Prolegómenos para una nueva Política (II) u otra Política

-Carlos Oliva | PUERTAS ABIERTAS

El sistema capitalista mundial[1] está interesado en la lucha contra la corrupción en sus patios traseros, y la corrupción de sus lacayos y empleados indirectos en las periferias; no por considerarlo antiético, sino porque disminuye la extracción del plusvalor en la metrópolis, y dominar tan abiertamente a los empobrecidos que lleguen a sus fronteras, les crea anticuerpos en la opinión pública internacional, aunque no les molesta apoyar a tiranuelos (retorno de fascismos, como acción política), hasta grandes criminales, siempre que estén alineados a sus políticas extractivistas, así desde los extremos de derechas neofascistas a los abiertamente fanáticos religiosos y sacerdotes del dios capital-mercado (Karl Heinrich nos recuerda: para entender al Estado, hay que estudiar la religión, o mas fácil, estudiarlo desde el totalitarismo del mercado que nos recuerda Hinkelammert).

Ya acá en las fincas, una bananera y productora de ensaladas y postres, se anima al circo de las elecciones, donde un discurso recurrente es el «cambio», el cual todos ofrecen, solo que, el cambio en la mayoría de las propuestas es: quien será el capataz para servirle a los amos nacionales e internacionales. Otro discurso es el de «nueva» política. Acá intento, desde una perspectiva decolonial y transmoderna[2], retomar este tema actual en la campaña política Guatemalteca

Para entendernos mejor, una nueva política u otra política no puede ser completamente otra o nueva, sin tener algo que le haga ser aún Política, pues si fuera completamente otra, ya no sería Política. Es decir que siempre debe estar en la totalidad del sentido que le defina el campo de comprensión de lo que es posible de ser Política. Hablamos pues en el ser de su esencia que puede ser diferente a la manifestaciones actuales, formas impropias, que se han hecho válidas por la pretensión constante aunque básicamente ilegítimas, lo cual esperamos en alguna forma, explicar.

Ya en la primera parte vimos algunas acotaciones del porqué ver las diferencias entre Política, política, políticas y entre político y lo Político[3], así como ver en una nueva política, la característica de entenderse como política primera, como ética, que implica ver a la Política como una institución nueva, la política de la liberación, que tiene elementos premodernos, modernos y posmodernos; entiéndanse: transmodernos.

Cuando el planteamiento de un partido político establece recuperar el vinculo de la ética y la Política, demuestra: 1. que aún la conciben como separadas, asumiendo la dominación como consustancial a la Política, así desde el eurocentrismo u occidentalocentrismo, 2. creen weberianamente la dominación como atributo naturalizado, el monopolio de la violencia del Estado sobre obedientes, y 3. la Política como ese ejercicio de dominar, de gobernar una nave llamada polis, usurpando el poder del único soberano, el pueblo.

Así la Política nueva u otra, debe al menos, pretender en su universo aspiracional, la liberación; liberar de la opresión que impide el desarrollo existencial de los miembros de la comunidad, de esta política de la muerte, la necropolitica[4] capitalista. La Política, esa nueva u otra, si se pretende que sobreviva la humanidad, deberá verse como una; como Política de la Liberación, la nueva forma de ver la Política como ética, incluirla en la definición, basarse en una ética Política o Política ética, no de valores morales, sino fundada en los principios críticos, ligados al fomento, la protección y expansión de la vida de todos los particulares, de la comunidad y la vida en el planeta.

Sería entonces desde la perspectiva dusseliana, la esfera de la materialidad, planteada desde la ética semita de los caldeos, babilonios, sumerios, del libro de los muertos en Egipto y que repitió el fundador hebreo, del cristianismo, la de dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestido al desnudo y una barca al peregrino, la de Hammurabi, la de hacer justicia con el pobre, la viuda y el huérfano. Todas ligadas a la materialidad de la Vida.

La segunda esfera, la de la legitimidad, implica la relación democrática con el soberano (la comunidad política) o mejor con el bloque social de los oprimidos, el Pueblo; así el mayor consenso posible y la mayor participación simétrica de todos los afectados. Principio ya presente en los pueblos originarios de Abya Yala, antes de la invasión eurocristiana.

Una democracia participativa más que representativa, el mandar obedeciendo, el mandar sirviendo, como ejercicio delegado del soberano sobre el funcionario. Y donde una institución, como el TSE, debe estar presente en todas las elecciones de representación, incluyendo las comunales, desde los consejos de desarrollo, lineamientos en colonias, barrios o aldeas, cuando sea requerido.

En la actualidad, solo unos pocos partidos se consideran con el pronombre de «Movimiento», aunque en el pasado han existido algunos partidos que lo utilicen, en la práctica actual, solo uno tiene una base social a quien rendirle cuentas directas. Este vinculo hace que sea más representativo que cualquier otra agrupación sin definición ideológica y sin membresía.

Y la tercera esfera o principio de esta Política que fomentamos[5], es el de factibilidad, lo plausible de realizar, que no puede ser fantástico o pensable, pero que no es posible para este tiempo y espacio; este es un principio de realidad, en cuanto se diría freirianamente, inédito pero viable. Con las características de eficiencia y eficacia que no son patrimonio del subcampo empresarial, pero con equidad y progresividad, y respeto al primer principio, el cuidado biocéntrico del planeta.

La nueva política debe superar el discurso anticorrupción y atacar las causas psicológicas, sociales, culturales, económicas, políticas que las construyen.

Repetimos, esa nueva u otra Política, por la responsabilidad histórica, tiene que ser Política de la Liberación.

[1] Como «sistema mundo», en la península asiática llamada Europa y norteamericana, sistema mundial, concepto ya antes que Wallerstein, presente en los llamados «marxistas negros», al igual que el concepto de colonialidad, presente en estos, antes que en Quijano.
[2] Desde Dussel y otros autores decoloniales.
[3] La Política, la política, lo Político y los políticos; entendiendo a la primera, la Política (con mayúscula), como ese cuerpo teórico de un logos que la delimita temporalmente como una disciplina científica o estudio, y más específicamente, cuando hablemos de Política (con mayúscula) nos referiremos a esta faceta teórica, conceptual o reflexiva, pero que además incluye a los otros conceptos, presentes en el campo de la Política. Las políticas (con minúscula) las entendemos como marcos regulatorios o líneas de acción a seguir que emanan de actores estatales o no estatales (como las políticas de empresas, instituciones u organizaciones ligadas o no al Estado) y que son constituidas para enmarcar formas de accionar. Estas políticas, las estatales, se supone que están enlazadas dentro de programas y planes, ejemplo: políticas públicas (que son el resultado o concreción de los intereses ganadores o hegemónicos que se convierten en parte del accionar del Estado). Finalmente, cuando nos refiramos a lo Político, nos referiremos a ese ejercicio práctico de la accionar de la Política; y los políticos, como las personas que ejercen esa acción en el campo de la Política sea esta dentro del ejercicio propio o fuera del Estado.
[4] A lo planteado por A. Mbembe, contra la biopolítica foucultiana.
[5] Lo toma Dussel de Franz Hinkelammert.

Carlos Oliva

Si los humanos se definen, en parte, por su hacer y sus relaciones, dire que soy «pobresor» en la USAC, aprendiz de tlamatini -los que sentipiensan las cosas- y, a lo Saramago, «pesimista esperanzado» y de lo «inédito viable» freirano.

docente.carlos.oliva@gmail.com

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