlescure@hotmail.com
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