Elvira López | Política y sociedad / EL QUIJOTE DE LA MANCHA
Es imprescindible sensibilizarnos como sociedad y entender el profundo dolor emocional que estas niñas están viviendo antes de criminalizarlas y juzgarlas.
El 1 de agosto Nómada sacó un pequeño reportaje La historia de las niñas que nadie quiere, en el cual nos describe la lucha que está llevando la Secretaría de Bienestar Social para conseguir casas hogares, e instalar a niños y adolescentes. La historia reciente se está desarrollando en San Bartolomé Milpas Altas, Sacatepéquez, en donde 39 niñas llegaron el 15 de julio a un espacio en muy buenas condiciones, muy diferente al que habían estado anteriormente con muchas limitaciones. La comunidad está inconforme y las rechaza, y amenazan con medidas de hecho, incluso violencia. El alcalde por la UNE, Rubén Ernesto Axpuac, y el diputado también de la UNE, Julio Ixcamey, citaron a la SBS, pero se adelantaron a decir que no es para negociar sino que exigen respuesta pronta. La Secretaría, para evitar problemas, les informa que desocuparán la casa en 6 meses. La comunidad manifiesta cualquier tipo de excusas, pero la verdad es otra; quieren a las adolescentes lejos, son excluídas por la sociedad.
Anteriormente se dio el mismo caso en Chimaltenango, en donde se quería instalar una casa hogar para niños maltratados, e igualmente se opuso la comunidad, liderada por la diputada Evan Monte (ex Líder y ahora AC). Parece imposible conseguir casas para ellos, nadie los quiere cerca.
El artículo de Nómada nos cuenta la historia de 2 niñas y el por qué su estancia en los hogares; maltrato por la propia madre, violación por el padrastro a una de ellas. Los casos son lamentables, impresionantes e indignantes, ya que en la etapa cuando un niño, niña, adolescente debe ser amado, guiado, proveído, etcétera son sometidos a acciones inhumanas que rompen con el desarrollo normal y de crecimiento integral que debiera seguir toda persona y máxime en esas etapas de su vida.
Al llegar a vivir esas experiencias, se crean círculos y patrones. Luego, esas mismas adolescentes, al tener sus propios hijos, puede ser que repitan las mismas historias que ellas vivieron. Pueden ser hijas ellas mismas de padres también maltratados. Pueden ser hijas de padres ausentes por estar privados de libertad o como migrantes en otro país, buscando oportunidades que no encuentran en el propio, o hijas de madres que trabajan y no pueden tener el control de sus hijos, quienes crecen en la calle, sin la guianza adecuada y buscando espacios de aceptación y afecto de los cuales son carentes. Este es un tema con mucha profundidad y muchas respuestas, ya que es muy fácil criminalizar a los adolescentes o a los propios padres, como habitualmente hace la mayoría de la sociedad.
Ante la tragedia de las niñas muertas calcinadas del Hogar Seguro Virgen de la Asunción, todos expresaron indignación, pero ante la necesidad de espacios para que se desarrollen, la sociedad les da la espalda y las rechazan, y los supuestos padres de la patria que debieran luchar por los derechos de esta población tan vulnerada son los primeros en representar y defender a quienes no están de acuerdo. ¿Dónde quedó el «fin superior del niño» del Código de la Niñez y Adolescencia?
En este caso, leo con agrado que el asesor Miguel Martínez, como representante del Estado, está en esa lucha por mejorar las condiciones de las niñas y adolescentes, está en actuando adecuadamente. Pero esa no ha sido la historia real, el Estado también ha abandonado a esta población, ya que los graves problemas del Hogar Seguro vienen desde hace muchos años. Hace aproximadamente 5 años realicé una gira por 6 instituciones de derechos humanos denunciando las violaciones que se daban en el Hogar, si se hubieran realizado las acciones correctivas, la muerte de las 41 niñas calcinadas no se hubiera dado, y lo más lamentable es que ahora el Congreso retrasa la aprobación para la pensión de las 15 niñas que sobrevivieron ¿Es esta la forma de tratar a nuestros niñas, niños y adolescentes? Como decía Nelson Mandela: «No puede haber una revelación más intensa del alma de una sociedad, que la forma en la que trata a sus niños».
¿Qué alma estamos mostrando ante el mundo, Guatemala, al rechazar de esta forma a nuestros niños y adolescentes?
Fotografía tomada de Nómada.
Elvira López

Mujer amante de la justicia y la solidaridad, activista política, con la firme convicción de que el actual Estado de Guatemala debe ser transformado para el bienestar de las grandes mayorías.
7 Commentarios
Todo pudo ser evitado. Pero como evitar problemas no genera ganancias económicas, pues no se hizo. Lamento que no encontrara un oido receptivo sino solo las miradas hacia otro lado. Demuestra la sensibilidad suya y su ojo previsor. Todo pudo evitarse. Ellas estarían vivas
El contexto del tema es extenso donde incluye «Estado» (funcionarios), familia y sociedad, cada sector con su rol desempeñamos una responsabilidad. Gracias por el análisis, muy oportuna y concreta la acotación. Saludos.
Gracias por tu comentario Fredy, todos somos responsables, por ello lo lamentable de esta caso; la misma comunidad rechazando a estos niños y adolescentes.
Elvira nuestro estado tiene una gran deuda con la historia y con la población; si a lo que describes le sumamos las 51,110 niñas que han sido embarazadas víctimas de violencia sexual en los primeros, dato hecho público por las integrantes de Observatorio de Salud Reproductiva (OSAR), y las terribles cifras de desnutrición nos deja entrever que hace falta que todos nos unamos para cambiar esas terribles realidades; sin embargo las maquiavélicas estrategias de los que mueven los hilos del poder nos mantienen divididos y confrontados, atomizando los esfuerzos y haciendo posible se perpetúe el status quo y los males se perpetúen y empeoren…
Gracias por tu comentario Ludwig y claro que estoy de acuerdo; los índices de desarrollo social y humano de Guatemala son alarmantes, y aunque el esfuerzo debe ser de todos, lo esencial es transformar el Estado desde su estructura para que las grandes mayorías sean beneficiadas y cesen los privilegios de una élite económica en acuerdo con políticos corruptos que han desmantelado al Estado y perjudicando por años al país.
El Estado pertenece a una cúpula criminal, la misma que permite asesinar, agredir y matara a la niñez y adolescencia. Un Estado sin políticas de prevención seguira perdiendo sus mejores hombres y mujeres. Gracias por la reflexión, necesaria para recuperar el país, sin duda debemos trabajar para que los 158 diputados trabajen en beneficio de las mayorias.
Gracias por tu comentario Hector, y sí es un Estado criminal, que no solo abandona a la población más vulnerable, sino asesina a sus líderes en complicidad y para beneficio de esa élite económica que no quiere perder un ápice de sus privilegios.
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