Posición «yo estoy bien, tú estás mal» (+/-)

Luis Melgar Carrillo | Política y sociedad / NUESTROS HIJOS

Las personas que tienen como etiqueta esta posición, son aquellas que tienen una buena imagen de sí mismas, pero encasillan a los otros como de menor valor. Personas así, llegan a mirar con desprecio a los demás. Tienen la tendencia a buscar y tratar de encontrar faltas o defectos en ellos, a los que califican como inferiores. Es una posición relativamente arrogante. El arrogante se proyecta como poco comunicativo, altivo y desconfiado. En palabras del doctor Erick Berne, esta posición se puede comparar con el equivale a pensar: «Yo soy un príncipe, tú eres una rana».

Las personas con este tipo de mandatos piensan que siempre tienen la razón, por lo cual no aceptan retroalimentación y, por lo mismo, tampoco tienen autocrítica. Creen que cuando le sugieren cambios, quienes les presentan las propuestas, no tienen la capacidad ni el criterio para hacerlo. Cuando se presentan problemas, siempre piensan que la culpa es de los demás. En general, tienen la tendencia a querer dominar. Son personas que frecuentemente critican y suelen dar caricias negativas, tanto condicionales como incondicionales y en ocasiones pueden llegar a ser crueles.

Una persona con una posición (+/-) muy rara vez emite caricias positivas. Cuando lo hace, generalmente no son percibidas como genuinas. En gran cantidad de casos, quien las recibe, percibe que se trata de adulaciones, con algún propósito ulterior. Por lo mismo no son aceptadas. Como decía Cantinflas, «son palabras más falsas que una moneda de cuero». Esa es otra de las razones por las cuales muy rara vez este tipo de personas tienen carisma o liderazgo natural.

Cuando protegen a los otros, suelen justificar sus acciones considerándose como sus salvadores, lo hacen bajo la perspectiva de que piensan que los demás son inferiores y que necesitan de un héroe que se compadezca de ellos.

Una manera por la cual un adulto llega a tener una etiqueta de superioridad, es por el error de los padres al darle mandatos en su niñez que lo sobrecalifican, en paralelo a críticas acerca de las otras personas. Cuando los padres los comparan con otros niños, y el resultado de la comparación es demeritar a los demás, poco a poco el pequeño se va formando tanto un concepto de sí mismo, como de los otros.

Otra causa por la cual un infante llega a tener este tipo de posición existencial, es el resultado de haber recibido en la primera infancia excesivas críticas, descalificaciones, malos tratos, golpes y amenazas. Cada experiencia traumática de este tipo induce a que el infante se coloque en una situación de minusvalía originada por su angustia. En algún punto de su derrota, ese infante toma la decisión psicológica de identificarse con el agresor.

Cuando un pequeño es maltratado, se refugia en sí mismo y después de alguna paliza o escarnio puede llegar a pensar: «Algún día me voy a vengar». Esa decisión es un oasis que le permite reivindicar su propio valor. Es un sentimiento que le proporciona alguna esperanza.

Muchos de los asesinos seriales de mujeres han declarado, antes de ser ejecutados en la silla eléctrica, que el origen de su odio acumulado fue el trato recibido de su madre en sus primeros años. Cuando uno de estos asesinos mata a las mujeres, es porque ha estado tratando de cobrar venganza sobre ellas, a las cuales identifica con su madre.

La persona con una posición (+/-) tiene tendencia a considerarse indispensable. En general, nunca se siente derrotada. Cuando ha adoptado el papel de aquellos que lo agredieron de pequeño, al actuar como actuaron con él mismo, se siente con el derecho a despreciar o agredir a las otras personas. Es una perspectiva que se basa en el sentimiento de considerarse superior a ellos.

El sentimiento de superioridad se puede acompañar de una tendencia a tratar de pelear con los otros, a los cuales siempre quiere dominar. En su adolescencia, este tipo de personas suelen ejercitarse mediante artes marciales o fisicoculturismo, para aumentar su capacidad de derrotar a sus adversarios. En un extremo, aprenden a manejar armas, con las cuales puedan llegar a someter a sus rivales.

Cuando tienen una posición de autoridad, es probable que traten de comenzar a librarse de aquellos que desde su perspectiva se les oponen. Los demás, poco a poco, perciben el poco aprecio que les demuestra quien se siente superior. A nadie le gusta que lo consideren inferior y por lo mismo tratan de evitar ese tipo de asociaciones. Generalmente ese tipo de personas terminan solas.

Unas veces, la soledad es consecuencia de que los demás decidan no continuar la relación con el prepotente. En otros casos, la soledad también puede ser consecuencia de la decisión de quien se siente superior, al tratar de librarse de aquellos que considera inferiores.

Este tipo de sentimientos sobre sí mismo, en relación a los demás, puede conducir a una posición paranoide. La paranoia, como patología, es una posición extrema de esta posición prepotente. El paranoico se siente perseguido. Sus etiquetas lo inducen a actuar con desconfianza hacia los otros. Inicialmente, la persona con tendencia paranoica comienza a pensar que las personas con las que se rodea le hacen daño o que se lo podrían llegar a hacer. Por pensar que los otros están mal, puede caer en el delirio de llegar a creer que los otros lo ven mal a él.

Quien piensa así puede llegar a creer que los otros tienen la culpa de sus problemas. La posición paranoide conduce a creer que las otras personas tienen la tendencia a querer perjudicarlos. Pueden llegar a creer que si no fuera por los demás todo estaría mejor, que las cosas salen mal debido a la influencia negativa de los demás. En un extremo, se pueden llegar visualizar a sí mismos como víctimas.

Por todo lo anterior, se puede concluir que esta posición existencial perjudica, más que beneficia a quien la presenta. Por tal razón, los padres deben tener mucho cuidado al emitir caricias positivas para sus hijitos, tratando de evitar las comparaciones. Estas comparaciones pueden conducir a que los pequeños perciban a los demás como personas que están mal. La otra situación que deben evitar es hacer críticas destructivas, burlas, escarnio y, en general, emitir opiniones que descalifiquen a otros.


Fotografía tomada de La Opinión.

Luis Melgar Carrillo

Ingeniero Industrial, Colombia 1972. Máster en Administración de Empresas, INCAE 1976. Autor de 9 libros (tres aparecen en Google). Autor de 50 artículos (24 en gAZeta, Guatemala 2018; 20 en revista Gerencia, Guatemala 1994-95). Director de Capacitación (Asociación de Azucareros de Guatemala). Director de Recursos Humanos (Polymer-Guatemala). Excatedrático en universidades de Costa Rica, Guatemala y Tepic, México. Residencia en Tepic.

Nuestros hijos

7 Commentarios

Julian 24/10/2018

Interesante artículo!

    Luis Melgar Carrillo 24/10/2018

    Estimado Julián. Muchas gracias por su comentario. Vamos a conformar una mejor Guatemala, si en los hogares se comienzan a implementar puntos de vista diferentes. Traer hijos al mundo es una responsabilidad para la cual muchos no hemos sido preparados. Por esa razón se proyectan a la sociedad tanto desastres. Los niños agredidos en su primera infancia, se pueden se volver sumisos o agresores. Ambas respuestas no benefician a los adultos que han guardado ese tipo de dolores desde su niñez. Algo tenemos que hacer cada uno de los que tomamos conciencia, para que ese estado de cosas cambien para bien.

Federico 23/10/2018

Excelente artículo. Muchas gracias.

    Luis Melgar Carrillo 24/10/2018

    Estimado Federico: Muchas gracias por su comentario. me confundí cuando le di una segunda respuesta a Arturo Ponce, con la intención de dársela a usted, pero se la voy a repetir:
    Personalmente creo que el gran problema de violencia en Guatemala, tiene su origen en la violencia doméstica que vivieron en sus hogares los pequeños. Al crecer con cicatrices en el corazón, ya de adultos, proyectan sus dolores agrediendo a otros ciudadanos. Se debe comenzar por el hogar. Son muchos los padres alcoholicos que agreden a sus hijitos. Por lo mismo las autoridades de educación deben tomar conciencia para tratar de reeducar a los estudiantes para tratar de que no repitan estas dolorosas experiencias. Lo anterir significa incrementar sus programas de educación incorporándoles este tipo de conceptos.

arturo ponce 23/10/2018

EXCELENTE ARTÍCULO, MUY CONSTRUCTIVO Y REAL. MUCHAS GRACIAS.

    Luis Melgar Carrillo 23/10/2018

    Estimad Arturo: Muchas gracias por su comentario. Yo espero de esta serie de textos que los padres de los pequeñitos, cuenten con información adicional, que les pueda servir para guiarlos en su proceso de educación. Si estos escritos les facilitan una luz más y la implementan, probablemente en el futuro vamos a tener mejores ciudadanos.. Cordialmente, Luis

    Luis Raúl Melgar Carrillo 24/10/2018

    Estimado Arturo: Muchas gracias por su comentario. Personalmente creo que el gran problema de violencia en Guatemala, tiene su origen en la violencia doméstica que vivieron en sus hogares los pequeños. Al crecer con cicatrices en el corazón, ya de adultos, proyectan sus dolores agrediendo a otros ciudadanos. Se debe comenzar por el hogar. Son muchos los padres alcoholicos que agreden a sus hijitos. Por lo mismo las autoridades de educación deben tomar conciencia para tratar de reeducar a los estudiantes para que no repitan estas dolorosas experiencias.

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