Qué hay detrás del miedo al aborto

Olga Villalta | Política y sociedad / LA CONVERSA

La palabra aborto genera escozor en muchas personas, sobre todo quienes profesan religiones de corte judeocristianas. Inmediatamente se ubican en el polo «en contra», aunque quien la mencione no esté en el otro extremo. El aborto es un problema de salud pública, social, económica y de derechos de las mujeres. La mayoría de la población no logra verlo desde el punto de vista racional, analizando todos los factores que inciden en el problema.

¿Cómo una mujer que ha abortado puede decirlo abiertamente, si ante ese hecho, los demás actúan a partir de estereotipos y prejuicios? Las creencias religiosas nos nublan la vista y evitan que establezcamos empatía con las mujeres que se enfrentan a un embarazo no deseado. No nos interesa la historia que hay atrás de un aborto, solo nos interesa que prevalezcan nuestras adscripciones religiosas.

Pero, en voz baja, en la mayoría de las familias, nos hemos enterado de que una hermana, prima, vecina, amiga o nuestra madre, en algún momento de su vida, tuvo un aborto. Esto se habla en voz baja. Aunque se condene el hecho, es un proceso que miles de mujeres han enfrentado, ya sea un aborto espontáneo o provocado. Algunas jóvenes, aunque en frío expresen que nunca se harían un aborto, a la hora de verse embarazadas, ya sea por ejercer la sexualidad sin protección o por violencia sexual, no dudarán en interrumpir el embarazo. Otras, por el peso cultural, asumirán la maternidad en condiciones difíciles. De todas maneras, pagan el costo del placer del otro.

Etimológicamente, la palabra aborto se refiere a «privar de». En un aborto espontáneo, el cuerpo rechaza al embrión y lo evacúa. En el caso del aborto provocado en las primeras semanas del embarazo, estaríamos hablando de detener un proceso que por diversas razones ella no pudo tener el control y decide interrumpirlo. Sin embargo, quienes se erigen contra el aborto, lo consideran asesinato debido a sus convicciones religiosas.

El aborto provocado fue penalizado en el patriarcado para mantener el control de las mujeres. A través de las instituciones creadas, los hombres han sido quienes se reservaron el derecho de intervenir en las decisiones de las mujeres sobre su propio cuerpo. Han normado el ejercicio sexual, estableciendo que el fin último de este es la procreación.

Platón, Aristóteles y la mayoría de los filósofos griegos consideraban que el aborto voluntario era legítimo, si la causa era el miedo a los dolores de parto (Sau, Victoria. Diccionario feminista). En Roma, el aborto voluntario no era recogido en las leyes, pues se consideraba que el pater familiae tenía todos los derechos, incluyendo del cuerpo de su esposa.

Para información de los católicos y evangélicos guatemaltecos, la posición de las iglesias respecto al aborto a lo largo de la historia no ha sido lineal. Recordemos las teorías sostenidas en diferentes momentos. La teoría de la animación inmediata (desde los orígenes del cristianismo hasta el siglo XII), la cual se basaba en concepción milagrosa de María que, sin perder su virginidad, el espíritu de Dios entra en ella. La animación retardada (planteada por Santo Tomás de Aquino, se mantiene en los siglos XII y XIV), basada en la posición aristotélica de que no puede haber alma sin cuerpo. Por ello, solo la muerte de un ser animado podía ser delito. En el siglo XVII surge la teoría preformativa, que sostiene que desde el momento de la concepción el futuro ser ya está concebido, y solo se expande y aumenta de tamaño. Y esta es la visión que sectores ultraconservadores sostienen con vehemencia, justo en este siglo, en el que la ciencia ha avanzado y conocemos más de los procesos del cuerpo humano.

Detrás de la oposición a la iniciativa de la Ley para la proyección integral, acceso a la justicia, reparación digna y transformadora a las niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual, explotación sexual y trata de personas se esconde el temor de los hombres a perder el control de las mujeres. Y por eso azuzaron a la feligresía al estilo de «ahí viene el lobo». Pudimos observar entrevistas a personas que iban en la marcha «antiaborto» realizada el 2 de septiembre, quienes solo repetían su «no al aborto» y ni siquiera habían leído la iniciativa de ley.

A pesar de los concienzudos argumentos de organizaciones serias que trabajan con la niñez, presentados en los «diálogos con la sociedad civil», los diputados hicieron oídos sordos. Su compromiso estaba pactado con los oponentes a la iniciativa antes de iniciarlos. Era, como coloquialmente se dice, «taparle el ojo al macho».

Actores claves en los medios de comunicación se sumaron al llamado «antiaborto» y en lugar de informar sobre todo el contenido de la iniciativa, coreaban «ley del aborto», incluso manifestando su oposición a la misma. Por supuesto, había que subir el número de receptores y quedar bien con la feligresía católica y cristiana.

El presidente de la República no dudó en sumarse a la cruzada antiaborto, destituyendo a la secretaria presidencial de la Mujer, Dra. Ana Leticia Aguilar Theissen, quien basó su argumentación hacia la iniciativa en el marco de los derechos humanos y los compromisos que Guatemala ha firmado ante la comunidad internacional.

El saldo para las niñas abusadas, violadas, embarazadas y forzadas a ejercer la maternidad es desfavorable. Y, el resto de las niñas en este país estarán a merced de hombres violadores que les importa un comino truncar el proyecto de vida de las niñas. Total, tienen una comunidad cristiana que lo tolera.

Da vergüenza vivir en este país.


Olga Villalta

Periodista por vocación. Activista en el movimiento de mujeres. Enamorada de la vida y de la conversación frente a frente, acompañada de un buen café.

La conversa

3 Commentarios

Alfredo Porras Smith, 13/09/2018

Si, da vergüenza vivir en este país donde se maneja la desinformación, los prejuicios de todo tipo, el temor al rechazo social, Todo esto se refleja en la falta de conciencia social de muchísimas personas que prefieren que sean otros los que den la cara, los que se arriesguen , los que hagan presencia.

Vivian castaneda 11/09/2018

Excelente artículo Olga. Tan entendible su forma de explicar

Vinicio del Valle 11/09/2018

Exelente publicación, necesitamos mas como esta para que la opinión publica conozca la verdad de la problematica social, politica y de salud publica del aborto.

Mis cinseras felicitaciones

Dejar un comentario