Fernando González Davison | Política y sociedad / DING DONG
En la segunda mitad del siglo XX, observamos las fuerzas del comunismo y del capitalismo trabadas en una guerra por la supremacía ideológica, casi como dos religiones, al decir de Yuval Noah Harari en su libro Sapiens, una breve historia de la humanidad, que recomiendo para el debate. El capitalismo creó sus propios rituales en las bolsas de valores de Occidente y otros países, formando la cruzada anticomunista. Y los comunistas activaron a sus teólogos en la academia, mientras los comisarios dictaminaban quiénes eran herejes y difundían sus ideas como la salvación de los oprimidos del mundo en la lucha de clases. Ambas ideologías tuvieron mártires y fomentaron la violencia en lo que cada una creía que era la lucha por el bien de la humanidad contra el mal que era la otra parte.
¿De dónde vino tal dualidad absurda? Resulta que luego del animismo en los albores de la historia, el hombre concibió a Dios como ente creador de todas las cosas, pero al ver los desastres naturales, las guerras y tragedias bíblicas, se preguntó cómo era posible que Dios fuera tan terrible y los permitiera. Algunos como Zoroastro, mil años antes de Cristo, respondieron que lo que se libraba en este mundo era una batalla entre el bien y el mal que la produce el demonio, dando origen a las las religiones dualistas. Y tuvieron fuerza en Medio Oriente y parte del Imperio romano, incluso en el judaísmo. Cuando Constantino hizo oficial al cristianismo como la religión del Imperio este absorbió ese dualismo.
La división entre católicos y protestantes tuvo su tregua en la Guerra Fría, a partir de 1947, y se unieron contra el mal, que para el capitalismo y sus acólitos era el comunismo. Y suscribieron la cruzada para extirparlo, como señaló en su momento el pastor Billy Graham en los años cincuenta, junto con los líderes presbiterianos Allen y John Foster Dulles. A esa cruzada contra el mal comunista se unió la Iglesia católica por vía del prominente cardenal Spelmann de Nueva York, que tenía el poder monetario y político para coordinar a los curas que apoyaban a Franco (seguidor de Hitler y Mussolini) en contra de la izquierda socialdemócrata, trotskista, comunista, anarquista.
Zoroastro (o Zaratrusta) dijo que la lucha ente el bien y el mal era la pugna de Mazda contra Agra, pero sacó de contexto a Dios si lo puede todo. Algunos dijeron que el hombre, con su libre albedrío, podía escoger entre el bien y el mal. Pero, ¿cómo permitía el mal si Él lo había creado todo? De ahí que fuera absurda la idea de ángeles que estaban de uno y otro bando, como si Dios los necesitara para vencer al mal. Toda una paradoja, no solo para cristianos sino también para judíos y musulmanes que tienen ese dualismo en su credo: la guerra entre el bien y el mal. Qué odios tan belicistas infunden esas tres las religiones en un choque de civilizaciones. Choque que viene de siglos, desde que el papado organizó varias cruzadas para recuperar el Santo Sepulcro tomado por Mahoma. Los musulmanes se dividieron entre chiítas y sunitas, creyendo que libraban la batalla por el bien contra el mal con ánimos dogmáticos intolerantes, como Lutero contra los católicos romanos en el siglo XV. Todos tienen ángeles, santos y querubines que, según sus religiosos, apoyaban a Dios contra los ángeles caídos del demonio en esa guerra entre el bien y el mal. Terminada la Guerra Fría en 1991, el dualismo pareció un sinsentido. Empero, Medio Oriente entró en una espiral bélica distinta que podría llevarnos al apocalipsis sin ninguna razón o explicación religiosa, en lo que Harari llama con humildad la ignorancia del Homo sapiens, que no conoce su destino ni futuro. Pero, con o sin dualismo, todos sabemos que lo que gobierna al mundo ahora entre los grandes y pequeños estados es del lado oscuro del dinero, que corrompe los valores, los lazos comunales, éticos y las funciones mismas del Estado, Mientras, un giro extremista de esas religiones podría producir la chispa para que un impresentable supremático como Trump haga arder nuestra amada tierra.
Fernando González Davison

(1948) Escritor, internacionalista y exdiplomático guatemalteco.
0 Commentarios
Dejar un comentario