Ya sé, esta es una sección sobre política, no sobre literatura. Pero, ¿qué sucede cuando un o una poeta decide hacer de su vida un acto político? Ese es el caso de nuestra excelente poeta Claribel Alegría, ayer muerta en Nicaragua. Claribel, llegó a la conclusión hace años de que de nada sirve la poesía si no está del lado de los que sufren, de esos menos privilegiados de la Tierra. Y su vida la dedicó a luchar en contra de la injusticia. Me consta pues la conocí personalmente, y me consta que su vida fue un ejemplo, un muelle donde atracar los barcos de los que andamos por el mundo denunciando la corrupción y la iniquidad.
Claribel fue amiga de los que estaban con los pobres. Fue muy amiga de Tomás Borge hasta que este se derrumbó ante el poder, ante la corrupción, de Benedetti, del gran Galeano.
Y es que nuestra poeta tenía el corazón del lado izquierdo, como diría el gran Neruda.
Una vez en una entrevista dijo que no sabía si su poesía era política, que ella escribía por amor a su país. Es cierto, escribía poesía amorosa, pero todos sabemos que la política es un acto de amor, de amor por los marginados, por los que sufren, por los niños que tienen hambre en un mundo lleno de alimentos, por todos aquellos que sufren día a día la discriminación por razones de raza o de género.
Ella amó, sí claro, amó todo aquello que representaba belleza y armonía en este mundo dividido y diverso.
Y lo mejor es que lo hizo con una gran alegría, haciendo honor a su apellido, su risa iluminará cada rincón del planeta, cada lucha por la justicia, cada esquina de este mundo extraño y redondo. Ella sabía lo que era amar, por eso escribía poesía política y por eso tenía el corazón en su sitio correcto.
Rito incumplido
Dicen que la muerte es solitaria
que nos morimos solos
aunque estemos rodeados de aquellos que nos aman
pero tú me llamaste
y yo no estuve:
no te cerré los ojos
no te besé la frente
no te ayudé a pasar
al otro lado
estuve lejos
lejos de ti que me alumbraste
me nutriste
educaste mis alas.
No cumplí con el rito
estuve lejos
lejos
y ese es el sollozo que me arrebata en olas
en cúpulas
en grutas
y no puede salir
y me persigue en sueños
y me ahoga.
Perdóname/libérame
necesito aullar
batir tambores
un golpe en la cerviz
un estallido
para arrancar de cuajo este sollozo
y no invocarte más
en desolados
versos.
Epílogo
…existen los barrotes
nos rodean
también existe el catre
y sus ángulos duros
y el poema río
que nos sostiene a todos
y es tan substantivo
como el catre
el poema que todos escribimos
con lágrimas
y uñas
y carbón.
Luz Lescure

Poeta, escritora y académica panameña. Licenciada en Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá, estudios de post-grado en la Universidad de Oxford, Inglaterra. Ha publicado los poemarios Volvería ser mujer, El árbol de las mil raíces, Añoranza animal, La quinta soledad y El mundo es un silencio. También los libros de relatos El obelisco de mi abuelo y La sonrisa de la primavera. Publicó La práctica diplomática, libro académico utilizado en universidades centroamericanas.
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