Edgar Florencio Montúfar Noriega | Política y sociedad / IDEAS AL AGUA
El Currículo Nacional Base de Guatemala señala que la evaluación tiene una función formativa, superando la función de clasificación. La evaluación que se limitaba a clasificar, tenía como función latente identificar aquellos estudiantes que habían “ganado” y “perdido”, es decir, quienes habían logrado aprender algo y quiénes no. Esto es muy útil para una sociedad donde interesa diferenciar a las personas desde la escuela para que luego fuera más sencillo en el mercado laboral seleccionar a los “mejores”. La función manifiesta de este tipo de evaluación es la reproducción y, en la mayoría de los casos, aumento de las desigualdades sociales.
La evaluación que se limita a clasificar, usualmente se práctica al final de proceso formativo y tiene como objetivo “medir” cuanto han aprendido los estudiantes, para luego ubicarlos en un listado, cuadro de honor o ranking. Esta evaluación tiene varios problemas: el primero es que no se vincula al aprendizaje, únicamente busca identificar quien es quien y “felicitar”, a los que están en un grupo, y “regañar”, a los que están en el otro. El peso completo de la responsabilidad del “no aprendizaje” recae únicamente en el alumno, e indirectamente en su familia y el sistema educativo, ya que cada vez que un estudiante pierde un año, este deberá repetir (se duplica el costo) o peor aún, las probabilidades de abandonar la escuela aumentan (Constituyéndose en un costo social mucho más alto). Pero obviamente esto es funcional para una educación que está al servicio del mercado.
La evaluación formativa no ignora ni suprime la evaluación que permite clasificar. Se coloca varios pasos adelante, ya que busca la construcción de la igualdad. En este sentido no busca generar grupos de los malos, regulares, buenos y excelentes. Lo que busca es que todos los estudiantes que asisten tengan el mismo aprendizaje. Esto demanda que el profesor clasifique, pero a partir de esa clasificación se realicen acciones para fortalecer a los que les falta aprender un poco más para alcanzar a los buenos y excelentes, es decir, se utiliza la evaluación para reorientar las acciones de enseñanza en el aula. Así la escuela se constituye en un espacio de construcción de equidad y no uno que contribuya a la desigualdad.
Por ello es necesario superar prácticas como la de repetir grados. Los estudiantes deben de avanzar con el grupo, y los profesores deberían de garantizar que todos los estudiantes en su grupo tengan un aprendizaje, más o menos, homogéneo en los mejores niveles. “Que nadie se quede atrás” recitaría alguien por allí…
El repetir un año ha tenido resultados adversos a los que se esperaría: conlleva una carga social y emocional muy fuerte sobre el estudiante, cuando lo que se busca es darle la oportunidad de que aprenda aquello que no logró asimilar o que quizás no le lograron enseñar.
Para quienes proponen que repetir años es bueno para el estudiante, tienen la hipótesis que los estudiantes al cursar por segunda, o tercera vez, un grado estarían aprendiendo al ritmo de los estudiantes del nuevo grupo, quizás algunos señalarán que le costará menos ya que está viendo por segunda vez lo mismo. Pero esto no es lo que se observa al comparar los grupos de aquellos estudiantes que están repitiendo primero primaria y aquellos que lo están cursando por primera vez.
El estudio “¿Qué pasa en primer grado?”, que utilizó una evaluación de lectoescritura en primer grado, en una muestra de escuelas en cuatro municipios de Totonicapán, realizado por el Programa de Desarrollo Santiago (PRODESSA) en el año 2016. Evaluó las habilidades en lectoescritura en español y K’iche’ de los estudiantes al finalizar primero primaria. La evaluación contempla diferentes aspectos, pero aquí se toman únicamente el de lectura de oraciones y el de escritura de palabras y frases. La base de datos tiene los resultados en cada aspecto, como también la información de si el estudiante evaluado estaba repitiendo primero primaria o no.
Los resultados en “lectura de oraciones” presenta que los estudiantes que están repitiendo primero primaria tienen en promedio 4.86 puntos y los que no están repitiendo primero tienen 5.98 puntos en promedio. En la gráfica se puede observa la mediana, los estudiantes que están repitiendo tiene una mediana de 6 y quienes no están repitiendo tienen una mediana de 8 puntos. Quizás algún lector perspicaz podría estar preguntándose si estos estudiantes asistieron a preprimaria, y se encontró que el grupo de quienes repiten el 21% no asistió y en el que no está repitiendo es el 16% que no asistió a la preprimaria.
Si se observa la habilidad de escribir palabras y frases, en una misma escala de 0 a 10 puntos, los estudiantes que no están repitiendo primero primaria tienen en promedio 3.6 puntos, y los estudiantes que están repitiendo primero primaria tienen en promedio de 2.5 puntos.
Estos datos permiten observar que obligar a los estudiantes a repetir primero primaria no está representando realmente una equiparación de las habilidades de lectura y escritura con el nuevo grupo. Lo que se está haciendo es que estos estudiantes se enfrenten nuevamente a los mismos procesos, con los mismos recursos, pero ahora con el estigma de ser repitentes. Procesos y recursos que ya demostraron no ser los adecuados, o los necesarios, para que estos estudiantes lograran aprender lo que se esperaba. Un estudiante que repite tiene una autoestima golpeada, tiene el prejuicio de sus profesores y compañeros, tiene una mayor probabilidad de abandonar la escuela y de entrar al mercado laboral estigmatizado porque se clasificó como un perdedor.
Edgar Florencio Montúfar Noriega

Hijo, padre, esposo, hermano, sociólogo y pecador creyente que vuelve a pecar
4 Commentarios
Las condiciones fisicas, mentales de los niños son determinantes para su desarrollo en el aula…con el programa hambre cero, su escasa alimentacion que afecta el cerebro los primeros años de su vida son determinantes, para su aprendizaje…la parte emocional del niño determina su avance en los programas de lecto-escritura…se le difiulta aprender las vocales, sus sonidos, asi como el abecedario…en unos talleres se descubrio que casi el noventa por ciento de niños no tiene hogares establecidos y ese factor retraza su capacidad de aprendizaje…
La educación en Guatemala está diseñada y ejecutada para atender a las clases medias. Los maestros pueden enseñar a estudiantes que son hijos de familias de clase media, incluso esperan que el desarrollo físico y psicológico coincida al de la clase media. Los materiales educativos están diseñados por profesionales de las clases medias y están pensados para la clase media. La evaluación está diseñada para medir y retroalimentar a la clase media. El currículo nacional base transmite los valores e ideales (como el de familia) de la clase media. La educación escolarizada está pensada para la clase media, donde los infantes no tienen que trabajar, pueden ir de lunes a viernes, de 7:30 a 12:30 por más de 180 días al año durante los 9 años de la educación obligatoria (de primero primaria a tercero básico, según la constitución), tiempo por el cual tienen las necesidades de vivienda, alimentación y salud satisfechas, incluso, tienen adultos en casa que los apoyan y recursos para afrontar de mejor manera el proceso educativo, incluso pagando parte del material que se utiliza, reparaciones de las escuelas, o asumir que un hijo tendrá que cursar nuevamente un grado… Pero sorpresa, Guatemala está conformada por diferentes clases sociales, y la mayoritaria (el 60% de la población) está en la pobreza, o pobreza extrema. El sistema educativo no está preparado para atender a los hijos de las familias pobres, no tienen el perfil físico ni psicológico que esperan, ni los recursos para asistir y cursar la educación en la escuela.
Me llama la atención como en su exposición traslada la responsabilidad al docente, cuando el proceso educativo lleva implícito el proceso padre de familia, estudiante y maestro entendiendo el contexto socioeconómico ha esto debemos sumarle que desde el ejercicio docente sr hacen grandes esfuerzos porque la repitencia no sea un factor pero lamentablemente muchos las condiciones del país no permiten buenos niveles de nutrición para el aprendizaje. Las estadísticas son importantes, si embargo, siguen siendo numeros frios que llevan a estigmatizar el trabajo docente y con ello perder de vista otros factores que pueden permitir un análisis más profundo en relación al sistema educativo.
Primero, repetir un grado es la solución equivocada que el sistema educativo guatemalteco plantea a un problema.
Segundo, la intención no es cargarle la responsabilidad a la persona que enseña, sino al sistema. Un sistema que obliga, o permite (porque en el 2010 se había introducido la promoción automática en Guatemala), que el maestro coloque números fríos para estigmatizar a los estudiantes. Cuando el sistema debería de proveer de los recursos y realizar los esfuerzos para que todos en el aula estén aprendiendo.
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